viernes, 31 de diciembre de 2010

El efecto Sodoma y Gomorra.

Conocida es la historia de Abraham y Lot, cuando por haber crecido tanto en ganados y gentes tienen que tomar la decisión de separarse (Génesis 13:5-11), tomándo Lot la porción de tierra que se acercaba a Sodoma y Gomorra, ciudades en las cuales habitaba gente perversa, corrupta, degenerada, egoísta y más (Génesis 13:13).

Lot siguió siendo un hombre de Dios, un hombre justo, un hombre que buscaba el bien y no el mal, pero, como dirían hoy los psicólogos: Le atacó el síndrome o efecto Sodoma y Gomorra. La "influencia" de la perversión de esas personas hizo que Lot perdiera sus riquezas, pues tuvo que salir (o más bien lo sacaron) de prisa los ángeles que destruirían las ciudades; esa misma influencia hizo que su mujer se volviera "curiosa y desobediente" al punto de perder la vida; y, lo más importante aún, sus hijas "aprendieron prácticas indecorosas", pues al ver que no habían hombres para ellas embriagaron a su padre y lo tomaron sexualmente (Génesis 19:31-38). ¿Qué lección nos deja la experiencia de Lot?

Bueno, hoy, vivimos en un mundo como el de Sodoma y Gomorra, vicios, drogas, prostitución, dinero fácil, inmoralidad hasta en lo espiritual (los pederastras y los líderes con interéses económicos son el peor y más vergonzoso ejemplo), vivimos en un mundo egoísta que nos puede llegar a afectar como en su momento afectó a Lot. Pero, si seguimos buscando a Dios, él es poderoso para librarnos de esa maldad con el mínimo daño. Saldremos dañanos, no nos engañemos por lo contrario, pero repetimos... con el mínimo daño. Jesús lo dijo: "Padre, guárdalos porque están en el mundo, pero NO SON DEL MUNDO, DONDE YO ESTOY CONTIGO, ALLÍ QUIERO QUE ELLOS ESTEN CONMIGO" (Juan 17). Nuestra oración es porque haya sido así para usted y su familia en el año que hoy termina, y que sea así, en el año que viene. Meditemos.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Los elegidos, los consentidos y las ovejas.

Nosotros desde que caminamos personalmente con Jesús, hemos creído que de entre todas las personas que el llama, él dispone de elegidos, de consentidos, y el resto somos ovejas. Todos son amados, pero algunos tienen el privilegio de estar más íntimamente ligados a él.

Cuando usted ve las escrituras con detenimiento y analiza ciertas situaciones, es imposible, desde nuestro humilde punto de vista el negar dicha situación. Vea usted la siguiente estadística: Cuando Jesús es llevado al cielo en una nube luego de su resurrección hay 120 personas (que fueron testigos de ese evento) que se reunen en el Aposento Alto con los discípulos (Hechos 1:13-14). Cuando los mandó a predicar de dos en dos, eran 70 (Lucas 10:17). Para que caminaran con él, escogió a 12 (Mateo 10:1-4). De esos 12, en los eventos especiales elegía a 4: Pedro, Jacobo, Juan y Andrés como cuando les explica los eventos del fin de Mateo 24, que dicho sea de paso todo el mundo cree que se lo explicó a los 12 pero no fue así (Marcos 13:3); en eventos más especiales y de profundo significado eligió sólo a 3, Pedro, Jacobo y Juan, como lo fue la transfiguración (Marcos 9:2). Pero, para explicar los detalles del fín de los siglos, de su venida, del juicio a las naciones, y el juicio individual a cada persona, y la destrucción del imperio de satanás solamente eligió a uno: Juan.

Solamente Juan supo, entre los 120 que seguían a Jesús íntimamente, Apocalipsis. ¿Tiene Dios elegidos, tiene Dios consentidos, y ovejas? Nosotros creemos que sí. A todos nos ama, a todos nos declara sus propósitos, a todos nos explica sus planes, pero solamente a aquellos que recuestan su rostro sobre su pecho (como lo hacía Juan), son los que reciben las grandes revelaciones. Meditemos.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cuando Dios nos escupe.

Suena duro decir que Dios nos escupe, puesto que por siempre esa acción la tomamos como una falta de respeto, como algo que nos da asco, o simplemente como algo inadecuado.

Pero, si nosotros vemos las escrituras y analizamos desde esa perspectiva la acción de escupir, veremos una diferencia que lejos de causarnos asco o repugnancia nos dará alivio. En los días en los que Jesucristo fue tomado prisionero y sentenciado a muerte, leemos que los hombres le escupían y se burlaban de él. Eso le trajo al hombre la condenación. Todo aquél que participó de escupir al Señor, o, que en su defecto lo respaldó fue condenado, lo puede ver en lugares como: "...Y le escupían y se burlaban de él..." (Marcos 15:19), "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25). Ahora bien, vea usted lo que sucede cuando Dios es quien nos escupe a nosotros: "Y llegando a la región de Tiro y Sidón... le trajeron un sordo y tartamudo... y escupiéndo Jesús, le tocó la lengua y le sanó" (Marcos 7:31-35). Vino pues Jesús a Betsaida y le trajeron un ciego...y escupiendo en sus ojos, le preguntó si veía..." (Marcos 8:23-26).

¿Qué es lo que queremos ilustrar? Que cuando tenemos penas y problemas creemos que Dios nos está escupiendo (y quizás sea así), y que con ello, nos está humillando, nos está tratando de destruir. Pero la verdad es que aún y cuando estemos en problemas lo que él desea es sacarnos a delante. Muy diferente es, cuando nosotros somos quienes lo escupimos a él, eso trae maldición. Meditemos.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová te ha mandado.

Generalmente el corazón humano piensa que honrar padre y madre, solamente es el respeto hacia sus personas, darles un lugar especial en el corazón, no decir vulgaridades delante de ellos, y un sin fín de virtudes y cualidades mostrados hacia ellos.

Pero, la escritura es bien clara acerca de otros aspectos que incluyen honrar al padre y a la madre. Cuando somos niños, la gran mayoría de padres de familia van llenando las necesidades económicas de los hijos, uno a uno, y, sus necesidades se van relegando hasta que las de todos están satisfechas, muy comúnmente sucede que, cuando el círculo ya se cerró, y es el turno de los padres para una visita al dentista, una visita al oculista, comprar ésto o aquéllo, surge una necesidad inesperada en alguno de los hijos, y la necesidad del padre o de la madre queda nuevamente relegada a un segundo plano. Bueno, el punto es éste, hoy, cuando esos padres nuestros son ya los ancianos de la familia, cuando su tiempo de trabajo ya caducó, cuando siguen teniendo necesidades pero no tienen cómo suplirarlas. ¿A quién van a recurrir, si nosotros no honramos padre y madre, como Jehová nos lo ha mandado?

No podemos olvidar lo que nuestros padres hicieron por nosotros. Nosotros, por otro lado, DEBEMOS cumplir con llevar NUESTRAS ofrendas a la Casa de Dios (pues Dios mismo lo estableció como gratitud a todo lo que de él recibimos), pero, pero y pero, Dios ANTEPONE los padres a esa ofrenda. Usted no puede ni debe llevar un céntimo a la Casa de Dios, si su padre o su madre tienen necesidades económicas. JESÚS LO DIJO (no nosotros): "... y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, INVALIDANDO LA PALABRA DE DIOS con vuestra tradición..." (Marcos 7:9-13). Si algún creyente tiene viudas en su casa, QUE LAS MANTENGA para que no sean una CARGA para la iglesia (1era. Timoteo 5:16). Meditemos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

¿Para qué molesteas al Maestro?

En cierta ocasión, Jesús estaba predicando en la región del Mar de Galilea, cuando se le acercó un principal de una de las sinagogas para pedirle que por favor fuera a su casa y orara por su hija, pues ésta estaba enferma y no había forma de sanarla.

Jesús escuchó su ruego pero mientras iban de camino hubo otro incidente, el cual hizo que Jesús perdiera tiempo, pocos minutos después de esto, se acercaron persona allegadas a Jairo, pues así se llamaba el principal de la sinagoga, para decirle ¿Para qué molestas al Maestro, pues tu hija ya murió? La respuesta la dió Jesús no Jairo, diciendo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta sino duerme (Marcos 5:21-43). ¿En cuántas ocasiones nosotros no "molestamos" al Señor porque pensamos que lo que le pedimos no es tan importante? Pensamos que el Señor tiene sucesos más altos que los nuestros para resolver y por ello mejor no le pedimos. Es cierto, el Señor tiene enfermos de cáncer que atender; tiene personas que están de luto que tiene que consolar; tiene niños desvalidos y desnutridos por los que tiene que velar en la calle; pero, eso no implica que nuestra pena, aunque sea menor, no lo conmueva.

Acerquémonos confiadamente al trono de misericordia para hacer nuestras peticiones, el Señor está anhelante de tendernos una mano. Por sencillo que sea lo que nosotros necesitemos, él sabe que es una necesidad también. No sólo el enfermo de cáncer tiene necesidades, también un hombre necesita empleo por acá; también una ama de casa necesita un esposo cariñoso por allá, etc. Meditemos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Hoy, NO es navidad.

La navidad o natividad de Nuestro Señor Jesucristo se celebra "trdicionalmente" en el mundo la noche del 24 al 25 de diciembre. Se dice que fue la noche en que nació Jesús en un pesebre allá en Belén de Judea, en Israel.

Lamentablemte esa historia es tan falsa como la existencia de Santa. El censo que se hizo en tiempos de Augusto César para ser empadronados; el eclipse de luna que hubo cuando murió Herodes, perseguidor del niño Jesús; el hecho de que fuera imposible que hubiera pastores en la región por ser invierno en éstas fechas en Belén; el hecho mismo de que fuera Dios quien instituyera las fiestas israelitas y que Jesús, el Cristo, el Cordero de Dios fuera el cumplimiento de esas fiestas, y dado que en éstos días NO se celebra ninguna de ellas; y otros eventos más, nos aseguran que NO es hoy 24 de diciembre la natividad o la navidad de Nuestro Señor Jesucristo. Pero, ya que el ambiente de éstas fechas se presta para la buena voluntad de todos para estar en armonía, es obvio que no se cambiará en lo que falta de días a la humanidad.

Entonces, ¿qué hacemos? Pues aún y estando conscientes de la verdad... compartamos algo con alguien, deseémole lo mejor a nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, conocidos y no conocidos. Especialmente si podemos compartir algo, aunque sea algo, con un necesitado, hagámoslo. Que Dios quiera bendecirnos a todos. Meditemos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Al instante le siguieron.

Jesús no conocía a ninguno de sus apóstoles físicamente, ni sus apóstoles le conocían a él. Solamente precedía a Jesús, su fama en Israel. De oídas habían conocido a Jesús sus primeros seguidores.

La escritura nos lo narra de la siguiente manera: "Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que estaban echando la red en el mar; porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres". Y continúa diciéndonos la narración que ellos "dejando al instante" lo que hacían le siguieron (Mateo 4:18-20). La otra porción nos dice lo siguiente: "Pasando de allí, vió a otros dos hermanos, Jacobo y Juan hijos de Zebedeo, que remendaban redes, y los llamó, y ellos "dejando al instante" la barca le siguieron (Mateo 4:21-22). Al instante respondieron. La pregunta es: ¿Cuando Jesús nos llama, vamos al instante o le decimos espérame Señor?

La otra pregunta es: ¿Cuando tenemos una pena, queremos que el Señor venga al "instante" o estamos conformes con que nos responda: ¡Espérame!. No podemos bajo ningún punto de vista esperar que EL venga al instante, si cuando él nos llama lo hacemos esperar. Meditemos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Lo que implica ser un cristiano.

La historia mustra que algo que influye mucho en las personas es la moda. Que si hoy usamos sombrero, que si se usa falda larga, que si se usan los pantalones estrechos, que si se usa o deja de usar ésta prenda o la otra, etc. Lastimosamente, la moda de jugar al cristiano también nos alcanzó.

¿Por qué decimos la moda de jugar al cristiano? Bueno, porque una situación es que "seamos" crisitianos, y otra, muy distinta es "decir que somos" cristianos. Ser un cristiano no implica que solamente cuando tengamos problemas en la oficina digamos: "Si Dios quiere". No implica que andemos diciendo: "Primero Dios se hace o se deja de hacer esto o aquello". No implica buscar a Dios solamente cuando hay problemas. Ser un cristiano implica "un sacrificio diario". Jesús, el Cristo, fue un sacrificio vivo. Los que lo sigamos tenemos que ser un sacrificio vivo (Romanos 12.1). Los apóstoles del Señor antes de conocerlo eran pescadores luego se convirtieron en sacrificio, de hecho casi todos murieron siendo mártires. La Iglesia primitiva pago un precio de sangre por seguir a Jesús.

Nosotros, hoy, no podemos decirnos cristianos y perseguir una doctrina de paz, poder y prosperidad... porque es la moda. Ser cristianos implica sacrificio; aceptación de las situaciones en las que Dios permite que estemos; abnegación a lo que nos pasa. Esto, por supuesto no implica que nos crucemos de brazos sin luchar en cada una de ellas, esperando que Dios envíe quién nos ayude. Tenemos que hacer nuestra lucha, pero, sabiendo que no va a ser fácil. Dios no es mago que saque conejos de un sombreo para agradarnos, es un padre bueno que desea lo mejor para nosotros. Meditemos.

martes, 21 de diciembre de 2010

El temor de seguir a Jesús.

Millones de personas seguimos hoy a Jesús, pero al principio no fue así. La labor de evangelización que inició Jesús hace dos mil años ha llevado un largo y lento proceso. El fue presentado por su primo hermano Juan el Bautista el día que lo bautizó. Luego, Jesús eligió a 12 apóstoles; luego fueron 70 sus discípulos; más adelante el día de su partida eran cerca de 500 personas que le seguían de lleno.

Hoy, como ya sabemos somos millones. Pero el seguir a Jesús, como es por fe, desde siempre ha sido difícil. Veamos un par de casos para ejemplizar el punto. De todos los religiosos que había en los tiempos de Jesús que eran como 24,000, todos distribuidos entre las 24 clases sacerdotales establecidas por Dios en tiempos de David; 4,000 servidores del templo; y, como 2,000 fariseos, saduceos y escribas (1era. Cronicas 23:1-4 y 24:7-31). Vea usted en los tiempos de Jesús ¿Cuántos siguieron a Jesús y cómo?. Nicodemo, un fariseo: que le buscó de "noche" (Juan 3:1-2). ¿Por qué? Porque no quería que los demás supieran que estaba con Jesús. Y, José de Arimatea, aquél que fue según nos dice Lucas (23:50-51) parte del Concilio de los fariseos y saduceos pero que no consintió en lo que estaban decidiendo, y que nos dice Juan en 19:38 que seguía a Jesús "secretamente" por MIEDO a los judíos (judíos religiosos no al pueblo).

Como vemos, seguir a Jesús no siempre ha sido una fiesta como la quieren presentar algunos predicadores el día de hoy. Seguir a Jesús no significa que nuestros problemas se acabarán "necesariamente". Estos puede ser que sigan, pero la diferencia es que Jesús nos acompañará para soportarlos, o nos guiará a cómo resolverlos. Pero EL quiere que sepamos que nos ama, y que ese amor nos hará soportable la clase de vida que el mundo nos brinda hoy.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cristianos "cero" kilómetros.

Cuando usted compra un auto de agencia, o sea, un auto nuevo, se lo entregan con "cero" kilómetros recorridos. Le explican, los primero mil kilómetros "no lo corra", no excesa la velocidad. Después de eso lo trae para el primer servicio que es "gratis"; luego ya lo puede correr un poco "pero no mucho", cuando llegue a los cinco mil kilómetros lo trae para el segundo servicio, que también es "gratis".

Bueno, el punto es que nosotros, cuando disponemos poner nuestro corazón, nuestra fe en el Señor Jesús, para que sea él quien guié nuestras vidas, nuestros destinos, nuestra caminata diaria... estamos como autos nuevos con "cero" kilómetros en la FE. Le exponemos un caso para ilustrarlo mejor. Un día estaba en las orillas de un río un pescador remendando redes, no conocía a Jesús tan sólo había oído hablar de él lo que ya se hablaba en Israel, y Jesús dirigiéndose a él le dijo: Simón (Pedro)... sígueme. Y Pedro le siguió "al instante" (Mateo 4:18-20), eso fue la compra del auto nuevo para Pedro; más tarde el primer "servicio" fue gratis... le sanó a su suegra (Mateo 8:14). Luego, Pedro vió cómo el Señor le daba de comer a muchas gentes con pocos peces y pocos panes y muchos milagros más; y también mira cómo el Señor camina sobre el agua, es más, hace que Pedro camine sobre el agua, ese fue el "segundo servicio" y también fue gratis.

Cuando pedro, analógicamente había caminado sus primeros cinco mil kilómetros en la FE, le tocó su tercer servicio, ese ya no fue gratis. Toman prisionero a Jesús y Pedro niega ser su seguidor, el precio que tuvo que pagar fue de lágrimas y pena. De allí en adelante, todos los servicio mayores y menores en la fe, Pedro los tuvo que pagar... pero ya podía correr. Eso mismo nos sucede a nosotros, conforme vamos caminando "en" y "con" el Señor, ya podemos correr. Pero, el precio o el combustibe de nuestra FE es la pena, la angustia, la escasez, la soledad, el abandono, la enfermedad, y en casos extremos el luto. Meditimos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El Señor no nos pide tanto.

En cierta ocasión se le acercó a Jesús un joven rico, y le preguntó: "Señor, si he guardado los mandamientos, he honrado a mi padre y a mi madre, y he amado al prójimo" ¿Qué más me falta?.

Casi todo lector o estudiante de la escritura sabe el resto de la historia, Jesús le pide que venda TODO lo que tiene y que lo de a los pobres, pero el joven no quiso hacerlo, y se fue...triste (Mateo 19:16-22). El Señor Jesús no nos pide tanto a nosotros, no nos pide que vendamos todo nuestro patrimonio, y que luego de darlo a los pobres, le sigamos. El tan sólo nos pide que no nos olvidemos de los que no tienen. Y, ahora, en éstas fechas navideñas, ¿Qué nos cuesta compartir un poco de alimento, de vestido, de compasión para con el que no tiene? ¿Qué nos cuesta pensar en aquellos momentos que a nosotros nos tocó vivir, para hoy, tener una receta de alivio para el que está sufriendo?

No nos olvidemos de los pobres, del desvalido, del necesitado en éstas fechas. Quizás ayer fuimos nosotros, quizás hoy no lo somos, pero también, quizás mañana lo seremos y vamos a querer que alguien nos tienda la mano. Para que así sea, hoy, tenemos que hacer lo conducente. Agradar a Dios dándole al que no tiene, total, el Señor no nos pide tanto. Meditemos.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Sepulcros blanqueados.

En ninguna época del año como en el mes de diciembre, la humanidad entera celebra los días con amor, con fraternidad, con los mejores deseos y los mejores esfuerzos por alcanzar sus metas, y colaborar para que los demás también las alcancen. ¿Por qué? Porque es tiempo de navidad, es tiempo de celebrar en familia una fiesta, es tiempo de mostrar el amor fraternal no fingido.

Es tan extrema y tan visible ésta situación, que hasta las naciones que están en guerras constantes durante todo el año hacen "pactos de paz y de no agresión". Hacen una "tregua" de guerra, "prometen" cambiar actitudes. Cuando Jesús estuvo frente a personas que actuaban así, les dijo: "Sois como sepulcros blanqueados, que por fuera a la verdad se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos muertos, y de toda inmundicia" (Mateo 23:27). ¡Qué pena que esas personas eran personas religiosas, pero no espirituales. ¡Qué bueno que aunque sea un mes al año practiquemos el amor fraternal no fingido, qué bueno que hagamos treguas de guerra, y qué excelente que prometamos cambios de actitud. Pero, ojalá y pudiéramos hacerlo durante todo el año. ¿Se imagina usted, si viviéramos todo el año como vivimos el mes de diciembre? ¿Cómo sería el mes de diciembre?

Hoy, es el día en que podemos tomar esa actitud, hoy es el día indicado para que nos propongamos cambiar. Hoy es el día en que el Señor Jesucristo nos está abriendo las puertas del entendimiento para que seamos diferentes, para que hagamos un mundo diferente, para que les enseñemos y les heredemos a nuestros hijos y a nuestros nietos... que "los pactos de paz", que las "treguas de guerra", que las "promesas" de cambios de actitud... se pueden realizar todo el año, para nos ser como sepulcros blanqueados. Meditemos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Cuánto vale lo perdido?

Existe un refrán popular que dice: "Nadie sabe lo que tiene... hasta que lo pierde". Casi siempre se utiliza en momentos en los que una persona llora lo que en su momento NO apreció. Lo escuchamos comúnmente en momentos de luto.

¿Cuánto vale lo que usted perdió? o ¿En cuánto preciaba usted lo que perdió? En las escrituras vemos una parábola que el Señor Jesucristo nos narra, acerca de un pastor que teniendo 100 ovejas pierde 1, y dice que: "dejando las otras 99, va y la busca" (Mateo 18:10-14). ¿Cuál era el precio que el pastor le puso en su cabeza a la oveja perdida? Pues 99 OVEJAS. Pero lo importante del caso es que no dice que ESA oveja fuera única por su lana, por su leche, porque fuera muy buena madre, porque fuera gorda, etc. lo que nos está diciendo Jesús en ésta parábola es que: "Para ese pastor TODAS las ovejas tenían el precio de 99 OVEJAS". Lo que implica que cualquiera otra de las 99 que hubiera sido la se hubiera descarriado, igual la hubiera ido a buscar. Y es porque nos está comparando con ellas. Para Dios Padre, el que usted sea rico o pobre; el que usted esté en autoridad o no; el que usted esté en condiciones especiales o no; el usted esté sano o no; contento o no; etc. no implica que tenga más o menos valor que otro creyente.

Para Dios Padre todas sus ovejas tienen el valor de 99 OVEJAS, por ello, cuando caemos él deja a las otras y nos va a buscar hasta encontrarnos. Eso es algo importante, el pastor de ésta parábola NO regresó sino HASTA QUE la encontró (vea lo que cómo dice Lucas 15:3-7) y eso, debiera darnos mucha esperanza. Meditemos.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Entrenándonos para mañana.

Alguien preguntó el por qué estudiamos tanto la Palabra de Dios, el por qué le dedicamos tanto tiempo a escudriñarla en lugar de gozar la vida, aprovechar que estamos sanos, que podemos ir y venir a nuestro antojo.

Cuando éramos jóvenes nos inscribimos en una academia de artes marciales, el primer día que llegamos sólo nos presentaron con los alumnos antiguos y nos pusieron en un círculo a que nos defendiéramos ¡como pudiéramos! de un ataque de ellos. El resultado fue catastrófico, golpes, moretes, y chichones por todos lados al día siguiente. Siete o ocho meses más tarde, tuvimos una pelea callejera, ya teníamos la segunda cinta que se otorga en karate, entonces fue que vimos los resultados. Los moretes, los golpes, los chichones y hasta la sangre... pero de los otros. ¿Qué sucedió? El entrenamiento nos había preparado para ese momento del mañana. Esa es la misma razón por la cual le dedicamos o debiéramos dedicarle "tanto" tiempo al estudio de la Palabra.

Si tan sólo pudiéramos ver en mínimo grado el tiempo que viene espiritualmente hablando no dudaríamos en entrenarnos para el mañana. Vienen días muy difíciles en el área espiritual. Esto que hoy vemos de matrimonios homosexuales, lésbicos, corrupción en todo nivel, mentira, engaño, estafas, secuestros, narcotráfico, etc. Es apenas una caricatura de lo que dice Apocalipsis y Mateo 24 que viene. Y por favor, no piense que somos pesimistas. Es que están escritas las profecías y las dijo nada menos que Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Meditemos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Obediencia.

Dice la Palabra de Dios que: "El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, peca" (Santigago 4:17). También nos dice que Dios prefiere "Obediencia a sacrificio" (Mateo 12:7).

Imagínese usted la escena, Jesús les dice a sus discípulos: "Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna, y un pollino con ella; desatadla, y traérdmelos, y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita, y luego los enviará" (Mateo 21:3). ¡Ellos sabían hacer lo bueno! ¡Ellos debían obedicencia al Señor!, pero, imagínese también que en el camino los discípulos piensan: ¿Y si nos acusan de robar las asnas por culpa del Señor? ¿Y, no sería mejor llevarle un caballo en lugar de llevarle dos asnas? ¿Por qué mejor no le llevamos uno de los caballos de nuestro tío, quien no se enojaría porque lo tomemos prestado, y que además cría caballos finos? ¿Cómo nuestro Señor va a entrar montado en una asna a Jesrusalén, acaso no se merece él un animal fino?. ¡Ellos hubieran pecado si no hacen lo que Jesús les dijo que hicieran. ¿Por qué? Pues porque ellos sabían hacer lo bueno y no lo hubieran hecho; porque el Señor prefiere obediencia que sacrificio; y porque, los versos siguientes nos muestran que lo Jesús estaba pidiendo... ERA PARA QUE SE CUMPLIESE LO QUE DIJO EL PROFETA ZACARIAS. Ellos hubieran hecho que la profecía NO SE CUMPLIERA.

Zacarías había profetizado aproximadamente 500 años antes de que esto sucediera, que sucedería así: "Alégrate mucho, hija de Sión, da voces de júbilo, hija de Jesusalén; he aquí tu rey vendrá a tí, justo y salvador, humilde, y CABALGANDO SOBRE UN ASNO, sobre un pollino hijo de asna" (Zacarías 9:9). El que el Señor entrara HUMILDE sobre un pollino... no sólo era una profecía sino era una "señal" para los creyentes. Meditemos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Qué obtenemos por seguir a Jesús?

Por la mente de alguien pasa el hecho de que teniendo la juventud, la vida, y las riquezas tanto que ofrecer, por qué sacrificarse por seguir a un Jesús que lo que nos ofrece es "cargar una cruz".

Es curioso, pero muchos de los que se preguntan eso... DE TODOS MODOS ESTAN LLEVANDO UNA CRUZ A CUESTAS, solamente que se les hace más pesada. ¿A qué nos referimos? Nos referimos a que cuando Jesús dijo: "Si quieres seguir en pos de mí, toma tu cruz y sígueme", no se estaba refiriendo a que hiciéramos una cruz de madera de 25 kilos y nos la pusiéramos en el hombro para empezar a caminar. La cruz es un dolor, es un sufrimiento, es una pena, una angustia, es llevar el luto, la pobreza, la limitación, la escasez y seguir a Jesús con el mismo gozo como si no tuviéramos esa CARGA, a eso se le llama llevar la cruz y seguirlo. Cuando sus discípulos NO entendieron eso, Jesús les tuvo que explicar lo siguiente: "En la REGENERACION, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel". (Mateo 19:28).

Los discípulos, materialistas como nosotros, se preguntaron lo mismo ¿Qué obtengo por seguir a Jesús? Pues la respuesta para ellos fue la misma que es para nosotros, o, si usted lo prefiere al revéz también funciona. No es en ésta vida que el Señor nos dará el galardón por seguirlo, es en la otra. Lo único, es que de éste lado del potrero hay cuatreros que nos roban el ganado, y del otro no. Y allá, dice Jesús, nos dará CIEN veces más de lo que dejemos aquí por seguirlo. Meditemos.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Clama a mí, y yo te responderé.

Todo ser humano tiene problemas, dificultades, penas, angustias, limitaciones, y hasta luto en casos extremos. Esos son los momentos en los que uno clama a Dios, y espera una respuesta de él.

El hecho de clamar a Dios en esos momentos no está malo desde ningún punto de vista, lo único, es que nos cuesta ser conscientes de que él responde según la relación que hemos tenido con él. ¿A qué nos referimos? Bueno, lo ponemos así, cuando usted conoce y a intimidado con una persona de autoridad, con una persona en eminencia, con una persona que está en un cargo o en un puesto en el cual, o, desde el cual usted puede ser ayudado, pues usted recurre a él inmediatamente e inmediatamente es atendido. Pero, cuando usted NO lo conoce ni mucho menos ha intimidado con él, usted recurre a intercesores. A terceras personas que lo conozcan y hayan intimidado con él para ser atendido, y eso lleva tiempo de espera. Eso es exactamente lo que nos sucede con Dios.

Cuando usted a diario lo busca, a diario le agradece todo lo recibido, a diario pone su vida en sus manos, el día que usted tiene una necesidad no siente pena, ni verguenza, ni se siente alejado de él para decirle: ¡Señor, AYUDAME! Usted está plenamente convencido de que él actuará, porque usted a fomentado un amor sincero con él, usted a fomentado una amistad con él, usted a intimidado con él. Entonces se cumple la palabra del Salmo 50:15: ¡Clama a mí, dice Jehová, y YO te responderé... pero tú me servirás". Meditemos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Soy cristiano y ¡ya estuvo!

Muchas personas creen que llegar a un servicio religioso y hacer una confesión pública de su amor por Jesús, es suficiente para entrar al reino de los cielos. Hemos de decir que ser cristiano no significa cumplir con un requisito como se haría en cualquier otra institución. El ser cristiano es una batalla diaria que se inicia el día que hacemos una confesión de nuestro amor por Jesús, y el deseo de agradarlo dura todo el resto de nuestra vida.

Ahora bien, el hecho de hacer una confesión de nuestro amor por Jesús, solamente nos da la entrada al reino de los cielos, pero, el seguirlo y permancer es lo que nos hace avanzar en dicho camino. Exponemos el ejemplo que por excelencia nos ha gustado hacer cada vez que predicamos el evangelio. Cuando eramos niños y estudiábamos en el colegio todos estábamos inscritos en el colegio (haciendo una analogía, todos habíamos hecho una confesión de fe); todos nos presentábamos a diario en el colegio con nuestro uniforme (todos buscamos a Dios a diario hoy en día); pero unos estudiaban más que otros y al final del año eran quienes obtenían las mejores notas, y por lo tanto, los mejores premios (hoy, en el cristianismo es igual, los que más se esfuerzan por agradar a Dios tendrán mejores premios). Nos explicamos mejor.

Mateo nos dice las palabras de Jesús en el capítulo 10 y verso 40-42: ¡Hay recompensas!. Recompensas para los profetas, para los justos, para los que hacen bien a otros, etc. Si le cuesta creer esto, le preguntamos: ¿Creería usted que Dios es justo, si le da la misma recompensa al apóstol Pablo que al ladrón de la cruz? Pablo dedicó toda su vida a buscar y a agradar a Dios. El ladrón de la cruz lo hizo hasta el último día de su vida. No basta con decir Yo scristiano y ya la hice. Meditemos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

¿A qué horas se perdieron?

Para las personas que se están iniciando en el evangelio les es difícil entender cuándo y por qué se cambió la Ley de Moisés. ¿En qué momento hubo de dejarse de cumplir la Ley de Moisés, y cuándo y por qué había que cumplir el evangelio de Jesucristo?

Responderemos a la pregunta como acostumbra mucha gente latina a responder una, con otra pregunta. Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar a los judíos les dijo:
"Por camino de gentiles (o sea personas no judías) no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes A LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL" (Mateo 10:6-7). La pregunta es ¿Cuándo se perdieron las ovejas de la casa de Israel? Si lo que estaban cumpliendo era lo que tenían que cumplir, o sea, la Ley de Moisés. Bueno, la Ley de Moisés tenía 613 preceptos que cumplir, y era muy clara al decir que con tan sólo uno que se irrespetara era como irrespetar los otros 612, y por lo tanto, la persona tenía que morir. En otras palabras, era imposible que salvara a alguien. Ni los religiosos de la época se podían salvar, por ello Jesús los increpó tan duro: "Imponéis cargas a las ovejas, que ni siquiera vosotros podéis llevar".

Cuando Jesús inició su Ministerio dijo: "El reino de los cielos se ha acercado, pues he traido Buenas Nuevas", o sea, el Evangelio. Jesús no vino a predicar la "Tora o Ley de Moisés", Jesús vino a traer la "Didache, o sea una doctrina (el evangelio)", que el mismo dijo: No es mía es de los cielos, es del que me envió", y todos los que le oían decían: "Nos enseña como quien tiene autoridad... y no como los religiosos" (Mateo 7:29). Meditemos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Quiénes son los muertos?

La idea generalizada que tenemos los hombres es que los muertos son los que están en el cementerio, y que simplemente nos han antecedido pues para allá vamos todos. Lo que la palabra de Dios nos dice NO es eso exactamente. Veamos.

Un joven discípulo de Jesús, cuando Jesús andaba reclutando a sus apóstoles, le dice: "Señor, deja que primero entierre a mi padre y luego te sigo". El padre de éste discípulo no había muerto aún, y por ello, Jesús le responde: "Deja que los muertos entierren a sus muertos" (Mateo 8:22). ¿Cómo puede alguien que está tres metros bajo tierra, enterrar a otro?. Juan nos dice en su primera epístola en el capítulo 5 y verso 12: "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida". En otras palabras, el que camina pero no a conocido el amor de Dios por medio de su Hijo Jesucristo... es un muerto que camina, y que por lo tanto, cuando alguien muere físicamente, lo puede ir a enterrar y entonces se cumplen las palabras de Jesús, muertos enterrando a sus muertos.

Pedro, en su primera epístola en el capítulo 3 y verso 5 nos dice luego de una breve explicación en los primeros cuatro versos, lo siguiente: "Por esto ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios". ¿Cómo puede vivir un muerto físico, cómo se le puede predicar a un muerto físico? Simplemente no se puede. Solamente se le puede predicar a un muerto espiritual, y entonces deja de ser muerto a los ojos de Dios, si acepta el amor del Hijo. Meditemos.

martes, 7 de diciembre de 2010

Pedid, buscad, llamad...

Jesús dijo en Mateo 7 y verso 7 mientras hablaba de las bienaventuranzas en el famoso Sermón del Monte: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá". Todo ser humano sabe que no es digno de que Dios se dirija a él; que no es digno de que Dios camine con él; que no es digno que Dios le sirva a él.

Sin embargo, a pesar de que Dios no es nuestro sirviente, nos sirve, y de muy buen gusto; a pesar de que es más que superior a nosotros, se inclina, y nos escucha; y cuando nos dedicamos a buscarle, se deja encontrar. No hay nada más precioso en ésta vida que poder decir que Dios es nuestro mejor amigo, que Dios es nuestro ayudador, y ya no digamos si podemos decir, creyendo, que él es nuestro salvador. Para ilustrar mejor el título de éste mensaje veamos unos ejemplos. En el mismo libro de Mateo vemos cómo un centurión, una persona que no era judía, pero que creyó en Jesús le dijo: No soy digno de que entres en mi casa, pero creo que puedes sanar a mi criado... y el Señor lo sanó (8:5-8). Luego, Pedro le pide que sane a su suegra, y Jesús la sanó (8:14-17).

Nosotros podemos pedir, buscar y llamar al Señor, y podemos estar seguros que él responderá, que él se dejará sentir en nuestras vidas. Si tan sólo nos dedicamos a eso, todo lo demás vendrá por añadidura. Jesús dijo ¿Acaso las flores y los pajarillos se preocupan por lo que comerán y vestirán, y lo tienen a diario? ¡Cuánto más no se preocupará mi Padre, por vosotros!. Meditemos.

lunes, 6 de diciembre de 2010

¿Cristianos por madurez?

Hoy en día hay en las escuelas de todo el mundo, cursos de educación práctica para todas aquellas personas que, de niños, no pudieron por diferentes causas asistir a la escuela. Son cursos para diferentes edades, mayores jóvenes,o, mayores adultos. Cuando terminan sus cursos son tan bachilleres a los 25, 38 o 45 años, como aquellos que hemos tenido la oportunidad de estudiar desde niños, y a los 16,17, ó, 18 años hemos alcanzado ese título. Con la única diferencia que ellos por su edad alcanzan el título de "Bachilleres por madurez".

Saben lo mismo que nosotros, tienen tanto valor como nosotros, pero no tienen las mismas oportunidades que nosotros porque el tiempo, lastimosamente, está en contra de ellos. El punto es que, en lo espiritual, nos sucede lo mismo. Dice Eclesiastés en capítulo 3 y verso 1: "TODO TIENE SU TIEMPO BAJO EL SOL", y el tiempo de estudiar es cuando uno es niño. Y nos dicen los Proverbios en 22:6: "Instruye al NIÑO en su camino, y AUN cuando fuere viejo no se apartará de él". Usted puede, como con los estudios materiales, educar a una persona adulta que no tubo la oportunidad de aprender los caminos de Dios cuando fue niño, y llegará a ser una persona salva como usted, llegará a tener a Dios como usted, pero tenemos que decir que sus oportunidades serán limitadas, ¿Por qué? Porque el tiempo no se lo permitirá.

Si usted no lleva hoy a sus hijos a la presencia de Dios, la misericordia de Dios es tan grande, que quizás ellos de grandes busquen al Dios que usted no pudo, o, no quiso mostrarles. Pero sepa de una vez, que sus oportunidades serán limitadas, ellos serán cristianos por madurez. Tan cristianos como cualquiera, pero con oportunidades espirituales limitadas como en el caso del bachiller por madurez material. Meditemos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Y ¿todos los días ?

Esta es quizás la segunda o tercera ocasión en la que escribiré a título personal. Hace unos días alguien me preguntó: ¿Y todos los días escribís?, en letras no suena como me lo preguntaron, quizás debiéra, para que usted lo entienda, escribirlo así: ¡¡¡¿¿¿ Y TODOS LOS DIAS ESCRIBIS????!!!!. Como quien dice, ¡Qué aburrido! ¡Qué carga! ¡Qué pena!.

Por educación, y por la cortesía de que la persona no conoce a Dios como debiéra conocerla no le respondí: ¡¡¡¿¿¿Y TODOS LOS DIAS COMES???!!! ¡¡¡¿¿¿No te aburre comer tres veces al día??? !!!. Vea usted, mi punto de vista es: Si el cuerpo necesita tres comidas diarias para mantenerse bien, ¿cómo pretende mantener su alma buena, asistiendo UNA sola vez a la iglesia durante la semana o el mes? ¿Soportaría usted desayunar hoy domingo, y volver a comer hasta el desayuno del otro domingo? Ah, y es más, si alguien lo invita a la playa el próximo domingo ¿Soportaría mejor desayunar hasta dentro de 15 días?. Bueno, pues eso es lo que yo asumo con respecto a mi alma, y pienso que todos debiéramos hacer lo mismo, por ello, de lo que DESAYUNO TODOS LOS DIAS CON EL SEÑOR, espiritualmente hablando es de lo que le comparto a usted un poquito.

¿Por qué un poquito? Pues porque usted tiene otras ocupaciones, y lo que pretendo es darle un incentivo, un poco de miel para que no se empalage, pero que desee más del Señor. Mi cuerpo, su cuerpo, el cuerpo de todos necesita comer a diario... la pregunta es, en un mundo tan convulcionado espiritualmente ¡¡¡¿¿¿ Soportará nuestra alma comer solamente cada ocho o quince días???!!! Meditemos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Porque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser.

Actualmente, cuando alguien se dice cristiano o cuando a alguien lo señalan como tal, se espera de esa persona una vida santa, pura, sin mancha, sin tacha alguna, sin errores, con todas las virtudes a flor de rostro y en la plenitud de sus expresiones.

Ese, es el ideal del cristiano, esa es la meta que todos perseguimos, no sólo para agradar a los hombres sino primeramente para agradar a Dios, lamentablemente, como dijo Jesús en su oración de Juan 17: "No somos del mundo, pero estamos en él". Y, como escribió Juan en su primera epístola: "Ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que hemos de ser". Todos, hasta nosotros los mismos cristianos quiséramos vivir en un mundo que realmente representara todos los poderes y las virtudes que se supone debemos tener, pero la realidad es otra. No estamos hablando aquí, de que ya con ésta introducción cualquiera que se diga cristiano pueda vivir como quiera, no. Estamos hablando de que la lucha es constante, progresiva, y difícil. Dios Padre, Cristo, y el Espíritu Santo, no son magos con sombreros que sacan conejos, globos, y pañuelos de la nada. Estamos hablando que son seres espirituales perfectos, y que tratan las vidas de las personas para hacer en ellos y de ellos, productos espirituales eternos.

Para hacer un mueble rústico un carpintero toma poco tiempo, pero para hacer un mueble fino, se toma su tiempo. Eso es lo que Dios Padre, Cristo, y el Espíritu Santo hacen con su gente. Poco a poco, con paciencia, con dedicación, con esmero... porque quieren productos finos, bien terminados, productos eternos. Productos que algún día manifiesten lo que ellos son. Meditemos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

No olvides ninguno de sus beneficios.

El ser humano tiende a OLVIDAR lo que le ha sucedido, tanto en lo bueno como en lo malo. El problema con ello es que, si nosotros olvidamos lo malo que nos ha sucedido, lo más seguro es que cometeremos los mismos errores del pasado, con la lógica consecuencia de sufrir las mismas consecuencias.

Pero más delicado es OLVIDAR lo bueno que hemos tenido, y sobre todo, OLVIDAR que todo eso bueno ha venido de parte de Dios. David en el Salmo 103 y verso 2 nos lo dice de ésta forma: "Bendice, alma mía, a Jehová; y no OLVIDES ninguno de sus beneficios". El olvidar los beneficios que nos da Dios, se llama "falta o carencia de gratitud". Y para que lo entendamos mejor nos podemos poner a pensar en cuántas veces nosotros hemos ayudado a alguien en plena necesidad, y como pago hemos recibido falta de gratitud, traición, malos gestos, etc. y nos ha hecho sentir tan mal que nos frustra a tal grado que ya no queremos ayudar al que viene atrás. Ahora bien, imagínese usted cómo se sentirá el corazón de Dios cuando nosotros, los que nos llamamos sus hijos, le pagamos así.

Tenerle gratitud a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros lo demostramos no OLVIDANDONOS de él; instruyendo a nuestros hijos en lo que Dios es y hace por nosotros y por ellos; dándole a Dios su tiempo diario; compartiendo con otros lo que Dios ha hecho por nosotros; entendiendo que estamos en donde estamos porque Dios nos ha puesto allí, no por nuestro esfuerzo, pues hay quienes se han esforzado más que nosotros y siguen más abajo que nosotros. Practiquemos lo que nos aconseja David: ¡No olvidemos ninguno de sus beneficios!. Meditemos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

¡Ay de ellos!

Es muy común que nos encontremos en la calle o en una reunión, a personas que han sido lastimadas en la iglesia y que lamentablemente ya no quieren saber nada de Dios, como si él tuviera la culpa de lo que los hombres hacen o manosean en su nombre.

Este no es un problema nuevo dentro de la iglesia, Judas, el otro hermano del Señor Jesús, al igual que Jacobo, nos dice en su epístola con respecto a esos seudocreyentes que se autonombran líderes y que pretenden llevar las riendas de los asuntos de Dios: "¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín (recordemos que Caín fue el primer asesino de la humanidad), y se lanzaron por LUCRO en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos... son como nubes sin agua" (Judas, versos 11-12). No es nuevo el encontrar personas aprovechadas en los negocios de Dios. No es nuevo que haya personas engañando a otras por interéses personales y mesquinos.

Pero, eso no debe detenerlos, Dios nos ha dado discernimiento para que podamos caminar con personas que no aman "apasentarse a sí mismos", sino que sin interés alguno, sino sólo el de cumplir con el ministerio que Dios les ha dado, buscan el bien común de las ovejas, buscan ayudar a otros sin motivos ocultos, buscan agradar a Dios, agradando a los hombres. No pongamos nuestros ojos en esas nubes sin agua como dice Judas, pues ¡Ay de ellos!. Meditemos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El que se extravía y no persevera.

El apóstol Juan escribe en sus últimos años de vida, entre los años 85 y 100 de nuestra era, tres epístolas, todas con fines educativos y correctivos, pues la revolución espiritual que había causado la venida, predicación, muerte y resurrección de Cristo, había causado, a su vez, una división muy marcada en la vida de judíos y gentiles de la época. Situación, que lamentablemente, hoy no nos es ajena.

En la segunda epístola Juan nos dice en el verso 9: "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la DOCTRINA DE CRISTO, no tiene a Dios; el que persevera en la DOCTRINA DE CRISTO, ese tiene a Dios". ¿Qué quiso explicarnos Juan? Muy brevemente la historia antigua nos muestra el siguiente panorama: de Adán a Abraham, Dios dirigía los destinos de SU gente hablándoles personalmente, y dándoles las indicaciones de lo que quería, y cómo lo quería, vea Génesis 1:28 con Adán y 12:1-5 con Abraham. Pero, cuando le explicó a Abraham, que sus próximas 4 generaciones serían esclavas en Egipto y que las libraría luego, vino Moisés y a él le dió el "Decálogo" o lo que conocemos como la Ley. De allí en adelante, el mundo antiguo se dividiría en "Israelitas o Judíos" y "gentiles". Los israelitas se regían por la Ley de Moisés, y los gentiles por las leyes del mundo.

Luego vino el anunciado Mesías, Jesús el hombre, Cristo el Divino. Jesús nos trajo el "Evangelio o las Buenas Nuevas", dejando atrás la Ley de Moisés. DESDE el Sermón del Monte, vemos cómo Cristo ya no predica La TORA, o la NOMOS, que significan Ley, sino la DIDACHE o DOCTRINA DE JESUCRISTO, que no es más que el EVANGELIO de su Palabra. De allí, que Juan nos diga: No se extravía el que siguiendo a Cristo, peca o cae en una falla y luego se levanta para seguir, sino se extravía el que: Sabiéndo cuál es la DOCTRINA DE JESUCRISTO, o la ignora o la deshecha. Meditemos.