La antigua iglesia de Efeso fue fundada por el apóstol Pablo, consciente que por ello eran sus hijos espirituales, les escribe una carta en donde no solamente los enseña sino los exhorta a seguir adelante cada día, con el pensamiento de que siendo "escogidos" y "predestinados" por Dios, han recibido una "bendición espiritual" especial (ver Efesios 1:3-5).
Así, en el capítulo 6 por ejemplo les dice que tenemos que "obedecer" y "honrar" a los padres, siempre y cuando, sea en los caminos del Señor; nos llama a los padres, a no provacar a ira a los hijos; que como empleados sirvamos a los empleadores como sirviendo a Dios, y no a un hombre; nos exhorta a que si actuamos bien nos vendrá el bien; que contra las batallas nos vistamos con la armadura del evangelio; y, que entendamos que nuestra lucha: "NO es contra sangre y carne, sino contra principados y potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de éste siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales (no materiales, por ello no son ni de sangre ni de carne)" (ver versos 1-13).
La mentira, no es carne ni sangre; el engaño, no es carne ni sangre; la astucia, no es carne ni sangre; el abandono, no es carne ni sangre, por ello, es que usted no puede evitar que entren a su casa, pero sí puede evitar que lo atrapen si se viste con la armadura de Dios que es SU Palabra. Así, quizás haya un mentiroso en su casa, pero no será usted; quizás haya un engañador en su casa, pero no será usted; quizás haya un astuto en su casa, pero ese no será usted; quizás haya alguien que abandone sus obligaciones, pero no será usted. Pues esas son armas de los principados, de las potestades, de los gobernadores de las tinieblas, de huestes espirituales de maldad... de las cuales Dios nos protege porque no son ni carne ni sangre. Meditemos.
viernes, 27 de agosto de 2010
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