sábado, 31 de julio de 2010

Bienaventurado todo aquél que teme a Jehová.

Así inicia el salmo 128: "Bienaventurado el todo aquél que teme a Jehová, y que anda en sus caminos" ¿Por qué? Pues el mismo mismo salmo nos lo explica: "Cuando comiere el trabajo de tus manos (en otras palabras será fructífero), bienaventurado serás y te irá bien".

¿Quién es aquél insensato que quiere trabajar por gusto? ¿Quién aquél que no desea ver el fruto positivo en sus labores? Todos trabajamos para tener una ganancia, una ganancia que nos permita cubrir nuestras necesidades mínimas. Pero, cuando tememos a Dios, y ese temor (éste es un temor de respeto no temor de miedo) nos hace cumplir con sus mandamientos, y eso, a su vez, nos trae bendición. Mire cómo continúa la bendición en el salmo: "Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa" ¿Qué significa eso? Pues que abrá paz en el hogar, que la mujer será una esposa fiel en sus labores de la casa, que también dará bienestar a sus vecinos a eso se refiere con "a los lados". Tus hijos serán como plantas de olivo alrededor de la mesa. Esto quiere decir que los hijos serán hijos de paz, pues del olivo se sacaba el aceite de la unción para el sacerdocio en el antiguo israel.

La clave pues está en tenerle a Dios un temor reverente, un temor por respeto. Y depositar en El nuestra fe, todo nuestra confianza, y todo nuestro ser. Creer que El es capaz de bendecirnos, bendecir a nuestras parejas, y por supuesto, al fruto de ese amor... los hijos. Meditemos.

viernes, 30 de julio de 2010

Y se fueron pues...

Con cuánta ilusión esperamos casarnos, formar un hogar estable, tener nuestros hijos, poderles proporcionar lo que necesitan para su formación física y material, pero, ¿hemos pensado aunque sea lejanamente en su formación espiritual?

No tenemos duda en cómo iniciar su formación física, que si se les da leche de pecho, o leche especial, o la mejor nutrición, etc. Para su formación material buscamos los mejores colegios, universidades, puestos de trabajo, etc. Pero, ¿y lo espiritual?. La Palabra de Dios nos indica que: "Instruyamos al niño en su camino, y aún cuando llegue a viejo, no se apartará de ese camino bueno" (Proverbios 22:6). ¿Cómo lo instruimos? Bueno, algunos pasos serían: si aún no nos hemos casado, oremos por una buena mujer o un buen hombre como compañeros; si ya estamos casados, intercedamos por nuestra compañera o compañero de vida para caminar con el mismo sentir. Si no tenemos niños aún, oremos para tenerlos primero y luego para poder ser capacitados y guiárlos en los buenos caminos. Si ya los tenemos oremos por ellos todos los días, pues si nos preocupamos por su comer y su vestir material ¿cuál es la razón para dar por sentado que espiritualmente están cubiertos?

Los niños dependen de nosotros y si nosotros no dependemos de Dios... aliviados estarán nuestros hijos como decimos en nuestro medio. No podemos pedir un buen esposo o una buena esposa para nuestros hijos, si no hemos hecho nuestra parte para entregar un buen esposo o una buena esposa. ¿Cómo no esperar un vaina o una mujer ligera para nuestros hijos, si no los hemos enseñado a elegir lo correcto? ¿Que el amor es ciego? Mentira. Dios dijo: "Si escucháreis hoy mi voz, y la obedeciéreis, yo os bendeciré en todas tus entradas y en todas tus salidas" (Deuteronomio 28). El que un hijo se vaya... es una nuestras salidas. Cómo salga, no sólo depende de ellos sino en gran parte de nosotros. Meditemos.

jueves, 29 de julio de 2010

¿Existen todavía los buenos líderes?

Hoy en día la iglesia está siendo atacada por un mal que se está volviendo endémico, la vanagloria. Antes de que hubiese un avivamiento de la Palabra de Dios, es decir una aceptación al grado en que hoy vemos, cualquier líder se conformaba con ser un líder a secas. Ahora que el evangelio está avanzando poco a poco en todas las naciones, en todas las culturas, en todos los idiomas, y eso, está cambiando también el actuar de muchas personas.

En los tiempos de Jesús usted mira que El mismo instituyó a 12 apóstoles, a quienes luego añadió a Pablo; instituyó 72 discípulos; y a su partida los suyos instituyeron 7 diáconos. Habían habido y había profetas, sumo sacerdote, sacerdotes y punto. Hoy, usted ya encuentra títulos "inventados" dentro de la iglesia. Hay "seudo doctores", hay "seudo apóstoles", hay "seudo profetas", etc. Cualquiera quiere sobresalir a cualquiera costo. Los cinco ministerios de la iglesia siempre estarán, el libro de Efesios lo menciona: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores, y Maestros (5:11). Pero, NO son "autoproclamados", no es por "autonombramiento", es por un "don" de Dios.

No es sabio, que confiemos en alguien que se autoproclama "doctor", "apóstol",
o "profeta". Tenemos que pedirle a Dios que nos de el discernimiento necesario para poder seguir a los que realmente son hombres proclamados por EL, pues ellos, son pastores... los otros son asalariados (Juan 10:12). Meditemos.

miércoles, 28 de julio de 2010

¿Quién no quiere tener paz espiritual?

Uno de los elementos que más anhela el hombre de bien es tener paz. La paz, es un estado, una virtud, un elemento, catalóguelo como usted quiera, pero que todos anhelamos tener para poder trabajar y vivir tranquilos. Si algo es horrible es trabajar en un ambiente contrario, moverse en un ambiente hostil, en un lugar en donde uno tiene que cuidarse las espaldas de todos.

Usted podrá decir, pero, es que tener paz espiritual no significa necesariamente que yo tenga paz material... casi está en lo cierto; pues la escritura dice que al tener paz espiritual, lo que sigue es la paz material. El Salmo 119 en los versos 163 y 165 nos aclaran: "La mentira aborrezco y abomino, Tu ley amo... Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo". Según vemos en las escrituras sí hay un secreto para tener paz espiritual, y, que ésta, nos traiga la paz material, AMAR LA LEY DE DIOS. Si nosotros cumplimos los mandamientos de la ley de Dios, si nosotros aborrecemos decir mentiras... esa paz espiritual nos traerá la paz material. Meditemos.

martes, 27 de julio de 2010

Moisés, Aarón y Samuel.

Muchos entre los creyentes nos preguntamos continuamente: Señor, ¿Por qué no respondes mis oraciones como lo hacías con los antiguos? ¿Por qué siento como que no me escuchas, que estás lejos?. Veamos algunas respuestas en la escritura.

El Salmo 99 en su verso 6 nos dice: "Moisés y Aaraón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre, invocaban a Jehová, y él les respondía". ¿Por qué?. Veamos. Moisés, era y vivía como el hombre "más manso" sobre la faz de la tierra (Números 12:3), por lo que se sometía a todos los designios de Dios; Aarón, era y vivía como "un Sumo Sacerdote" (Exodo 26:21 y 27:1-2), por lo que ministraba a Dios continuamente y vivía una vida de santidad. Y, por último, Samuel, "escuchaba" la voz de Dios continuamente (1era. Samuel 3:11), y siempre estaba dispuesto a obedecerla con temor.

Quizás esas son las "cualidades" que no tenemos y por las cuales Dios no nos responde. Pero, lo importante es que hagamos nuestra lucha diaria para tratar de alcanzarlas, así, cumplamos nuestro anhelo que, entre paréntesis, también es el anhelo de Dios, tener respuestas y estar agradados. Ciertamente Dios NO es un viejito bueno y cansado que todo lo deja pasar, pero tampoco es un tirano que está pendiente de ver quien peca para destruirlo. Meditemos.

lunes, 26 de julio de 2010

¿Quién es un hombre de bien?

Ya lo compartimos hace unos meses pero consideramos oportuno repetirlo, cuando éramos niños estabamos en la puerta de la casa de nuestra bisabuela Sofía con ella, cuando pasó una señora del barrio con sus hijos. Eran aquellos tiempos en que uno pasaba al lado de alguien, y conocido o no, se daban los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches, se deseaba feliz día, o se compartía un "Dios le bendiga" sin interés alguno... simple educación y cortesía.

Luego que se cruzaron los saludos antes descritos, le djimos a nuestra bisabuela: Mamá Sofía, ¿verdad que ellos son buenas personas?. Su respuesta ha quedado grabada en nuestras mentes desde hace casi 55 años: "Mirá á sus hijos dentro de 40 años, y entonces decidí si son buenas personas o no" nos respondió. El concepto hace medio siglo era que según uno educaba a sus generaciones se podía decir que uno era bueno o no. Hoy, ese concepto hasta la educación escolar lo ha cambiado. Pero, Dios nos dice por medio del salmista David: "El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás" (Salmo 112:5).

Para Dios, una persona de bien es aquella que vive equilibradamente, que sabe vivir en abundancia y que sabe vivir con escacez; que no se crece por tener más pero que tampoco se cree menos por no tener; que sabe abrir la mano para recibir cuando no tiene, pero que la sabe extender cuando le sobra. Aquella persona que sabe, entiende, y reconoce que lo que tiene no solamente es fruto de su esfuerzo sino de la mano de Dios, y que, sabe y entiende que el que no tiene no necesariamente es por falta de entendimiento sino que en muchos casos, son tratos personales que Dios tiene para con ellos. Los que logran entender esto, ellos son hombres de bien. Meditemos.

domingo, 25 de julio de 2010

Dios ¿Es tan bueno que no castiga?

Con respecto al mensaje del día de ayer alguien nos escribió comentándonos que él no cree que Dios castigue. Esa es la creencia de muchas personas no sólamente dentro de la iglesia de Jesucristo. Lo hemos dicho en varias ocasiones desde ésta ventana, se tiene la idea de que Dios es un viejito bueno, sentado en su trono celestial, viendo como distracción a todo sus hijos y nietos.

La escritura no nos habla de un Dios así, si estudiamos detenidamente la historia vamos a ver que desde el principio, Dios puso normas mínimas de vida y todo aquél que no las ha cumplido ha sucumbido a su ira. Adán y Eva, la única órden que tenían era no tocar un fruto, lo tocaron y sufrieron el castigo de Dios. En los tiempos de Noé, la orden que tenían era honrarlo a El, no lo honraron como a Dios y destruyó al mundo. En Sodoma y Gomorra, el lesbianismo y el homosexualismo era la orden del día, movimiento horrendo a los ojos de Dios, fueron sepultados en fuego. Israel, la nación elegida de Dios, no lo siguió ni lo honró, Dios se divorció de su pueblo y nos dió cabida a los gentiles.

Hoy, todos los pueblos que no honran las leyes de Dios caerán bajo los mismos castigos. Nos atrevemos a decir que no quitemos los ojos de lugares como Arizona, en Estados Unidos porque Dios dijo: "No atormentéis al extranjero, pues extranjeros fuistes en tierra ajena" (Deuteronomio 10:19), lugar que acaba de autorizar una ley contra los extranjeos, que con sólo tener usted "aspecto" de extranjero ya es digno de persecusión. Y, de naciones como Argentina, que recién acaba de autorizar las bodas entre homosexuales y lesbianas, con ésto más, dádivas de su presidenta incentivando dichas uniones... Meditemos y esperemos.

sábado, 24 de julio de 2010

¿Por qué no vemos frutos?

¿Quién quiere estar invirtiendo sus fuerzas en algo estéril? ¿Quién desea tener un terreno en el que no se pueda cultivar nada? ¿Quién quiere una porción de terreno que solamente tenga piedras? NADIE. Todos queremos ver un buen resultado al esfuerzo que hemos hecho, y mientras más, mejor.

La escritura nos dice por medio del salmista que muchas veces la tierra se convierte en estéril, por motivos que sí pudieron ser controlables, veamos: "El (Dios) convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedales, la tierra fructífera en estéril... POR LA MALDAD DE LOS QUE LA HABITAN" (Salmo 107:33-34). Casi toda la tierra que hay en el mundo es buena, lo que sucede es que por la MALDAD de las personas que la habitan, Dios decide maldecirla y que no de fruto. Si usted se toma unos minutos para leer la historia, verá que grandes zonas que antes fueron fructíferas, hoy, son desiertos por la maldad de la gente que la habitó. Vea cómo para los árabes la tierra es un desierto (por perseguir al pueblo elegido de Dios), mientras que ese mismo desierto hace que los Israelitas sean los primeros y mejores productores y exportadores de frutas en el mundo.

Vea cómo, las grandes catástrofes de los últimos tiempos han ocurrido en lugares en donde hay casinos y centros de pérdición como con el sunami de Sumatra y toda indonesia; vea cómo fue destruida Nueva Orleans en donde se celebra el famoso Marvi Grass cada año (festival de jass y de degeneración sexual); vea cómo fue destruida Haití, centro mundial del ocultismo y la hichicería. Vemos entonces, que la tierra es maldita y convertida en estéril... por la maldad de los que la habitan. Lección: Guardemos bien nuestra tierra y veremos frutos. Meditemos.

viernes, 23 de julio de 2010

¡Por qué a mí, Señor!

Por qué a mí, Señor. Es una expresión que los que acostumbramos ir a una congregación muchas veces nos hacemos. Por qué a mí me tienen que tocar todos los regaños, por qué a mí me tienen que hablar como llamándome la atención. Por qué no lo hacen con el bolito de la calle, con la mujerzuela de la calle, con el ladrón de afuera, etc.

Si tan sólo lograramos entender que el hecho de que lo que "dice" un líder, lo que "predica" un pastor, lo que "escribe" alguien por allí... NO es un regaño para nosotros, aún y cuando pareciera. Es simplemente que Dios está teniendo "misericordia" de nosotros para que no caigamos en lo que otros caen. Es misericordia de Dios para que se lo enseñemos a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos, y tengamos el gozo de una generación sana y salva. Si vemos la historia en las sinagogas del pasado judío, sucedía; en la iglesia primitiva, sucedía; a los apóstoles, les sucedió con Jesús de tal suerte que las palabras de Jesús sonaron tan duras que varios de sus discípulos (no de los 12 apóstoles) se fueron para no regresar más (Juan 6:66).

En lugar de sentir duras algunas palabras que nos dicen, que oimos, o que leemos, demos gracias a Dios, porque nos está biendo con ojos de misericordia, y nos está avisando que NO quiere que lleguemos a lo que otros han llegado. Meditemos.

jueves, 22 de julio de 2010

Un secreto.

A muchas personas les gusta contar o que les cuenten un secreto. Aunque el saber o conocer un secreto es muy delicado, pues si le cuentan algo a uno que se supone nadie sabe y a los pocos días se hace muy público ¿De quién van a sospechar que lo contó?

Sin embargo, nosotros en la escritura encontramos muchos secretos que Dios tiene guardados, pero que quiere que nosotros los encontremos ¿curioso no?. Veamos lo que dice Proverbios 25:2: "Gloria de Dios es encubrir (esconder) un asunto (secreto), pero honra del Rey (sus siervos, sus seguidores) es escudriñarlo (encontrarlo). Y luego nos da botones como muestra: ¿Desea usted que su generación (descendientes) sean rectos, benditos, que tengan bienes, y que haya abundancia en sus casas? Bueno, pues aquí está el secreto: "BIENAVENTURADO EL HOMBRE QUE TEME A JEHOVA" (Salmo 112:1).

¿Quién es el hombre bienaventurado que teme a Dios y cómo lo demuestra? Pues cumpliendo sus mandamientos (Salmo 112:1-3). ¿Cuáles son los mandamientos que Dios quiere que cumplamos? Los ha resumido Jesús en dos: uno, amar a Dios sobre todo lo que éste mundo nos ofrece; y dos, amar y respetar al prójimo quien quiera que sea. Si logramos cumplir con esto. Habremos encontrado un secreto, el secreto de ser felices nosotros y los nuestros. meditemos.

miércoles, 21 de julio de 2010

Luchando por ser íntegros.

David en uno de los salmos que escribió, el 101:2-3 para ser exactos, declara: "En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa... no pondré delante de mis ojos nada injusto". La integridad es definida como: "Algo a lo que no le falta nada de sus partes, o, a una persona honrada, proba, recta".

Ambas definiciones son las que David nos estimula a que sigamos o cumplamos los que nos llamamos "creyentes". No podemos decir que seguimos a Cristo, quien sí tuvo éstas cualidades, si nosotros no luchamos por cumplirlas o no las tenemos como una meta. No podemos ser llamadas y reconocidas como personas honradas... si buscamos ganancias deshonestas. No podemos ser llamadas y reconocidas como personas probas... si no tenemos el mínimo de educación, caridad, y respeto por otras personas. No podemos ser llamadas personas rectas... si hablamos y actuamos con dobles intenciones. Que vamos a fallar en el camino, lo vamos a hacer, pues somos humanos y somos suceptibles al error, pero ello no indica que nos hundamos en el fango. Podemos volver a levantarnos y seguir luchando.

Dios sabe eso perfectamente, por ello es que nos alienta diciéndonos: "Siete veces cae el justo, pero vuelve a levantarse" (Proverbios (24:16). Y, también nos dice: "No dejará Jehová caído para siempre al justo" (Salmo 55:22). Ahora bien, hay condiciones: David nos las dice en el primer salmo de hoy por ejemplo: "Pero, no pondré nada injusto delante de mis ojos", y en éste último salmo el consejo es: "Echa sobre Jehová tu carga, y EL te sustentará". Meditemos.

martes, 20 de julio de 2010

Pedid y recibiréis.

Cuántas veces nos sentimos tan pequeños y tan insignificantes delante de Dios que no nos atrevemmos a pedirle algo, ciertamente hay personas que se mantienen pidiendo y que se creen merecer cuanto piden a Dios, pero el común denominador es saberse uno pequeño y poco merecedor de pedirle algo a Dios.

La Palabra de Dios nos insta, a que, como hijos de Dios que somos le pidamos, pero, sabiendo pedir. El mismo Jesús nos instó y nos guió cómo pedirle a Dios: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá" (Mateo 7:7). Y nos explica: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pesacado, le dará una serpiente? Bueno, pues si vosotros siendo MALOS sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará lo bueno a los que se lo piden? (versos 9-11). Ahora bien, muchas personas dicen: "Es que yo pido y no recibo". Sí, es cierto, pero la misma escritura nos da la razón del por qué. Dice Santiago 4:3: "Pedís, y no recibís, porque PEDIS MAL, pues pedís para GASTAR EN VUESTROS PLACERES".

No es lo mismo que nosotros le oremos al Señor para pedirle un vehículo como medio de trasporte necesario, a que le pidamos un Mercedes o un Ferrari. No es lo mismo que le pidamos una casa para vivir, que le pidamos un palacio que no necesitamos. Uno debe pedir lo suficiente para cubrir su necesidad, si Dios, en su misericorida nos quiere dar más... excelente, recibámoslo pero hagamos buen uso de ello. Pero lo que El desea es cubrir nuestra necesidad y que nosotros estemos agradecidos y contentos con ello. Meditemos.

lunes, 19 de julio de 2010

Entonces les dió lo que pidieron.

El salmista nos habla constantemente de la "misericordia" de Dios, esa es una virtud que desde el punto de vista del hombre es muy bueno que Dios la tenga, lamentablemente abusamos de ella.

El salmista nos recuerda que no hagamos lo que hizo el pueblo de Israel cuando estaba en el desierto, cuando luego de haber visto todas las maravillas que Dios había hecho por ellos para sacarlos de Egipto, ellos dudaron si Dios realmente era poderoso. Pues no sólo dudaron de sus poderes sino de las "intenciones" de Dios cuando tuvieron sed, cuando tuvieron hambre, por ello el salmista les dice: "Y él les dió lo que pidieron, mas envió mortandad sobre ellos" (Salmo 106:15). ¿Cuando fue eso? Pues lo vemos en Números 11:33, cuando luego de haber visto ellos cómo Dios los sacó de Egipto sobrenaturalmente, cómo les había dado agua de la peña, cómo les había mandado maná del cielo... vienen ellos y piden carne. Ciertamente Dios les envió codornices, y ellos se llenaron la boca de carne, pero dice la palabra lo siguiente: "Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande".

Nosotros creemos que solamente cuando Dios nos responde una oración de petición nos oye y nos ama, no puede pasar por nuestra mente que muchas veces lo que estamos pidiendo no nos conviene y por eso es que no nos lo da, pero que eso, también es misericordia. Ojalá y el Señor nos de gracia, entendimiento, discernimiento, y tengamos una buena actitud no sólo cuando nos responde sí, sino también cuando nos responde no. Meditemos.

domingo, 18 de julio de 2010

Señor, enséñanos a orar.

¿Qué fue lo que vieron los discípulos de Jesús en EL, que no habían visto en otras personas, para que le dijeran: Señor, enséñanos a orar? Definitivamente lo primero que vieron fue "resultados". Ellos vieron cómo a Jesús sí le respondía Dios sus oraciones. Veían a los cojos caminar, a los ciegos ver, a los leprosos salir caminando sanos, a los muertos volver a la vida, etc.

Otro punto que definitivamente tuvieron que ver fue el hecho, dado las condiciones de religiosidad en que habían sido criados, que cuando alguien camina con Dios se debe notar que camina con Dios. Ellos querían eso, ellos buscaban eso, por tal motivo le dicen a Jesús: ¡Enséñanos!. No se lo piden a los religiosos porque los religiosos no lo saben hacer. Ellos habían convivido con los religiosos toda la vida y nunca habían visto resultados. Es más, cuando lo religiosos miran a Jesús y a los suyos haciendo lo que ellos nunca habían podido hacer, los persiguen, los calumnian, se oponen a ellos. Y, eso, volverá a suceder ahora en el término de los tiempos. Si usted estudia apocalipsis, usted verá que viene una gran persecusión para todos aquellos que realmente aman y buscan a Dios.

Nos vienen tiempos difíciles, tiempos duros, tiempos de persecusión a quienes amamos real y sinceramente a Dios. Tenemos qué saber orar para que Dios nos pueda, por medio de esa oración, decir qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo y con quiénes hacerlo. Meditemos.

sábado, 17 de julio de 2010

¿Qué clase de evangelio estamos practicando?

"Donde quiera que se predique ESTE evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta mujer ha hecho". Palabras dichas por Jesús con motivo del derramamiento de alabastro sobre su cabeza en casa de Simón el leproso en Betania (Marcos 14:3-9).

Ahora, vale la pena preguntar ¿Cuál es ESTE evangelio al que se referirá Jesús? ¿Se referirá al "evangelio de la cruz" que El predicó y practicó, o, por el contrario, se referirá al "evangelio de la piñata" que con tanta frecuencia escuchamos hoy? Jesús nos dejó dicho: "Toma tu cruz... y sígueme", y cuando leemos o estudiamos detenidamente los cuatro evangelios vemos que es un sistema de vida de abstenciones, de limitaciones, y de negaciones... con respecto a la vida liberal que llevan los impíos. No es un sistema de "haga lo mismo que los impíos... y no tenga pena... aquí está la sangre de Cristo para limpiarlo".

Lastimosamente, el evangelio que muchas congregaciones practican hoy en día, es el evangelio de yo necesito, yo pido, yo recibo. No es el evangelio que nos dejó Jesús, de vivir para otros, de ver qué necesitan otros, para ver qué reciben otros, para ver qué les podemos dar a otros. Nuestro evangelio es un evangelio personal, egoísta, ciego, y corto de manos para dar pero largo para extender la mano y recibir. Meditemos.

viernes, 16 de julio de 2010

Grande es su misericordia.

Muchos de nosotros los creyentes estamos acostumbrados a escuchar la frase: "Grande es o grandes son las misericordias de nuestro Dios". Y, sin embargo, pensamos, pero entonces ¿Por qué hay tantas personas enfermas, necesitadas, solas, lastimadas, etc?

Hemos confundido las misericordias de Dios, o mejor dicho, la falta de misericordia de Dios con las consecuencias de nuestras acciones, nos explicamos. No es falta de misericordia de Dios, que por la imprudencia de ir a excesiva velocidad tengamos un accidente y pasemos tres meses enyesados de una pierna. Eso es una consecuencia de nuestra falta de imprudencia. No es falta de misericordia del Señor el que estemos en un problema judicial, porque no supimos manejar una chequera y giramos más de la cuenta. Esa es una consecuencia de nuestra responsabilidad.

Ahora bien, el salmista nos dice lo que sí es misericordia de Dios: "No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados" (Salmo 103:10). ¡Eso sí que es misericordia! El hecho de que Dios no nos cobre el total de la factura con muerte irremisible, sino con un leve castigo o sufrimiento por el hecho de ser pecadores. Allí sí que vemos la misericordia de Nuestro Dios, el que no nos destruya por culpa del pecado sino que nos de el derecho al perdón, eso es misericordia. Meditemos.

jueves, 15 de julio de 2010

Bienaventurado el hombre a quien Jehová corrige.

En muchas ocasiones durante nuestra caminata cristiana hemos escuchado personas que dicen: "Es que a mí, Dios no me deja pasar ni una, pero a otras personas sí". Esto es una expresión muy cierta, pero tiene su razón de ser.

¿Cómo son hoy, las personas que usted conoció de niños y que sus padres nunca les pusieron un alto a sus actos? ¿Qué clase de hogares tienen, aquellos que cuando cometían algún error, sus padres estaban atentos a corregirlos, a decirles que pidieran perdón, ha instruirlos a dar una disculpa, o quizás, hasta obligarlos a reponer lo que se había dañado o roto?. Estas últimas son las personas que Dios no sólamente DESEA tener sino que NECESITA tener como HIJOS. El salmista nos dice: "Bienaventurado el hombre a quién tú, oh Jehová, corriges... para hacerle descansar en los días de su aflicción" (Salmo 94:12-13).

Aquí, no solamente se nos dice que los HIJOS son corregidos mas no los que no son hijos, sino que se nos da la razón: "Porque los HIJOS tendrán días de aflicción, y allí, es donde aplicaremos las correcciones que Dios nos ha dado, y al aplicarlas sabremos DESCANSAR durante la aflicción. Mientras que para los que no son hijos la aflicción será un martirio. Meditemos.

miércoles, 14 de julio de 2010

Hay tiempo de reír pero hoy nos tocó llorar.

Salomón nos escribió en Eclesiastés. "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Hay tiempo de nacer... y tiempo de morir; hay tiempo de reír... y tiempo de llorar" (Eclesiastés 3:1 y 4).

Durante los últimos años hemos sido testigos de que éstas palabras se han cumplido, hemos visto con gran gozo cómo nuestros familiares, nuestros amigos, y nuestros conocidos tienen tiempos de alegrías al ver nacer y crecer a sus hijos, quienes ahora ya mayores están formado sus familias. Vemos con gran gozo compartido, el hecho de que aquellos niños que fuimos, hoy, ya adultos mayores estamos llegando a ser padres bienaventurados y afortunados abuelos. Somos testigos fieles de las maravillas y bienaventuranzas de Dios, al ver a nuestra generaciones multiplicarse... esos han sido tiempos de ver nacer... y tiempos de reír. Lastimosamente, también hemos sido no sólo testigos sino también víctimas de los tiempos de ver morir... y de tener que llorar. Antes de ayer, precisamente mientras escribíamos el mensaje de la vida y la muerte, nuestro celular sonó para traer noticias lamentables, una de nuestras cuñadas mayores había fallecido al anochecer.

Damos gracias a Dios y a su misericordia, que aún y cuando nuestro corazón está dolido en lo material, y a nuestros ojos les cuesta mucho pero realmente mucho dejar de expresarse; en lo espiritual estamos agradecidos, pues ciertamente el cáncer nos ha arrebatado al tercer miembro de la familia en línea en los últimos 14 años, pero a los tres los hemos visto partir de la mano del Señor. Hemos visto cumplidas sus promesas en ellos, y eso, nos llena de esperanza... una esperanza que no podíamos dejar de compartir con usted para la GLORIA de nuestro Señor Jesucristo. Meditemos.

martes, 13 de julio de 2010

El privilegio de llegar a viejo.

Las personas que hemos tenido el privilegio de haber conocido y tratado a nuestros ancestros, entiéndase por ello a abuelos, bisabuelos, y ya no digamos tatarabuelos, tenemos que reconocer que Dios ha sido muy bueno con nosotros.

Una de las características que nosotros recordamos de los nuestros, pues hemos sido de ese grupo privilegiado, es la instrucción por repetición que nos dieron. Esos dichos populares, esos refranes sacados de la experiencia personal, esos consejos vividos para luego ser compartidos... ¡CUANTO BIEN NOS HAN HECHO!. Hoy, en la misericordia del Señor, nosotros estamos iniciando apenas, ha entrar en ese largo camino de la vejez; hoy, es cuando nos corresponde a nosotros iniciar a instruir a nuestros predecesores, no sólo, en lo que fuimos instruidos sino que también en lo que la vida nos ha permitido aprender. Dice el salmista: "Bienaventurado el que es plantado en la casa de Jehová, pues AUN EN LA VEJEZ FRUCTIFICARA" (Salmo 92:14). Pero nos dice también para qué fructificará: "Para anunciar que Jehová es nuestra fortaleza, y que es recto".

No es casualidad ni sólo porque sí, que Dios nos ha permitido llegar a la tercera edad; es con un fín, con una meta, con un propósito: "Publicar sus grandezas, anunciar a otros, especialmente a los nuestros, que Dios es bueno, que vale la pena vivir y sufrir por su causa, así como El lo hizo por la nuestra". Bien termina el pensamiento el salmista diciéndonos: "Bienaventurado el hombre a quien tú, Jehová, corriges; Y en tu ley lo instruyes, para hacerle descansar en los días de aflicción" (Salmo 94:12-13). Y vaya si no estamos viviendo días de aflicción. Meditemos.

lunes, 12 de julio de 2010

Señor, enséñanos a contar nuestros días.

La cotidianidad nos hace de alguna manera insensibles o al menos distraidos, nuestra agenda está tan llena de actividades, en ocasiones lógicas y permanenetes como el aseo personal, la alimentación, llevar a los niños al colegio, ir a la oficina, etc. como también de las actividades que no siendo tan comunes, igual, nos consumen el tiempo, entiéndase compromisos familiares, sociales, actividades deportivas, etc. que en resumen, nos hacen olvidar asuntos importantes y eternos.

El salmista nos aconseja que hablemos con Dios a diario, y entre sus consejos está la siguente recomendación, pedirle a Dios que. "Nos enseñe a contar nuestros días de tal forma, que traigamos al corazón sabiduría" (Salmo 90:12). La cotidianidad nos hace olvidar que como también dice el salmista: "somos como la flor que en la mañana crece, pero que a la tarde es cortada, se seca, y muere" 8Salmo 90:6). Uno de los primeros consejos que Dios le dió a su pueblo en el desierto (reflejo del mundo que hoy vivimos) fue: "No dejéis de oír mi vos, hoy" (Deuteronomio 28). ¿Por qué? Porque mañana puede ser tan tarde como que ya no estemos. Hoy, cada día, cada mañana, lo más importante no es el aspecto personal, no son las actividades cotidianas, no es la preparación del cuerpo, no son los acotecimientos familiares y sociales, es nuestra preparación espiritual.

Es lamentable para el ser humano que la gran mayoría de ocasiones, sólo piensa en la muerte y en su destino final, cuando es invitado a un funeral. Cuando alguien expresa unas palabras con respecto de la vida y la muerte, entonces se hace un alto, una reflexión, un ligero análisis de nuestro destino que, lamentablemente, por producirse en esas circunstancias... es cortado de tajo cuando alguien nos interrumpe o suena nuestro celular, y volvemos a la cotidianidad. Por ello el consejo del salmista es más válido hoy que cuando fue pronunciado. Meditemos.

domingo, 11 de julio de 2010

¿Imitadores de Cristo?

Tenemos una nieta que tiene un año, está en la edad exacta de las gracias y también de las imitaciones, si usted se toca la naríz, ella también lo hace; si usted se toca el pelo, ella también lo hace, etc. ¿Por qué? Porque lo niños son imitadores de los padres.

El gran apóstol Pablo nos recomendó en 1era. Corintios 11:1: "Sed imitadores de mi, como yo soy de Cristo". En Efesios 5:1 nos recomienda. "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados". Y, el escritor de hebreos nos dice: "No seáis imitadores de los perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas". ¿Somos nosotros imitadores de Pablo? ¿Somos nosotros imitadores de Cristo? ¿Somos nosotros imitadores de aquellos que heredarán las promesas por la fe y la paciencia?. Si nos mantenemos en discotecas, si nuestra costumbre es escuchar música rock (cuyas letras está probado que son demoníacas), si estamos con un cigarro en la mano, y un vaso de licor en la otra ¿Estamos imitando a Cristo?.

¿Si hacemos todo esto, esperamos que nuestros hijos hagan lo contrario? "Instruye al niño en su camino, y, aún cuando fuere grande no se apartará de él" nos aconseja la escritura. "Lo que se siembra se cosecha" dice el refrán popular. No esperemos buenos resultados, si lo que sembramos no es una buena semilla. Meditemos.

sábado, 10 de julio de 2010

Contando las misericordias de Dios

Cuando uno está agradecido con otra persona por lo que hizo por o para nosotros, vamos y se lo contamos a otros. Lo que queremos es que otros sepan qué clase de amigo o pariente tenemos, es parte de nuestra gratitud y reconocimiento a esa persona.

En lo espiritual, el salmista nos recomienda: "Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente, de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca" (Salmo 89:1). ¿Qué nos está diciendo el salmista? Bueno, nos está diciendo que continuamente Dios aplica misericordia a nuestras vidas, estamos vivos, estamos sanos, tenemos provisión, tenemos una familia, un trabajo, medios para desarrollar esos trabajos, etc. en una palabra su mano está para con nosotros todos los días de nuestra vida. ¿Qué es lo menos que podemos hacer? Pues cantar a EL por sus favores y contárselo a otros, primero a nuestros hijos y a nuestros nietos, y luego, a los que nos rodean. ¿Con qué objeto?

Dice el libro de Romanos:"¿Cómo, pues, invocarán a aquél en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:114). Por eso es que debemos cantar y contar las misericordias de Dios. Nosotros cuando cantemos y contemos que es palpable la misericordia de Dios, haremos que otros crean. Meditemos.

viernes, 9 de julio de 2010

Consecuencias de no estorbar a los hijos.

Cuando uno lee la historia de los antiguos, ve lecciones que aún y cuando, Cristo vino a cambiar las normas de vida, siguen siendo vigentes, especialmente, las consecuencias a los pecados. Nos explicamos.

Elí, como vimos ayer, no estorbó a sus hijos, esto es que sabiendo que actuaban mal no los corrigió. Elí permitió que sus hijos profanaran la casa de Dios, que tomaran a la ligera los asuntos santos, que abusaran de las mujeres que llegaban arrepentidas a purgar su pecado, etc. Y Elí no los estorbó, no los corrigió, la consecuencia fue grave. "Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí (dijo Dios mismo) que la iniquidad de la casa de Elí NO SERÁ EXPIADA JAMAS, ni con sacrificios ni con ofrendas" (1era. Samuel 3:14). Dura sentencia para un pecado, JAMAS iba a ser perdonado. Hoy, como dijimos, aún y cuando las normas de vida nos han a sido cambiadas por Jesús, vemos con profundo dolor y pena, que hay pecados que acarrean dolor para siempre en la vida de una persona. El arrepentimiento viene, el pedir perdón viene, el perdón es concedido, pero, la consecuencia queda.

Y uno de esos pecados y acaso el más corriente que vemos hoy, es el adulterio. Pocos pecados hoy en día, son tan castigados y traen tanta consecuencia a la vida de las personas (culpables e inocentes) que éste pecado. En la escritura el pecado de adulterio es muy señalado, veamos: "Mas el que comete adulterio, es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace; heridas y verguenza hallará, y su afrenta nunca será borrada" (Proverbio 6:32). Todo el que cae en adulterio, es porque en algo ofendió a Dios previamente (generalmente ese pecado es idolatría); "Fosa profunda es la boca de la mujer extraña, aquél con el cual Jehová estuviere airado... caerá en ella" (Proverbios 22:14). Estorbemos pues a nuestros hijos, y estorbémonos nosotros mismos. Meditemos.

jueves, 8 de julio de 2010

Armados hasta los dientes.

"Armados hasta los dienes", es una expresión que normalmente utilizamos para expresar que alguien se está "protegiendo" sobre manera. Se dice que un padre de familia se "arma hasta los dientes", cuando instala cámaras de seguridad en su casa o su empresa; cuando contrata dos, tres y hasta más guardaespaldas para su guardar a su familia; y cuando compra más armas de las necesarias para resguardarse del perverso.

Ahora bien, es increíble cómo vemos a familias enteras "armadas hasta los dientes", gastando en automóviles blindados; en el sueldo de una cantidad enorme de guardaespaldas; etc. para resguardar materialmente a sus familias... pero, vemos con profunda pena, cómo, no resguardan a sus niñitos "del control remoto de la televisión en horarios inadecuados"; vemos cómo les permiten, a los adolescentes, ir a "fiestas" TODOS los fines de semana en donde consumen cualquier cantidad de licor, drogas, etc. y tiene relación con cualquier clase de gentes inmorales. ¿Cómo es posible que en un tiempo de tanto ataque espiritual, de tanta limitación y lucha espiritual, en eso NO inviertan? Hemos escuchado expresiones tan vacías como: "Es que son jóvenes pues, y no los podemos limitar". Dios castigo a uno de sus hombres más amados porque "NO ESTORBO" a sus hijos (vea la historia de Elí y sus hijos Ofni y Finees en 1era. Samuel 3:13).

Los hijos están bajo la potestad de los padres, no los padres bajo la potestad de los hijos. Mientras nuestros hijos estén bajo nuestro techo, están bajo nuestro dominio, y es nuestra obligación "primero, instruirlos; y segundo, estorbarlos". Aún el día en que se dan en matrimonio, es el último día que están bajo nuestro dominio, y ese día, podemos todavía darles la última lección, proponer el último estorbo... luego, tan sólo cosecharemos lo que hemos sembrado. Pidamos a Dios "gracia" si no la hemos recibido ya para iniciar hoy si no lo hemos hecho... pues bien dice el dicho que NUNCA ES TARDE PARA INICIAR. En el sentido espiritual SI debemos armarnos hasta los dientes. Meditemos.

miércoles, 7 de julio de 2010

Pan de lágrimas.

Es un hecho el que ninguno queremos sufrir. Todos buscamos la forma de alejarnos del sufrimiento, media vez esté en nuestras manos el hacerlo. Y, cuando viene, nuestra eterna lucha es acortarlo lo más que se pueda, en el caso que así sea.

Solamente hay dos motivos por los cuales el sufrimiento viene a nuestra vida, estamos hablando por supuesto del sufrimiento en personas creyentes, y éstos son: Uno, para ser "probados", para tener la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean "de qué material estamos hechos como creyentes". Y, la segunda, es como un "castigo" o una consecuencia de una desobediencia, en cuyo caso lo que hacemos es pagar las facturas de lo que hemos hecho. Para explicarnos mejor veamos unos ejemplos. Con respecto al sufrimiento para ser probados no hay mejor ejemplo que el del Job, veamos lo que satanás dijo acerca de probarlo: "Pero, extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra tí en tu misma presencia" (Job 1:11). Y Job fue probado y luego aprobado por Dios.

Y, con respecto a sufrir por culpa de una desobediencia veamos lo que le pasó al pueblo de Dios por no seguir a su Dios. Por irse en pos de otros dioses, se alejó de su Dios, y Asaf se lamenta en el Salmo 80:5 así: "Les diste a comer pad de lágrimas, y a beber lágrimas en gran abundancia". Es duro sufrir, y Dios derrama la gracia cuando el sufrimiento viene, pero, NO ES LO MISMO sufrir porque somos "probados" que porque somos "corregidos". Meditemos.

martes, 6 de julio de 2010

Casi se resbalaron mis pies.

Toda la vida vamos a encontrar personas que prosperan sin cumplir con las leyes del hombre y/o las de Dios. En todas las épocas y niveles de la humanidad algo así sucede. Y, es natural también, que los que luchamos por salir adelante cumpliendo esas leyes y requisitos, seamos lastimados por las actitudes, y sobre todo, los resultados de ellos.

Los salmistas vieron esos mismos problemas en la antiguedad, y es por ello que nos escribieron al respecto, para animarnos a que sigamos adelante, pues ellos vieron el fin del asunto. Salmo 73:3-7 nos dice: "En cuanto a mí, casi resbalaron mis pies: Porque tuve envidia de los arrogantes; vi la prosperidad de los impíos; porque no tienen congojas por sus muertos; porque no pasan trabajos como los mortales; ni son azotados como los demás hombres; su soberbia es su corona; se cubren de violencia; y logran con creces los antojos de su corazón". Con celo, con dolor, y quizás en ocasiones con una dolorosa envidia vemos cómo prosperan los malos y eso nos irrita, nos lastima. Pero, hemos de entender que el fin de ellos no es bueno, ni duradero.

Nadie durante los siglos que ha estado la humanidad sobre la faz de la tierra, ha podido escapar del castigo al mal actuar. Tenemos que tener la confianza que aún y cuando nuestro trabajo no sea tan próspero como el de ellos, al menos el nuestro tendrá un final felíz, mientras que el de ellos trae muerte consigo, y muerte repentina. Meditemos.

sábado, 3 de julio de 2010

La frustración y el dolor de no recibir.

Si usted platica con las personas que no tienen el regalo del cielo de tener una relación íntima y personal con Dios, y les pregunta cuál es el vacío más grande que tienen en la vida, usted podrá ver que en cualquiera de los casos todo se resume a que no recibieron lo que esperaban. Un empleado expulsado de una empresa, no recibió el dinero que creyó iba a recibir; un hijo no recibió del padre lo que éste le ofreció; una esposa o esposa están frustrados de ver al actitud del compañero-a; un socio está frustrado de ver la actuación de su otro socio.

Frustración, tras frustración, decepsión, tras decepsión tras decepsión es lo que muchos han sufrido... de los hombres. Pero, si usted está "en" y "con" el Señor entonces su situación cambia. Puede ser que por un tiempo usted se sienta como se sienten los del mundo, pero luego, muy luego, el Señor es quien le consuela, quien le anima, quien le acompaña. En el Salmo 68, el Rey David nos dice: "Padre de huérfanos, y defensor de viudas... es Dios en su santa morada; Dios hace habitar en familia a los desamparados, saca a los cautivos a prosperidad" (versos 5-6). Si usted está "en" y "con" el Señor, no importa que cuando lo despidan del trabajo no le den todo lo que le corresponde, Dios hará que lo que recibe le abunde; no importa si su padre no estuvo con usted cuando usted lo necesitó, Dios es el que le ha acompañado y le acompañará; no importa si usted da, y da, y da, y no recibe lo que considera mínimo de su esposo-a, Dios se encargará de retribuirle lo que le corresponde... y más.

No tiremos la toalla, busquemos al Señor, El es Dios de dioses; El es Padre de padres; El es todo lo que un hombre o una mujer pueden necesitar. El llena todos los requisitos en todos los renglones de nuestra vida... El es confiable. El no es hombre para nos mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta (Números 23:19). El no es un padre que dé o provea con escasez. Meditemos.

viernes, 2 de julio de 2010

¿Para qué lo pedimos?

No conocemos, si es que lo hay, una persona ya sea ésta creyente o no creyente, que no le pida al Señor más recursos económicos. ¿Cuál es la razón o el motivo que nos lleva a pedirle tal regalo al Señor? Unos para llenar sus necesidades básicas, diríamos que excelente y justo motivo, entendiéndose por ello renta, alimentación, pagos mensuales normales como agua, luz, teléfono, etc. Otros más, para cubrir otros gastos, quizás no tan necesarios pero que son parte del índole de la responsabilidad de una cabeza de hogar, entendamos por ello los seguros de salud, seguros contra robo, seguro del vehículo, etc.

Ahora bien, ya cubiertos esos renglones básicos y necesarios ¿Qué puede motivarnos a pedir más? Nos motiva un viaje a algún lugar, un mejor vehículo, mejor vestuario, mejor alimentación, etc. todos son motivos buenos y nadie nos puede juzgar por ello. Salomón después de observar el mundo, la vida, y sus finales preguntó: "Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? (Eclesiastés 1:3). Y, él mismo respondió:"No hay nada mejor para el hombre sino que coma y que beba, y que su alma se alegre en su trabajo; también he visto que esto es de la mano de Dios" (Eclesiastés 2:24), en otras palabras, Salomón vió como una bendición de Dios que eso nos suceda. No hay nada de malo en que pidamos al Señor el dinero justo, o, un poquito más. No hay nada de malo en que querramos estar o vivir mejor. Pero, cuando ya hemos llenado esas necesidades básicas y necesarias, el objeto del dinero no es amontonarlo... sino compartirlo.

Pero el que tiene bienes de este mundo y viere a su HERMANO tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? (1era. Juan 3:17). ¿Cómo nos podemos llamar creyentes, hombres de fe, y ver la necesidad en un HERMANO y no ofrecerle de lo que tenemos? Será una casualidad o coicidencia que sólo nosotros vemos, pero mire lo que podemos leer en otro escrito de Juan, siempre en el capítulo 3 y verso 17, sólo que en su evangelio: "Porque no envió Dios a su hijo al mundo, para condenarlo, sino para salvarlo" ¿Por qué? Pues porque nos vió con "necesidad". Dios desea prosperarnos, pero cuando lo haga, no nos olvidemos de dónde nos sacó, y compartamos con el HERMANO necesitado. Meditemos.

jueves, 1 de julio de 2010

Peca, el impío; el justo, cae.

Hay una "pequeña" diferencia que para muchos, debido al desconocimiento que hemos tenido de la Palabra de Dios, nos ha sido vedada por muchos siglos y generaciones. No hemos podido entender que cuando el impío comete una falta, Dios la mira como un pecado; pero, esa misma falta cometida por un justo, Dios la mira como una caída, como una debilidad, como un error que no sólo puede sino que hay que llegar a repararse. Nos explicamos.

Dios es nuestro Padre, y por lo mismo es una figura o un reflejo de lo que EL espera de nosotros. Si uno de nuestros hijos tiene problemas con el alcohol, con la indisciplina, con la mentira, etc. nosotros hacemos hasta lo imposible por librarle de esa falta o debilidad. Pero si esa misma falta la comete alguien que tan sólo vive en nuestra casa, no somos tan tolerantes. A la segunda, tercer, o cuarta ocasión en que la comete, lo despachamos. No importa si nuestro hijo no quiere regenerarse, no importa si se va de la casa, no importa si se va lejos por mucho tiempo. Nuestro instinto de padres es seguir buscándolo, seguir dispuestos a luchar con él, seguir dispuestos a ayudarlo. No así con el que no es nuestro familiar, llega un momento en que como se dice comúnmente tiramos la toalla.

Dios sabe, que aún siendo sus hijos caerémos, pues EL ha dicho: "Siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse, mas los impios caerán en el mal" (Proverbios 24:16). Por ello, una de las recomendaciones que nos da la Palabra es que oremos por los nuestros, pues también nos explica: "Me levantaré de mañana, te alabaré entre los pueblos, oh Señor" (Salmo 57:9). ¿Para qué? Para que cuando necesitemos ayuda la tengamos: "Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece; El enviará desde los cielos y me salvará de la infamia del que me acosa" (Salmo 57:2-3). Recordemos, la misma falta, para Dios, es juzgada diferente si se es un impío o si se es un justo, pues uno es hijo pero el otro no. Meditemos.