lunes, 31 de mayo de 2010

Preguntas 1,2 y 3. Respuestas 3,2 y 1.

Siguiendo con el mensaje de ayer, podemos ver en Mateo 24:3 que los cuatro discípulos que mencionamos (Juan, Jacobo, Andrés y Pedro) le hacen al Señor Jesús, ante sus declaraciones del templo, anciosamente, tres preguntas.

Uno por lógica piensa, las preguntas son 1, 2 y 3 por lo tanto las respuestas serán 1, 2 y 3. Pero si analizamos bien TODO el contexto y los evangelios de Marcos y Lucas (aunque en éste último solamente vemos dos preguntas), veremos que la intención del Señor Jesús NUNCA fue responder las preguntas en ese mismo orden. Veamos, primer pregunta: Señor ¿Cuándo serán éstas cosas? ¿Cuáles cosas? Pues, sencillamente las que Jesús acaba de decirles con respecto a que todos los edificios del templo serían destruidos, y que no quedaría de ellos piedra sobre piedra (verso 2 de Mateo; Marcos 13:2, y Lucas 21:6). Pregunta dos: Señor ¿Qué señal habrá de tu venida? ¿A qué venida se referían los discípulos, si Jesús ya estaba entre ellos?. Pues a su venida gloriosa, a lo que nosotros conocemos como su "segunda" venida. Y, por fin, la tercera pregunta: Señor ¿Qué señal habrá del fin del siglo?

¿A qué siglo se refería la tercera pregunta? ¿Acaso se referían a los primeros cien años del cristianismo? o ¿Acaso se referían a otro tema? Mañana, si Dios nos lo permite veremos las respuestas, pero por hoy basta con saber que cuando los discípulos preguntaron acera del fin del siglo, se refirieron para "fin" con la palabra "Suntelea" que significa "consumación o término" (Mateo 24:4); mientras que cuando Jesús les responde utiliza otra palabra, "Telos" (Mateo 24:6), que era la palabra que se utilizaba en los teatros griegos para "indicar" que terminaba un acto pero que iniciaba otro, pues la obra continuaba, de allí el término: Que suban el telón, que bajen el telón. Meditemos.

domingo, 30 de mayo de 2010

La Palabra de Dios debemos estudiarla, no leerla.

Hay entre los creyentes un dicho muy común, que de tan común que es, no se toma en cuenta cuando estudiamos la Palabra de Dios, dice así: "No se debe sacar un texto de su contexto, pues lo que se hace es buscar un pretexto". Lo decimos mucho, pero lo aplicamos poco. Nos explicamos.

Hay temas que son candentes entre la iglesia, que si podemos imponer manos a todos o no; que si la salvación se pierde o no; que si el pecado de Adán y Eva fue sexual o no; etc. Mientras nosotros sigamos "leyendo" la Biblia, seguiremos con esas discusiones innecesarias. Cuando la "estudiemos", entonces el Espíritu de Dios descenderá sobre nosotros y nos dará la luz que necesitamos. No queremos dar la impresión de que lo vivimos constantente, pero por su gracia lo hemos visto esporádicamente en nuestros estudios. Por ejemplo: En Mateo 24, el famoso capítulo en donde Jesús les enseña a sus discípulos cómo será el fin, qué señal habrá de su venida, y, qué señal habrá del fin del siglo. Todo aquél que "lee" esa porción, cree que allí, máxime que iban saliendo del Templo, estaban TODOS los discípulos del Señor. Pero, todo aquél que "estudia" la escritura en su conjunto, se da cuenta que no es así.

Ese mismo pasaje lo explica Marcos en el capítulo 13 y verso 3, y él nos da la luz de cuáles discípulos oyeron los acontecimientos del fin: " Y se sentó (Jesús) en el monte de los Olivos, y PEDRO, ANDRES, JACOBO Y JUAN... LE PREGUNTARON APARTE". Lo ve, no fueron los doce discípulos los que oyeron los acontecimientos del fin, solamente fueron cuatro, que se lo preguntaron APARTE. Ahora entendemos el por qué, cuando necesitamos explicaciones acerca del final de los tiempos, los mejores exponentes en sus epístolas son entre otros Pedro y Juan. Casualmente, y, como anécdota si usted lee Mateo 10:1-4 verá que éstos discípulos eran dos parejas de hermanos. Meditemos.

sábado, 29 de mayo de 2010

Los 8 "ayes o lamentos" de Mateo 23.

En el capítulo 23 de Mateo podemos leer que Jesús, luego de haber sido confrontado con los saduceos y luego por los fariseos, EL los confronta a ellos. Los confronta con 8 "ayes o lamentos".

Verso 13: Ay de vosotros que "cerráis" el reino de los cielos; verso 14: Ay de vosotros que "devoráis las casas de las viudas: verso 15: Ay de vosotros que hacéis "dos veces hijo del infierno" a un prosélito; verso 16: Ay de vosotros "guías ciegos"; verso 23: Ay de vosotros que dejáis a un lado "la justicia, la misericordia y la fe"; verso 25: Ay de vosotros "que limpías lo de fuera"; verso 27: Ay de vosotros "sepulcros blanqueados"; y por último del verso 29 al 33 les dice: Ay de vosotros "que dais testimonio contra vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas" ¡Serpientes, generación de víboras! No sé si usted alcanza a ver la magnitud de las palabras de Jesús, pues son serios señalamientos si se los dijera a cualquier pecador. Pero alcanzan grado de "magnicidio" cuando usted mira que se las dijo a "los hombres más entendidos en los asuntos religiosos de un pueblo". No se las dijo a néofitos sino se las dijo a los que se supone eran los que ¡debían y tenían que conocer los asuntos de los cielos, para poder guíar a otros! ESO ES LO GRAVE.

La lección que aquí nos estaba dejando Jesús es simple: NO ENTRAN AL CIELO, NI SON DEL CIELO LOS RELIGIOSOS. Entran al cielo los que tienen una RELACION INTIMA, DIARIA, Y PERSONAL CON EL. No se trata de hacer obras para que todo mundo las mire y luego a usted lo admiren, se trata de hacer justicia, de hacer misericordia, y de vivir por la fe en EL. No podemos depender de una organización, no podemos depender de un líder, no podemos depender ni siquiera de las normas que nos imponga una congregación, dependemos de EL únicamene, Meditemos.

viernes, 28 de mayo de 2010

El motivo tiene que ser sano.

Un día se acercaron los "saduceos" a Jesús, que no creían en la resurrección de los muertos, y le preguntaron: "Señor había siete hermanos de los cuales cada uno fue muriendo sin dejar descendencia, por ello la mujer del primero estuvo con todos, el día de la resurrección ¿De quién de ellos será esposa?". Jesús vino y los avergonzó diciéndoles: "Erráis, ignorando las escrituras" (Mateo 22:23-29).

Para nosotros esa no es una respuesta de deshonra, pero para ellos sí lo era, pues se supone que eran entendidos en la ley. Pero la otra cara del orgullo fue cuando los "fariseos" se enteraron del hecho, pues creyendo tomar supremacía sobre sus eternos rivales, le preguntaron a Jesús, ésto con la intención de demostrar que ellos sí conocían la ley, Señor: "¿Cuál es el gran mandamiento?. La escritura nos dice que el motivo de ellos era tan perverso como el de los saduceos (verso 35). Luego de decirles el Señor que "amar a Dios y al prójimo" son el gran mandamiento. Nos narra que Jesús les hizo una pregunta a ambos grupos, la cuál nadie podía responder, por lo que todos salieron avergonzados (verso 46).

Quizás la lección sea, que cuando estudiemos la escritura o cuando tengamos una duda, ésta sea por los motivos correctos. Que cuando escudriñemos la escritura y los negocios del Señor, no sea por motivos personales, por sobresalir, por demostrar a otros que tenemos la mejor o mayor revelación de las mismas, sino para conocer la escencia misma de Dios, para tener mayor intimidad con él, para poder instruir a los que están bajo nuestra cobertura, y, si alguien no entiende tanto como nosotros poder mostrar lo que nosotros por misericordia sí conocemos. Que podamos demsotrar con hechos, que nuestro motivo de buscar al Señor a sido sano y no con intenciones ocultas. Meditemos.

jueves, 27 de mayo de 2010

El denario igual a la salvación.

El denario era la medida de dinero más común en el tiempo de Jesús, y correspondía al salario mínimo diario de ésa época. Recordemos que en esos días, cuando la revolución industrial no había nacido, la paga de los obreros era por día, fue, precisamente la revolución industrial la que determinó el salario semanal, quincenal ó mensual de un obrero.

En Mateo 20 leemos acerca de una parábola que se gesta alrededor de ese famoso "denario ó salario diario". Aquí, vemos cómo, Jesús nos ilustra acerca del "salario" que EL ofrece a los que le siguen, no importando si le siguen desde niños o desde grandes, el salario a recibir es igual "la salvación o entrada al reino de los cielos". En los tiempos en que se está durante la parábola, el día se dividía en 12 horas de trabajo iniciando la hora 1 a las 6 de la mañana, de esa cuenta podemos deducir que los primeros trabajadores llegaron a las 9 de la mañana (hora tercera); otros a las 12 (hora sexta); otros a las 3 de la tarde (hora novena); y los últimos llegaron a las 5 de la tarde (hora undécima), pero todos recibieron un denario, el mismo salario, la misma salvación.

¿Qué implica esto? Pues que hay personas que recibieron al Señor en una escuela dominical cuando tenían 7 ú 8 años (hora tercera); otros lo recibieron cuando tenían 15 ó 20 (hora sexta); otros cuando teníamos 30 ó 40 (hora novena); otros lo recibieron cuando estaban en su lecho de enfermos antes de morir (hora undécima), pero el salario ofrecido era el mismo... la salvación. Y que por ello no debemos de tener envidia los que recibimos al Señor durante los años de nuestra juventud, para con los que vivieron desordenamente casi toda su vida, y ahora, entran al reino de los cielos con y como nosotros. Pero, surge la pregunta del millón ¿Y entonces, qué con los galardones? Ah, esos vienen por la "calidad" de servicio que dimos. De lo contrario, Pablo y el ladrón de la cruz estarían en el mismo lugar en los cielos, y sabemos que esas, NO fueron las promesas que Jesús nos diera.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Mujer, no sabes lo que pides.

¿Qué madre no desea lo mejor para sus hijos? Si usted encuentra una que no sea así, seguramente la descalificaría como madre. Uno de los mayores sufrimientos de cualquier mujer honesta (en el sentido de decir la verdad) es saber que es estéril. De hecho, desde la antiguedad se muestra el sufrimiento de las mujeres que no podían tener hijos. Al menos así lo vemos desde las raíces mismas de la iglesia en tres mujeres estériles, Sara, Rebeca y Raquel.

Una madre, la esposa de Zebedeo, cuyos hijos eran seguidores del Señor, Jacobo y Juan (Mateo 10:2). Se acercó un día en secreto a Jesús y le hizo la siguiente petición: Señor, "ordena" que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a la derecha, y el otro a tu izquierda (Mateo 20:20-22). Siendo ellos, especialmente Juan, el gran apóstol del amor, la madre pensó que la respuesta sería positiva. Sin embargo, la respuesta del Señor la dejó de helada. "Mujer, NO sabes lo que pides". Por la mente de la mujer pasó seguramente la idea de: "¿Cómo no voy a saber lo que quiero para mis dos hijos? ¿Acaso no será EL el que esté sentado en el trono, y los más fieles a su lado? ¿Acaso, el dejar su casa, su familia, sus bienes, no acredita a mis hijos a ser los mayores en el reino? Mil ideas pasaron por la mente de la mujer, menos la indicada. Pero cuando vemos lo que Jesús mismo dijo acerca de cómo sería su reinado, y qué pasaría en él, entonces entendemos la respuesta de Jesús. La mujer efectivamente... NO sabía lo que estaba pidiendo.

En Mateo 25:31-33 dice que: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y se siente en su trono de gloria... pondrá a las ovejas del lado derecho, pero a las cabras del lado izquierdo. En otras palabras, la madre misma le estaba pidiendo a Jesús que uno de sus amados hijos se fuera al fuego eterno. Por ello Jesús le dijo: "Mujer, NO sabes lo que pides". Conclusión: Cuando pidamos a Dios algo, no pidamos según nuestra creencia, no pidamos lo que queremos, no pidamos lo que creemos necesitar. Pidamos lo que según su santa voluntad es lo mejor para nosotros, o para quien estamos intercediendo. ¿No será acaso, esa la razón por la cuál El no siempre nos responde inmediatamente? Meditemos.

martes, 25 de mayo de 2010

¿Quién será el mayor?

Cuando una nación está en época de elecciones usted siempre mira al candidato que sea, rodeado de personas, casi siempre las mismas personas. En su imaginación usted ya sabe que, si ese candidato llega a ganar las elecciones, esas personas que le rodearon durante la campaña serán el próximo vice-presidente, el próximo ministro, el próximo jefe del parlamento o del congreso. Ahora bien, si ése es el pensamiento suyo, imagínese lo que piensan las personas que están al lado del candidato... ¡Lo mismo!

Esto es una idea que ha venido desde tiempos inmemoriales, tan inmemoriales, que hasta los doce apóstoles lo creían. Señor, preguntaron en cierta ocasión: ¿Cuando tú te vayas, quién será el mayor de nosotros? Si usted sólo mira el pasaje de Mateo 18, usted cree que esa pregunta la hicieron en un momento sin importancia. Pero, si mira el mismo pasaje en Lucas 22, usted mirará que la premisa con la que iniciamos el mensaje de hoy, es literalmente cierta. ELLOS YA SE SENTIAN LOS MINISTROS Y LOS GOBERNADORES DE ISRAEL. En Mateo solamente vemos una pregunta en el horizonte; en Lucas, vemos que la hacen inmediatamente después que Jesús les acaba de decir que EL "tiene" que partir. Eso, cambia la intención de la pregunta, pues nos muestra lo que había en el corazón de los hombres más cercanos a Jesús. Simplemente NO HABIAN ENTENDIDO NADA, después de tres años y medio de caminar, comer, y dormir con el Hijo de Dios, simplemente no entendían nada. Y esos doce ignorantes de los verdaderos motivos de la venida del Señor, eran a los cuales les iba a poner sobres sus hombros el destino de la iglesia. ¿Y entonces?.

Hoy, muchos creyentes están siendo guiados a caminar bajo la misma lupa. Estamos viviendo tiempos peligrosos. La única manera que tenemos para no ser engañados como lo estaban los discípulos en ESE momento, es una relación personal, íntima, diaria, y sincera con Jesús. Solamente EL nos va a sacar de esa ignorancia de pensar que el sobresalir al lado del líder, el estar en toda actividad en la congregación, el organizar y prestar servicio en todo acto de la iglesia nos va a dar un lugar de honor con Dios. Jesús dijo en una ocasión: ¡En verdad os digo... que ya tuvieron su recompensa! La pregunta es ¿Nos conformamos con tan pequeña recompensa, o, aspiramos a los galardones que el cielo nos ofrece? Meditemos.

lunes, 24 de mayo de 2010

Un vellón no es lo mismo que una señal.

No es lo mismo pedirle al Señor un vellón acerca de si EL está o no está en un asunto, a pedirle una señal para que nos demuestre que EL es el Dios que dice ser. Son dos situaciones muy distintas, en la primera la persona quiere estar segura de si lo que siente, lo que dijo, o, lo que le dijeron "viene" de los cielos; en la segunda lo que se está questionando es a Dios mismo.

Acaso la situación de pedir un vellón para tener la paz de que lo que se ha oído o sentido viene de los cielos, es el caso de Gedeón en Jueces 6:36, cuando éste le pide al Señor que les muestre si los respalda o no. Y el segundo caso lo vemos en Mateo 16:1-4 cuando leemos:" Vinieron los fariseos y los saduceos a Jesús, PARA TENTARLE, y le pidieron les mostrase una SEÑAL del cielo. Más Jesús les dijo: La generación mala y adúltera demanda una señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás". Cuando Gedeón pidió un "vellón" Dios se lo concedió hasta dos veces. ¿Por qué? Porque su intención era buena, solamente quería la certeza de que con lo que haría lo estaría agradando y salvando muchas vidas. Cuando los religiosos le piden una "señal", Jesús los llama generación mala y adúltera. ¿Por qué? Porque estaban pidiendo algo, solamente para tentar a Dios no para agradarlo (verso 4).

Dios nunca se molestará con nosotros si nuestro deseo de un vellón es para seguridad de que lo que estamos haciendo o por hacer, lo va a agradar, y quizás, como en el caso de Gedeón hasta salve vidas. Pero sí lo vamos a lastimar y mucho, si lo que hacemos es pedirle pruebas o señales de que EL es el Dios que dice ser. Meditemos.

domingo, 23 de mayo de 2010

Pero éste género no sale sino con oración y ayuno.

Otro punto de controversia que existe entre los creyentes, es el famoso ayuno. Cuántos creyentes no son inducidos a ayunar por ésto y por lo otro, sin una dirección idónea. El ayuno que el Señor nos dió NO es una fórmula mágica para solucionar problemas. Veamos.

En cierta ocasión dice la escritura que vino a Jesús un hombre con la siguiente queja: "Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero NO le han podido sanar". Y sigue diciendo la historia: "Y respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y por supuesto nos cuenta la historia que el hijo fue sanado, pero luego viniéndo los discípulos a Jesús aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros NO pudimos echarlo fuera? Jesús les respondió: "Por vuestra poca fe"... pero éste GENERO no sale sino con oración y ayuno" (Mateo 17:15-21). ¿Cuál género? Bueno, iniciemos por decir que la palabra "género" que Jesús utilizó fue la palabra "genos", cuyo significado es: reino, nación, generación. La pregunta obligada entonces es: ¿Qué es una generación, un reino, una nación... el hecho o acto de expulsar demonios, o, la fe? Pues la fe. Todos los creyentes somos parte de la familia de la fe, no de la familia que saca chamucos.

No estamos diciendo ni predicando aquí: QUE EL AYUNO ES MALO. NO Y SIEMPRE NO. Lo que estamos diciendo es que el ayuno que Jesús estableció, NO ES UNA FORMULA MAGICA PARA SOLUCIONAR PROBLEMAS. El ayuno que Jesús estableció es PARA FORTALECER LA FE, es un medio de GRATITUD no un método para solucionar problemas. La prueba de ello es que Jesús ante el cuestionamiento de sus discípulos del por qué no pudieron sacar los demonios, NO les dice: Porque no ayunaron, sino les dice: POR VUESTRA POCA FE. Meditemos.

sábado, 22 de mayo de 2010

La muerte no es un tabú, es una realidad.

Para muchas personas hablar de la muerte les para los pelos, y hablarles de la muerte a los niños, es un tabú. Sin embargo, la gente se muere, lo entiendan o no lo entiendan niños o adultos, y luego, le están diciendo mentiras a los niños ¿Por qué? Por no prepararlos. Y los grandes, sufren depresiones, decepciones, largos lutos, etc. ¿Por qué? Por no prepararse.

Hace unos meses una hija, la esposa y "una persona X" soñaron la muerte de "X". Lo estaban tratando en secreto para analizar qué tan cierto podría llegar a ser, cuando la nieta escuchó y se puso triste. Vino "la persona X" y le dijo: ¡Qué alegre, beba, si es así me voy con Jesús y todas sus promesas que me hizo en la biblia se me van a cumplir! La reacción de la niña cambió, ahora ella habla de la muerte con "naturalidad", y en la escuela dominical le terminaron de enseñar que la muerte NO es el final de nada... sino más bien el principio de TODO. ¿No fue eso acaso lo que ofreció Jesús? EN LA CASA DE MI PADRE MUCHAS MORADAS HAY, SI ASÍ NO FUERA, ENTONCES YO OS LO DIRÍA, VOY PUES A PREPARAR LUGAR PARA VOSOTROS (Juan 14:2). Aquí, Jesús utilizó dos palabras difentes para CASA. Veamos, cuando dijo en la "casa" de mi padre utilizó "Oikía"... que quiere decir casa pero también "propiedad"; y cuando nos habló de "casas para nosotros" utilizó la palabra "Mome"... que significa casa pero también "mansión".

¿Qué nos estaba diciendo Jesús? ¡Que iba a la gran propiedad de su padre, a preparnos las mansiones que nos han ofrecido, y que si ésto no fuera cierto, El nos lo diría¡ Imagínese usted, que si cuando Jesús habló de la "gloria del más pequeño en el reino de los cielos, dijo: "es mayor que la de Juan el Bautista" cuya persona es de las más grandes aquí en la tierra. Cuando nos habla de las "mansiones celestiales que nos está preparando", simplemente OLVIDESE de las grandes mansiones de los Jeques, de los millonarios de aquí en la tierra... esas mansiones terrenales van a ser, algo así como las guardianías de nuestros empleados allá en los cielos. ¡Aleluya! de morirnos tenemos todos, pero el galardón no será el mismo, si aquí, no tomamos la decisión de seguirlo a EL (vea la historia del rico y de Lázaro en Lucas 16). Meditemos.

viernes, 21 de mayo de 2010

A las ovejas perdidas...

Muchas pero muchísimas personas creen hoy en día que pertenecer a una "congregación" los hace pertenecer a la "iglesia" de Dios. Lamentablemente NO necesariamente es así. No son pocos los que llegan a la congregación para saciar sus necesidades materiales antes que las espirituales. Si el deseo de una persona es saciar sus necesidades espirituales, entonces está asistiendo a la "congregación" y es parte de la "iglesia" de Dios, de lo contrario sólo llega por interéses vanos, y como dijera Pablo: "Por la comezón de oír", y ese, no es un motivo sano.

Jesús fue muy claro cuando dijo: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mateo 15:24). En la antiguedad, lo puede comprobar cualquier persona en las escrituras, SOLAMENTE los judíos podían ser salvos. ¿Por qué? Pues porque habían sido el "pueblo escogido". Pero, cuando vino Jesús hizo ver muy claro, que no sólo por el hecho de ser judío "ya se era salvo", en otras palabras: No por ser Judío (de la congregación) ya se era oveja (parte de la iglesia). Hoy, los escogidos son la iglesia, pero no por ser parte de una congregación usted o nosotros ya somos "ovejas". Preguntamos: ¿De qué le sirve a alguien estar en la congregación, si no está a gusto, si fue llevado a la fuerza, o, por compromiso? ¿De qué le sirve estar en la congregación si no es parte activa de la misma? ¿De qué le sirve estar en la congregación si está pensando que ya se perdió un negocio o su deporte favorito? ¿De qué le sirve estar en la congregación físicamente pero no estar en espíritu?. Simplemente, de nada.

Abraham, Isaac, Jacob, antes de ellos Noé, después de ellos los patriarcas ¿A qué congregación asistieron? ¡Y son parte de las ovejas! Los siete mil que Elías que asistía al templo no miraba ¿En dónde estaban? ¡Y son parte de la iglesia! Hoy, hay muchos que NO son parte de la congregación pero que SI son iglesia, y lamentablemente hay otros tantos, que asistiendo a la congregación se van a ir al infierno. Por la sencilla razón de que los motivos de unos y otros son totalmente diferentes.

jueves, 20 de mayo de 2010

Un hombre tenía dos HIJOS.

Jesús, después de hablarles a los publicanos y pecadores la parábola de la "oveja perdida", inmediatamente les habla de la parábola del hombre rico que tenía dos HIJOS. Nótese que los dos eran HIJOS, y que toda diferencia que se menciona durante el relato, es que uno era MENOR y el otro era MAYOR (Lucas 15:11-32).

El HIJO menor dispone pedir su parte de la herencia, y el padre se las reparte a los dos (verso 11). Este punto es importante pues más adelante se ven los celos del HIJO mayor, celos fuera de lugar puesto que cuando el padre recibe otra vez al HIJO le da lo que el mismo padre a producido, o sea que no era de la parte de la herencia del HIJO mayor. Continúa diciendo el relato que el HIJO menor se fue lejos y despilfarró su herencia, y pasaba hambre, cuando esto sucedió dijo: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi PADRE tienen más que yo!. Me levantaré e iré a la casa de mi PADRE (versos 13-18). Notemos que el HIJO nunca dejó de considerar al otro su PADRE. Y más adelante dice que fue y pidió perdón, y que su Padre lo recibió con éstas palabras: "Porque éste mi HIJO estaba muerto pero ha resucitado" (verso 24). Como podemos ver el padre NUNCA dejó de considerar al otro, por perdida que hubiera sido su vida, como su HIJO.

Moraleja o lección. Entre los que somos HIJOS de Dios algunos viven muy correctamente, otros no tanto, pero todos somos considerados HIJOS. La diferencia es que mientras que el que no vive ordenadamente pasa hambre, el otro come bien; mientras que uno pasa verguenzas y necesidades, el otro recibe honra continuamente; mientras unos no gozan de todos las comodidades de estar cobijado por el padre, los otros lo tienen todo. Pero, ambos so considerados HIJOS. Dios NUNCA deja de considerar a uno de los suyos como HIJO, no importa lo pueril que haya o esté viviendo. Aún estando lejos es llamada HIJO, lo único que es HIJO MENOR ya no digamos cuando esa persona regresa no solamente es llamada y considerada HIJO sino que se hace fiesta por él. Meditemos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Señor ¿Por qué les hablas por parábolas?

Los discípulos se dieron cuenta que Jesús con ellos hablaba claramente, pero había personas para las cuales no, a éstas les hablaba en sentido figurado, en lo que nosotros hemos llegado a conocer como parábolas. Una parábola es un una analogía de la verdad, pero, que a quien no se le explica queda confundido. Eso era lo que los discípulos no comprendían... Si Jesús decía que había venido por y para todos, entonces, ¿Cuál era el objeto de NO hablarles claramente a todos?

Si alguien en ésta vida conocía su misión o ministerio, ese era Jesús. Hubo un momento en el cuál los discípulos ya no soportaron la incógnita y se lo preguntaron. Señor ¿Por qué les hablas por parábolas?. Y la respuesta de Jesús seguramente les paró los pelos a los discípulos, y seguramente nos los para a nosotros también, he aquí el diálogo: "El, respondiéndoles, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, mas a ellos NO les es dado... Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden... Para que NO vean con los ojos, y NO se conviertan" (Mateo 13:11-15). Y algún observador dirá, pero aquí no dice específicamente: "Y NO se conviertan, sino sólo dice: Y se conviertan" (Mateo 13:15). Exacto, pero si usted estudia cómo lo explica Marcos en su capítulo 4 y verso 11, verá que dice explícitamente: "PARA QUE NO SE CONVIERTAN".

Jesús dijo muy claramente en dos ocasiones al menos, quiénes son las personas que van a lograr la salvación: Uno: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni NADIE las arrebata de mi mano. Mi Padre que me las dió, es mayor que todos, y NADIE me las puede arrebatar de las manos de mi Padre" (Juan 10:27-29). Y, dos: "NADIE conoce al Padre, sino el Hijo; y NADIE conoce al Hijo, sino el Padre... y aquél a quien el Hijo lo quiera REVELAR" (Mateo 11:27). Por palabras de Jesús como las anteriores, es que creemos y predicamos, que hay una predestinación, y que aquellos bienaventurados que son predestinados... no se perderán jamás. Ahora, a los otros... les habla por parábolas, simplemente, para que no entiendan. Meditemos.

martes, 18 de mayo de 2010

Salid de aquella casa o ciudad.

Cuando al principio de su ministerio Jesús estaba instruyendo a sus discípulos acerca de su papel en Israel, en la iglesia, y en el mundo cuando EL se fuera, una de las primeras instrucciones que les dió fue la siguiente: "Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad" (Mateo 10:112-15).

Cuando usted se mete de lleno con el Señor Jesucristo, cuando usted lo tiene como su prioridad, como su número uno, usted recibe tantos beneficios de EL que los quiere compartir con su familia, con sus amigos, con sus vecinos, y hasta con aquellos que no han sido sus más íntimos amigos. Pero, usted se topa con un muro, el muro de la cotidianidad, el muro de los afanes de éste mundo, el muro del enemigo de Dios, el muro de la indiferencia, y el muro más común de todos... la creencia de las personas de no necesitar a Dios porque ellas están bien. Es, hasta cuando llegan las penas, las angustias, las carestías, las enfermedades, y en casos extremos la muerte, cuando se dan cuenta que TODOS necesitamos a Jesús. Cuando nosotros hablamos de Jesús y no nos reciben las palabras, no nos están rechazando a nosotros lo están rechazando a EL. ¿Se van inmediatamente al infierno? NO. Jesús lo que dijo fue: "Y al entrar a la casa (individuo o ciudad) saludadla. Si la casa (individuo o ciudad) fuere digna, vuestra PAZ vendrá sobre ella, más si no lo fuere, vuestra PAZ se volverá a vosotros" (Mateo 10:12-13).

El oír de Jesús nos confronta con nosotros mismos, con nuestro actuar cotidiano, con nuestra forma de pensar, con nuestras costumbres, con nuestras tradiciones, con nuestra comodidad, por ello, cuando alquien viene y nos habla o nos toca esos temas nos toca lo que nos gusta o no nos gusta de nosotros, del mundo, o de lo espiritual, por ello es que tenemos que tomar una decisión. Si esa decisión es seguir oyendo, la paz de quien nos habla vendrá a nosotros, de lo contrario esa paz se irá con quien vino. Jesús en una ocasión dijo: "El reino de los cielos sufre violencia, pero sólo los valientes, lo arrebatan" (Mateo 11:12). ¿Somos nosotros de los valientes y tendremos paz; o somos cobardes, y como añadidura NO tendremos paz? Meditemos.

lunes, 17 de mayo de 2010

¿Se acabó la profecía?

Muchas personas (lamentablemente bastantes de ellas en la congregación) piensan que la profecía ya no existe más, que los profetas antiguos fueron los únicos que Dios autorizó. Que acaso, el último de ellos fue Juan el Bautista, puesto que Jesús mismo lo dijo: "Porque todos los profetas y la lay profetizaron HASTA Juan", al menos eso vemos en Mateo 11:13.

Pero si nosotros analizamos los otros evangelios veremos que en Lucas hay una explicación que nos aclara el panorama. ¿Acerca de que profetizaron Juan y los profetas?. Lucas 16:16 nos aclara: "La ley y los profetas eran HASTA Juan, desde entonces el REINO de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él". La ley, los profetas antiguos, y Juan el Bautista profetizaron HASTA "la venida del Señor", media vez se cumplió ya no había necesidad que ningún otro "anunciante" apareciera. Pero profecía y profetas sí, pues la profecía no sólo cubría la venida del Señor, sino cubría y cubre otros aspectos de la vida del creyente. La profecía y los profetas son necesarios para guiár al pueblo en los caminos que Dios quiere para Su pueblo, el Proverbio 29:18 nos dice: "Sin profecía el pueblo se desenfrena...".

Los profetas y la profecía acerca de los temas cotidianos de los creyentes aún se necesita, la prueba de ello es quizás muy contundente cuando vemos que Jesús dijo que la profecía y los profetas llegaron HASTA con Juan el Bautista, sin embargo, uno de los doce discípulos que él eligió, Felipe, tenía cuatro hijas que profetizaban ¿Entonces en qué quedamos? (Hechos 21:8-9) Quedamos, simplemente, en que la profecía y los profetas que "anunciaban" la venida del Señor llegaron o terminaron HASTA Juan el Bautista, pues ya cumplido el asunto ¿Para qué seguirlo anunciando?. Pero, las profecías y los profetas acerca de la vida y los problemas cotidianos del creyente sí hay necesidad de que alguien las anuncie. Meditemos.

domingo, 16 de mayo de 2010

Recompensas.

¿Qué sentido tendría vivir según todos los preceptos que Jesús nos pidió que guardáramos, si al final de la vida recibiéramos la misma recompensa que el ladrón de la cruz? ¿Qué sentido tendría vivir una vida de negaciones, abstenciones, santificada, si al final el galardón a recibir es el mismo que el de aquél que vivió desordenadamente su vida, pero en su lecho de enfermo se convirtió? Simplemente, ninguno.

Alguien pensará que todo galardón que Dios da es la "salvación", y que ese es el "famoso salario del denario" por el cual se pelearon los labradores de la parábola. Pero no, ciertamente la salvación ofrecida es la misma para todos, ciertamente el cielo ofrecido para todos es el mismo, pero, no en la misma dimensión. Pablo dice que estuvo en el "tercer" cielo, lo que implica que al menos hay otros dos (2da. Corintios 3:2). Toda la escritura está llena de las famosas "tríadas" o grupos de tres, que son un ejemplo de la posición que ocuparemos los creyentes en el cielo. El Tabernáculo tenía tres partes; el arca de Noé tenía tres pisos; la cúpula de la iglesia estaba formada por tres grupos; Israel tubo tres reyes principales, etc. Cada grupo representa un lugar en uno de los tres cielos. ¿Si no hay diferentes galardones en el cielo, entonces por qué Jesús dijo que en la casa de su padre habían muchas moradas y que El iba a preparnos una? ¿Si en el cielo no hay diferentes recompensas, entonces por qué Jesús dijo que el que dejara padre, madre, hermanos, casas, tierras, etc, recibiría "cien" veces más?

¿Si en el cielo no habrá diferentes recompensas, entonces por qué Jesús dijo: "El que recibe a un profeta, "recompensa" de profeta recibirá. El que recibe a un "justo", "recompensa" de justo recibirá. Y cualquiera que de un vaso de agua a un discípulo, no dejará de recibir su "recompensa"? (Mateo 10:40-42). ¿Por qué Jesús cuando se refiere a Juan el Bautista habla en términos de grandeza, y sin embargo dice que la "gloria" del "más pequeño" de entre los cielos, es "mayor" que la gloria de Juan aquí en la tierra? (Mateo 11:11)¿Si toda recompensa se recibirá aquí en ésta tierra, entonces, cuál es el objeto de hacer una cielo nuevo y una tierra nueva, cuando ésta sea destruida? (2da. Pedro 3:13 y Apoc. 21.1)). Meditemos.

sábado, 15 de mayo de 2010

Tus pecados te son perdonados.

Después que Jesús tuvo la experiencia de Gadara y que la gente le pidiera que se fuera de sus contornos, Jesús lo hizo. Se subió a la barca y se fue al otro lado de la ciudad (Mateo 9:1). Esa ciudad era Capernaum, si usted estudia el mismo pasaje en Marcos 2:1-12 lo verá.

La historia nos cuenta que unos amigos, cuatro para ser exactos, querían que Jesús sanara a su compañero, así que lo llevaron ante El pero como la fama ya era demasiada, había una multitud que no los dejaba entrar a la casa, por ello, decidieron levantar el techo de la casa y hacer descender a su amigo con camilla y todo. Sigue diciendo la historia que cuando Jesús vio la fe de ellos, le dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Estaban allí un grupo de fariseos, de esos que siempre seguían a Jesús para ver cómo le tomaban en un error y poderlo acusar para matarlo. Cuando Jesús observó la actitud de ellos es cuando viéndolos a los ojos les dice: "¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Vuestros pecados te son perdonados o levántate y anda? Los fariseos se quedaron asustados pues ellos predicaban una situación pero practicaban otra. Así que Jesús hace las dos.

Al menos vemos las siguentes lecciones: Una, cuando no queremos nada con Jesús, EL no solamente se aleja sino se aleja diametralmente de nosotros, por ello cuando lo buscamos nos cuesta encontrarle de nuevo. Dos, que para encontrarnos con Jesús lo que necesitamos no es tener recursos (materiales o espirituales), sino fe. Tercero, tenemos que estar dispuestos a todo, aún a la verguenza o la travesía para poder seguirle. Cuarto, tenemos que estar convencidos que no hay pecado, por grave que éste haya sido, que Jesús no pueda o no quiera perdonarnos. Este último punto es importantísimo, pues el enemigo nos hace creer que nuestro pecado es muy grande, que trajo muchas consecuencias, que lo que sucede hoy es culpa de nosotros por haber pecado, pero la verdad es que no es así. Han habido otros factores que dependieron de otros, y por ello el resultado es el que hoy vemos, pero Jesús está dispuesto a limpiar el camino... siempre y cuando se lo pidamos como lo hizo el paralítico. De nada hubiera servido el esfuerzo de todos sus amigos, si él no pide nada con fe. Lo que nosotros necesitamos y Jesús quiere decirnos es: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Meditemos.

viernes, 14 de mayo de 2010

Y le rogaron que se fuera de sus contornos.

Cuando Jesús estuvo en la tierra de Gadara, cuenta la historia que vinieron a su encuentro dos personas endemoniadas, los cuales vivían en un cementerio, las cuales no solamente asustaban a todo el que pasaba, sino que eran capaces de hacer cualquier daño porque eran feroces en gran manera y salían de entre los sepulcros (Mateo 8:28).

Continúa diciéndonos la escritura que cuando Jesús pasó por allí, sin que El se dirigiera a ellos, ellos se dirigieron a El diciéndole: ¿Qué tienes contra nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Y, agrega la narración que lejos de allí, estaba paciendo un hato de cerdos. Cuando Jesús lo ordenó, los demonios dejaron tranquilos a aquellos hombres, pero se fueron a meter al hato de cerdos, los cuales luego de esto, se acercaron a un despeñadero que había cerca y se tiraron al mar muriendo todos (Mateo 8:29-32). ¿Cómo termina la historia? Pues nos dice que los que vieron eso, salieron corriendo a la ciudad y contaron todo lo que habían visto. Pero la gente en lugar de alabar a Jesús por la liberación que les había hecho de personas que podían dañarlos, le dicen: "Te rogamos que te vayas de nuestros contornos" (Mateo 8:33-34).

¿Qué fue lo que sucedió? Sencillamente lo que sucede hoy en día, los cerdos eran el negocio de alguien, ese alguien se molestó porque sus objetivos en éste mundo eran materiales, y, poco o nada le intersaba lo espiritual. Contagió a los demás de sus temores y todos pensaron ¿Qué nos importa lo espiritual, de algo tenemos que comer, y si éste hombre se queda aquí y nos sigue haciendo "daño", de qué viviremos? Así nos pasa a nosotros hoy en día, preferimos lo material a lo espiritual, diciéndole con nuestra "indiferencia" a Jesús, que por favor se vaya de nuestros contornos. Estamos tan ocupados consiguiendo el pan del día que no tenemos tiempo para EL. Meditemos.

jueves, 13 de mayo de 2010

No somos dignos.

En cierta ocasión el Señor Jesús venía descendiendo del monte, específicamente, venía de dar las enseñanzas de las bienaventuranzas, y un resumen de lo que la nueva dispensación pediría de cada uno de sus seguidores (Mateo 7). Cuando bajó se dirigió a la ciudad de Capernaum, en donde vino a EL un centurión (capitán de la guardia romana, que tenía bajo su cargo a 100 soldados).

Narra la historia que poniéndose delante de Jesús, y seguramente habiéndo oído de la fama que Jesús ya tenía de sanar enfermos, "rogándole" le decía: "Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado". Jesús le respondió: "Yo iré y le sanaré". Mas el centurión le dijo: "Señor, NO SOY DIGNO de que entres bajo mi techo, solamente di la palabra, y mi criado sanará, porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados, y digo a éste: Ve, y va. Haz esto, y lo hace" (Mateo 8:1-10). Sigue diciendo la escritura que lo único que Jesús dijo fue: "Ni en Israel he hallado tanta fe". Cuántas lecciones encierra éste pequeño pasaje. La accesibilidad de Jesús, aún para los que no eran suyos (comparada con la burocracia de hoy en día con tanto líder saturado de actividades). El amor y la fidelidad de un superior para con su servidor (comparado con nosotros hoy, que ya no apreciamos nada ni a nadie). La disponibilidad de Jesús de querer ir a la casa de una persona que le traería oprobio (comparado con muchos de nosotros que no vamos a la casa de los más sencillos).

La declaración del centurión cuando dice: No soy digno de que entres en mi casa (comparado con nosotros que nos consideramos tan superiores). La declaración de Jesús de decir que ni entre los suyos ha visto tanta fe (muchas veces los no creyentes dudan de Jesús menos que nosotros en los momentos de apremio, de angustia, de enfermedad, etc.). ¿Cuándo entenderemos que no somos dignos que Jesús entre a nuestros corazones, a nuestras casas, a nuestras familias? Quizás el día que lo entendamos tendremos más misericordia de los necesitados tanto materiales como espirituales. Meditemos.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Será pequeño, pero estará dentro del reino.

Cuando Dios eligió a Abraham para fundar el pueblo de Israel, inició una nueva etapa en la vida de la humanidad. Los pueblos vivían según las leyes que ellos mismos habían creado, por supuesto, muy a su conveniencia. Dios le dió a su pueblo un legado de 613 leyes que tenían que ser observadas con metódico cuidado. La observancia de esas 613 normas era lo que hacía a cada judío mejor que al gentil, y el estricto cumplimiento de las mismas, a cada judío mejor que a otro.

Luego vino el cumplimiento del tiempo cuando había de aparecer en escena el Hijo de Dios, el cual vino y dijo: "No penséis que he venido para abrogar (anular o deshechar) la ley o los profetas, sino he venido para cumplirla" (Mateo 5:18). De allí para acá, tanto judíos como gentiles, hemos hecho la ley casi que a nuestra manera de vivir para poder creer que estamos dentro del reino de los cielos. Unos dicen que la ley sigue vigente, otros pensamos que ya no. El argumento de cada uno parece válido. El punto que Jesús resaltó en Mateo es diferente. Así como usted para ser médico, ingeniero o arquitecto tiene que cumplir con ganar 40 ó 50 cursos específicos, luego que los gana o que los cumple ¿Quién lo obliga a tener que ganarlos o cumplirlos de nuevo? Lo que sigue es el título que usted ya ganó. ¿Si Jesús vino a cumplir la ley por nosotros, quién le obliga a usted a volver a cumplirla? Sin embargo, dejó otros estatutos que sí debemos cumplir.

Ahora bien, ya sea que usted piense que tiene que cumplir la ley de Moisés o que tiene que seguir las leyes que nos dejó Jesús (vea las bienaventuranzas), el punto es que Jesús dijo: "De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, MUY PEQUEÑO será llamado en el reino de los cielos (pero estará en el reino de los cielos, no será hechado de él, o no se le prohibirá la entrada), mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado GRANDE en el reino de los cielos" (Mateo 5:19). Acaso el mejor ejemplo de quebrantar no uno sino varios de los mandamientos es el Hijo Pródigo, que jamás dejó de ser hijo, aunque dejó de disfrutar sólo mucho, sino por mucho tiempo. Meditemos.

martes, 11 de mayo de 2010

La gratitud de los bienaventurados.

Los que somos y estamos en Dios, ni somos ni estamos con EL por mérito propio. Si leemos las escrituras con detenimiento, podremos observar que por Su misericorida hemos sido "escogidos"; que por Su misericordia hemos sido "llamados"; que por su misericordia hemos sido "redimidos"; que por su misericordia hubo lo que se llama una "predestinación" para nosotros (vea Romanos 8:28-31).

Dice el Salmo 65:4: "bienaventurado el que Tú ESCOGIERES y ATRAJERES a tí. Para que habite en tus atrios, pues seremos saciados del bien de tu casa". Como podemos ver David el salmista nos hace ver la "predestinación". Todos sabemos que cuando un hombre o una mujer están en el lecho de muerte o cercanos a ella, es cuando pronuncia palabras que vienen de lo profundo de su corazón. No creemos que haya para una persona una etapa de su vida en la cuál sean sus palabras tan certeras o tan sinceras. Pues bien, en los momentos de despedida de Jesús con sus discípulos, cuando estaba terminando la Santa Cena y estaba a punto de ir a la cruz, Jesús oró así: "Padre Santo, a los que me has DADO, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros" (Juan 17:11). Alguien puede pensar que se refería a los discípulos, pero hay dos evidencias que dicen lo contrario, la primera, después de la muerte de Jesús los discípulos serían dispersados por lo que no estarían juntos nunca más, y dos, más adelante Jesús ora así: "Mas no solamente te ruego por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabras de ellos" (Juan 17:20).

El libro de Romanos abunda en evidencias acerca de que la salvación de nuestras almas es por GRACIA y no por OBRAS (ejemplo capítulo 11:5-6). De que la salvación la alcanzamos únicamente porque El nos amó primero a nosotros, y luego, cuando le conocimos entonces le amamos nosotros a él. Porque hasta Moisés lo escribió: "Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca, así que NO DEPENDE del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia" (Romanos 9:15-16 y Exodo 33:19). Si estamos entonces con y en EL Señor, tengamos gratitud hacia EL, pues somos bienaventurados. Meditemos.

lunes, 10 de mayo de 2010

¿Cómo nos habla Dios?

Muchas personas se preguntan si Dios todavía le habla al hombre, y si es así, cómo es que le habla. Bueno, en las escrituras vemos pasajes de la forma en que Dios les habló a los antiguos creyentes, que es un ejemplo claro, palpable y válido para el día de hoy, de cómo nos habla a los creyentes de hoy.

Dios habló a algunos por medio de las "escrituras", por ejemplo, fue por medio de las escrituras que el rey Josías (2da. Reyes 22), fue librado del mal que venía sobre la descendencia de Israel por haber olvidado las palabras que Jehová había dado a sus padres. En otras ocasiones habló Dios por medio de "creyentes" a los creyentes, como ejemplo tenemos el caso de David cuando pecó con Betsabé (1era. Samuel 9), pues fue Natán el que le hizo ver su pecado. Pero la forma que más comunmente utilizó Dios para dirigirse a su pueblo fueron los "sueños". Fue por un sueño que Faraón de Egipto supo que para el mundo venían 7 años de riqueza y 7 años de crisis (Génesis 41). Fue por medio de un sueño que José supo que tenía que salvar la vida de Jesús (Mateo 1). Es más, fue por medio de un sueño a un impío que Dios le hizo saber a Su pueblo, todo el texto y el contexto de lo que serían los finales días de la humanidad, de su pueblo, y de la iglesia (Daniel 2).

Hoy, Dios nos sigue hablando por medio de "Su palabra, de hermanos, y en sueños". Lo difícil es recibir esas palabras. Generalmente nos es más fácil recibir la palabra de Dios por medio de "Su palabra", pues como que al verla escrita nos convence más. Pero por alguna razón nos es más difícil o en ocasiones imposible, recibir la palabra de "otros hermanos" o peor aún, cuando de "interpretar sueños" se trata. Sobre todo si esos conceptos que recibimos a nuestro entender son negativos, tristez o pesimistas. Muchos sentimos como que nuestra privacidad es invadida, y por ello, generalmente, las desechamos. Meditemos.

domingo, 9 de mayo de 2010

Pacientemente.

Lo hemos mencionado en otras ocasiones y lo diremos de nuevo ya que es necesario recordarlo, vivimos en un mundo en donde todo se está convirtiendo en "instantáneo y en descartable". Usted compra jeringas descartables, envases descarables, bolsas descartables, etc. Usted compra café instantáneo, televisores instantáneos, computadores más rápidos, automóviles más veloces etc. Y todo lo que le ofrecen en el comercio ahora es más rápido que antes, más práctico que antes, más cómodo que antes, y en algunos casos hasta más barato y fácil de conseguir que antes.

Eso no implica necesariamente que lo que le ofrecen sea de "mejor calidad" que lo que usted tardaba más en conseguir antes, que sea mejor que lo que a usted antes le salía más caro, o que fuera más escaso. El punto es que, nos han acostumbrado a obtener todo tan fácil, y lo han hecho todo tan accesible que lo material lo queremos traducir a lo espiritual y que nos salga igual. Nos explicamos, la costumbre de ir por allí consiguiendo todo tan fácil y tan accesible nos hace pensar que inmersos en nuestros afanes diarios, no tenemos tiempo para Dios, pero, que no hay problema pues ahora todo es más fácil y más rápido entonces conque nos hinquemos y clamemos ¡Ya está!. Creemos que el día de la pena y de la angustia solamente es de tronar los dedos y Dios responderá porque El es un Dios bueno y punto. No negamos la bondad de Dios, y reconocemos que Dios no es un Dios de fórmulas, pero también reconocemos que no es un mago de sombrero de copa para que en el momento oportuno saque el conejo de la suerte para aliviarnos.

Dios nos llama en diferentes momentos del día (no digamos de nuestra vida), y si nosotros lo hacemos esperar a El. ¿Cómo podemos pretender que el día que lo necesitemos El venga "corriendo" en nuestro auxilio? Hemos visto a muchas personas "postergar" ir a la presencia de Dios, se creen autosuficientes, se creen que las pueden solos, pero el día de la angustia se hincan, claman, llorarn patalean y esperan una respuesta "instantanea" de Dios, y al no obtenerla corren con los que sí buscan a Dios todos los días y dicen las palabras clásicas: "Por favor orá por mí, pues a tí Dios SI te escucha". Dios escucha a todos, lo que sucede es que EL tiene sus métodos para conquistar a cada uno, y todos hemos pasado esa etapa de indiferencia para con Dios, pero cuando la superamos entonces entendemos que lo espiritual puede ser tan "instantáneo" como lo material, porque nuestra fe ya creció, debido a nuestra relación personal, diraria y constante con EL (Salmo 40:1 y 5).

sábado, 8 de mayo de 2010

El que se avergonzare de mí.

En una ocasión Jesús dijo: "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en gloria y en la del Padre..." (Lucas9:26).

Por la experiencia que hemos tenido en las últimas tres décadas, acerca de los caminos del Señor Jesús, entendemos que aquí lo que Jesús nos está diciendo no es exactamente que vayamos de esquina en esquina gritando Jesús, Jesús, para que la gente mire que no nos avergonzamos de El, de su nombre y de su evangelio. Hemos visto que darle honra a Jesús, es simplemente dar testimonio de lo que El y su palabra, han hecho en, por, y para nosotros desde que le conocemos, y podríamos decir también que desde antes. Si usted tuvo necesidad de un trabajo y le pidió a Jesús uno, y se lo concedió... que no le de verguenza decir que así fue. Si usted tuvo hambre y le pidió a Jesús comida, y Jesús utilizó a un vecino para llevarle comida... que no le de verguenza contarlo. Si usted no tenía un dinero específico para una necesidad inmediata y le pidió a Jesús ese dinero y El se lo mandó por medio de alguien... que no le de verguenza contarlo (evite decir el nombre de ese alguien para que la gloria sea de Jesús y no de ese alguien).

Debido a la idiosincrasia de nuestros pueblos latinos, pensamos que confesar o contar nuestras necesidades es "desnudar nuestra intimidad", pero la verdad es que no es así, es simplemente, hablando en los caminos del Señor por supuesto, TESTIFICAR, DAR TESTIMONIO, CONFESAR a Jesús y el poder de Su palabra... para que, no solamente en nosotros sino en otros, se acreciente la fe. Si creemos y practicamos que NO es una verguenza confesar lo que Jesús hizo por nosotros... llegará el día en que a Jesús NO le dará verguenza hablar de nosotros. Meditemos.

viernes, 7 de mayo de 2010

¿Quién subirá al monte de Jehová?

Entre las gentes del mundo muchos quieren tener las claves para tener paz; muchos quieren tener las claves para tener solvencia económica. Pero, entre los creyentes lo que queremos son las claves para estar en la presencia continua de Dios, sabemos que eso es lo que realmente nos traerá una paz verdadera, y una solvencia económica acompañada de bendición.

Hace muchos años conocimos a una familia a la cual le asesinaron un pariente vil mente. Esa familia no sólo tenía los recursos económicos y materiales para tomar venganza, sino que por circustancias atípicas de la vida supo quiénes eran los asesinos, agregado a eso, hubo personas que tenían mucho aprecio por el difunto, al extremo de llegar a ofrecer sus servicios "gratuitamente" para acabar con los asesinos. La lucha de esa familia no fue liviana sino encomendó el asunto a Dios, sobretodo por las insistencias de quienes solamente esperaban una orden para ejecutar la venganza. El tiempo pasó, y viviendo en una nación que prácticamente estaba en guerra, esta familia fue viendo como uno a uno fueron siendo eliminados los asesinos por sicarios iguales a ellos. La muerte que tuvieron fue violentísima comparada con la que ellos habían causado. ¿Quién subirá al monte de Jehová? "El limpio de manos y puro de corazón".

Continúa diciendo el Salmo 24, luego de la pregunta de quién estará en el monte de Dios, que también estará en el lugar santo todo aquél que no haya elevado su alma a situaciones vanas, ni jurado con engaño. No está demás decir con respecto a la historia anterior, que hoy, casi toda la familia del difunto está frente a la presencia de Dios continuamente. No tomar venganza en un asunto resultó en bendición para todos. Limpios de manos, puros de corazón, no elevando el alma a situaciones vanas, trae el derecho a la presencia permanente de Dios en las vidas de las personas. Meditemos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El, no resbalará jamás.

Todos los días vemos en la televisión, en la prensa, o escuchamos en la radio frases que nos tratan de alentar como: "Siete pasos para tener un cuerpo sano", "Cinco pasos para la felicidad", "Tres pasos para alcanzar la riqueza". A algunas personas les ha dado algún tipo de éxito seguir esos pasos, pero a la gran mayoría les ha resultado mal.

En lo espiritual muchos quisiéramos también una fórmula mágica que nos ayudara a dejar nuestros defectos y nuestras desvirtudes, para poder caminar como lo hicieron aquellos antiguos hombres de fe, que, sin duda alguna confiaron en el Señor, encaminaron sus pasos por donde EL les decía, y triunfaron a los ojos de Dios, aunque a los ojos de los hombres fueran unos fracazados. Como el caso de Abraham cuyo nombre significa "padre de multitudes" y resultó con un solo hijo. Dios nos da a nosotros también pasos o claves para que perseverando en Su palabra no caigamos. En el libro de Salmos en el capítulo 15 y versos 1-5 nos dice: "¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?, que se supone que es lo que anhelamos los que le seguimos. Pues nos da las claves: "El que anda en integridad y hace justicia; el que no calumnia con la lengua; el que no hace mal a su prójimo; el que no admite repoche alguno contra su vecino; aquél a cuyos ojos del vil es despreciado; el que honra a los temen a Jehová; aquél que aún jurando en daño propio, no por eso cambia; quien no da su dinero a usura; ni aquél que hace cohecho contra el inocente... el que hace esto NO RESBALARA JAMAS".

Esas son las 9 claves que Dios nos da para poder tener acceso directo a su presencia física en la eternidad, y aquí en la tierra poder entrar a su presencia espiritual. Prácticamente lo que Dios nos está pidiendo que hagamos es apartarnos de las maldades del mundo, para poder caminar santamente. Jesús nos lo dejó más claro y sencillo "amar a Dios y amar al prójimo". Estas claves a diferencia de las fórmulas mundanas, sí nos dan resultado a todos. Meditemos pues, y luchemos contra las debilidades y tentaciones de la carne y estaremos libres de resbalar.

martes, 4 de mayo de 2010

Dispuestos a toda buena obra.

Pablo le dice a Tito: "aguardemos con esperanza bienaventurada la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo"... "esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad"... "que los creyentes estén dispuestos a TODA buena obra" (Tito 2:12-15 y 3:1).

¿De qué serviría ser un seguidor de Nuestro Señor Jesucristo, si no cambiamos en nada? ¿Para qué decir que ahora somos nuevas personas, si los demás siguen viendo al mismo egoísta, mentiroso, ladrón, borracho, adúltero, engañador, etc, de siempre? ¿Cómo podemos convencer a alguien de que lo mejor que el hombre puede hacer, es seguir a Cristo para que nos cambie la vida, si somos iguales hoy que ayer? Lo que va a convencer a otras personas de que seguir a Jesús es mejor que seguir los pasos del mundo, es simple y sencillamente, que dejemos de seguir los pasos del mundo. Que nuestro vecino, que nuestro amigo, que nuestro compañero de oficina mire que ahora, que decimos seguir a Jesús y que ya somos puntuales, que ya no mentimos, que tratamos de llevar una vida sin ambiguedades... Jesús hace que nuestra vida tenga paz, tranquilidad y provisión. Que miren que NO necesitamos los engaños ni los trucos del mundo para alcanzar nuestras metas, sino que Jesús es nuestro camino para hacerlo.

Y Pablo le da a Tito una clave para reconocer quién va en el camino correcto: ¡Que el creyente verdadero, esté dispuesto a hacer TODA buena obra! Vea usted a su alrededor, y que otros vean en usted que está dispuesto a "hacer TODA buena obra". ¿Por qué es esa una clave? Simplemente porque fue lo que hizo Jesús. Jesús no ponía mantas, ni vallas publicitarias para llamar la atención, pero cuando vio una viuda rumbo al cementerio con su único hijo, se detuvo y lo resucitó; cuando lo llamaron porque su amigo Lázaro había muerto, fue y consoló a sus hermanas; cuando muchos lo siguieron y tuvieron hambre, les dio de comer. Jesús estaba dispuesto a TODA buena obra. Entonces, si somos sus seguidores tenemos que estar dispuestos a lo mismo. Meditemos.

lunes, 3 de mayo de 2010

Viviendo con integridad.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, nuestro idioma, nos define la palabra "integridad" como: "Algo que es entero, cabal o puro". Exactamente así, es como Dios espera que sus hijos, nosotros, luchemos cada día por vivir. El no desea hijos hipócritas que vivan vidas "paralelas", es decir que digan y prediquen una clase de vida, pero que en privado vivamos y practiquemos otra.

Pablo, cuando le escbribe la epístola a Tito, debido a los errores doctrinales que se están cometiendo en la iglesia que él preside, ve esos mismos errores en la vida de los creyentes, por ello le escribe diciendo: "Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina... instruye a ancianos, ancianas, jóvenes y siervos... a que vivan con integridad" (Ver tito 2:1,2,6,9 y 7). Pero, Pablo no solamente llama a la integridad vivir entera, cabal o puramente, sino les da a ellos y a nosotros, la CLAVE para poder vivir así: "Porque la GRACIA de Dios se ha manifestado para SALVACION a todos los hombres, enseñándonos que, RENUNCIANDO a la impiedad y a los DESEOS MUNDANOS, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (ver Tito 2:11-12).

En otras palabras lo que Pablo les y nos está diciendo es que: "Cuando realmente nos acercamos a Dios de corazón, y él en su inmensa misericorida nos SALVA, nos capacita con GRACIA, para que iniciemos nuestra lucha contra los DESEOS MUNDANOS (entiéndase aquí por deseos mundanos, todo placer excesivo y abusivo que nos aparte de vivir una vida plena en el Espíritu, y que no pueda ser y dar testimonio). Dios no desea seguidores amargados, molestos, y condicionales. Lo que Dios desea es que, con la gracia que él derrama podamos hablar sin decir palabras obscenas, que podamos tomar una copa de vino sin llegar a emborracharnos, que comamos sin que lleguemos a la gula, que tengamos gozo en todo pero que no lleguemos a la lascivia de los placeres, etc. Meditemos.

domingo, 2 de mayo de 2010

¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

La semana pasada tuvimos la oportunidad de estar en las orillas de la playa del pacífico local, el Señor nos permitió ver tan sólo una pequeña porción de lo que es un mar en embravecido. Las olas alcanzaban los dos metros, el agua de la primera ola, que antes reventaba a 50 metros de las casas, hoy, revienta enfrente y sus aguas arrastran con los jardines, los ranchos de descanso, las piscinas, y casi se lleva las casas consigo. El fenómeno se agrava cada año, especialmente en ésta época que es principio de invierno. Los precios de las propiedades han bajado pues nadie las compra.

Hubo un día en que Jesús entró a la barca con sus discípulos y fueron a alta mar, cuando estaban allí, se levantó una tormenta cuyas olas cubrían la barca. Todos los discípulos entraron en pánico, muy a pesar de que nacieron y crecieron en ese ambiente, lo que nos da la idea que en el transcurso de sus vidas habían visto muchas tormentas, así de especial era esa que entraron en pánico, tanto así, que le dijeron: "Señor, sálvanos que perecemos? Y, ¿Qué era lo que el Señor estaba haciendo mientras la tormenta, angustiaba a los discípulos? Dormía (Mateo 8:24). Dice la narración que el Señor se levantó "reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza", pero antes, había reprendido a sus discípulos porque les dijo: "¿Por qué teméis, hombres de poca fe? (Mateo 8:26).

Muchas veces en nuestras vidas nosotros nos sentimos en medio de una tormenta, que creemos nos va a matar. Así como los discípulos, que ya habían visto las grandes obras de Jesús y a pesar de eso temieron, nosotros también a pesar de que Jesús nos ha hecho grandes milagros, en momentos difíciles dudamos. Pero, ¿Qué hicieron los discípulos en el momento adecuado? Recurrir a Jesús y él los salvó. ¿Qué debemos nosotros hacer en los momentos difíciles? Recurrir a Jesús y él nos salvará de las angustia del momento. El calmará nuestra tempestad, tanto así, que él hará que entremos en "gran bonanza" (Mateo 8:26). Meditemos.

sábado, 1 de mayo de 2010

Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan.

Cuando la vida de una persona transcurre, por así decirlo, normal, o sea, sin mayores problemas que los cotidianos, sin mayores contratiempos que los del día, sin mayores afanes que los lógicos, generalmente no se acuerda ni del nombre ni de Dios. Pero, en cuanto algo altera esa normalidad, entonces inician las frases como: "Si Dios lo permite", "Si Diosito quiere", "Primero Dios", y también inician las falsas promesas para con EL.

Salomón, consciente de esa actitud permanente en el ser humano, nos advierte en el libro de Eclesiastés: que no hagamos promesas a la ligera: "Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas" (5:5). El Apóstol Pablo va un poco más lejos y nos lo dice de la siguiente manera: "Profesaron conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra" (Tito 1:16). Ciertamente en éste pasaje, Pablo se refiere en mucho a los líderes que trabajan por "ganancias deshonestas" (verso 11), pero, hemos de mencionar que en alguna medida, todos los que profesamos conocer a Dios somos testimonio para quienes no lo conocen, por lo tanto hemos de cumplir los mismos requisitos.

Pablo insta en ésta epístola a: "corregir lo deficiente en nosotros" (ver el verso 5), para que seamos un buen testimonio a los de adentro y a los de fuera. E impresiona mucho la forma en que llama a la corrección, siendo él judío y habiéndo practicado el judaísmo se refiere a el como "fábulas judáicas" (ver el verso 14) y a las religiones del mundo las denomina "mandamientos de hombres que se apartan de la verdad". Profesar a Dios pues implica estar dependiente de EL, no hacer mención de EL solamente cuando se le necesita. Meditemos.