jueves, 12 de agosto de 2010

Hay que temer a Dios.

En nuestro idioma o nuestra cultura la palabra "temer" implica miedo, pero en la cultura oriental significa tener un "respeto más reverente" de lo normal. Por ello nosotros vemos que constantemente en la escritura es lo que Dios nos pide a los que decimos amarle y seguirle.

El salmo 147 en el verso 11 nos dice: "Se complace Dios en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia". Al traducirlo a nuestra cultura lo que está diciendo es: "Se complace Dios en los que le tienen un respeto más reverente de lo normal, y en los que esperan en su misericordia". ¿No es verdad que así lo entendemos mejor?. Ahora bien, ¿cómo es que le demostramos a Dios ese respeto, inclinándonos todo el día hacia EL, o quizás, "también" con obras? La misma Palabra de Dios nos da el camino: 1-Dios guarda a todos los que lo aman (Salmo 145:20); 2-Dios ama a los justos: 3- Dios ama a los extranjeros, 4- Dios ama al huérfano; 5- Dios ama a la viudad (Salmo 146:9). Entonces, tendámosle la mano al extranjero, al huérfano, a la viuda a todo aquél que vemos ama a Dios... pues tu boca endulza quien a tu hijo besa, endulzemos la boca de Dios.

Para agradar a Dios y demostrarle que le amamos, no necesitamos irnos a vivir aislados a una montaña o un monasterio, podemos vivir socialmente y agradar a Dios. Pero, amemos y respetemos lo que El ama y respeta. Tendámosle la mano a todo aquél que es bendecido y protegido de Dios, y El se encargará de tendernos la mano y bendecirnos a nosotros. Meditemos.

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