lunes, 2 de agosto de 2010

El Rey David, un hombre muy amado de Dios.

Cuando uno lee las escrituras en la parte legislativa del Antiguo Testamento, uno mira con gran pena lo difícil que era vivir agradando a Dios, debido a lo alto de los estatutos que le había puesto a su pueblo. Generalmente nosotros conocemos los 10 mandamientos principales, amar a Dios, amar al prójimo, honrar padre y madre, no matar, no robar, etc. pero los judíos tenían como estatuto de vida 613 leyes, de las cuales NI UNA SOLA podía ser quebrantada.

El quebrantamiento de algunas de esas leyes contraían como pena el ofrecer una paloma, o, un cordero como expiasión (o perdón) por el pecado. Pero, había pecados muy serios, los cuales se pagaban solamente con la muerte del individuo. Por ejemplo el asesinato a sangre fría y planificado (Génesis 9:6), otro más era el adulterio (Levítico 20:10). El Rey David es un ejemplo muy claro de desobediencia y de absolución de los pecados en el Antiguo Testamento, es un ejemplo de cómo, aún y cuando un hombre peque gravemente contra Dios, si su arrepentimiento es sincero, Dios lo absuelve y lo vuelve a bendecir. Mire los pecados de David: 1) Siendo Rey debía andar en la guerra y estaba en su casa descansando; 2) Se puso a fisgonear a una mujer que se estaba bañando inocentemente; 3) La codició; 4) Abusando de su poder de Rey, la obligó a venir a su lecho; 5) Prácticamente la violó; 6) Cometió adulterio, pues la mujer era casada; 7) Llamó al esposo que estaba cumpliendo su deber para emborracharlo delante de sus subditos; 8) Lo trató de engañar haciéndole creer que el hijo que venía era suyo porque la otra era su esposa; 9)Como no pudo engañarlo, lo envió a lo recio de la batalla para que muriera, 10) Ya muerto, mandó a llamar a la mujer y la tomó para sí. Todos éstos pecados eran graves, y David, tenía que morir por algunos de ellos (toda la historia la puede ver en 1era. Samuel 11).

Pero, cuando el profeta Natán lo confronta, David mira su pecado y se arrepiente de corazón, y Dios lo perdona. Dios lo perdona de tal manera que... aunque nos cueste creerlo, de esa mujer llamada Betsabé, nace el próximo hijo de David que sería el Rey de Israel a la muerte de éste, Salomón. La lección que nos deja ésto es: No hay pecado tan grande que Dios no nos pueda y no nos quiera perdonar, si nuestro arrepentimiento es sincero y cambiamos de actitud con respecto a ese pecado. Meditemos.

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