domingo, 1 de agosto de 2010

El que besa a tu hijo... endulza tu boca.

Otra de las famosas expresiones que nos decía nuestra bisabuela Sofía cuando eramos niños era: "El que besa a tu hijo... endulza tu boca". Era una expresión que nuestros ancestros utilizaban para decir que:" "El que recibe a tu hijo, el que lo quiere, el que lo aprecia, el que lo estima, el que lo trata bien, etc. es como si lo hiciera con uno mismo", por lo tanto, esa persona era muy apreciada y bien recibida por uno siempre.

Dios no está lejos de expresiones como esa, veamos: "Todos los que ABORRECEN A SION (entiéndase Israel), serán como la hierba de los tejados, que se seca antes de que crezca" (Salmo 129:4-5). Ciertamente, aquí Dios nos está diciendo la antitésis de lo que es amar a su pueblo. Pero, gramaticalmente, no decir algo es decir lo contrario. Si usted dice que una persona no es hombre, tiene que ser mujer. Si usted dice que no es de día, tiene que ser de noche, etc. Bueno, el punto importante es que para Dios todos los que amamos a Israel, a los israelitas, al pueblo elegido de Dios, es como que besaramos a su hijo, y por lo tanto, endulzamos su boca. Israel es para Dios como la niña de sus ojos, algo muy apreciado según sus mismas palabras(Zacarías 2:8). Por ello todo pueblo (que en el final de los tiempos según Apocalipsis serán todos) que esté en contra de Israel, será destruido por Dios (Zacarías 14:1-4).

Por eso mismo, es que debemos entre nuestras oraciones diarias interceder porque Dios traiga la paz a Israel, porque Dios proteja a todos los israelitas del mundo, al fin y a cabo, según dice SU palabra, también estaremos orando por nosotros mismos pues ahora de dos pueblos hizo uno, israelitas y gentiles ahora somos SU iglesia. Meditemos.

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