viernes, 14 de mayo de 2010

Y le rogaron que se fuera de sus contornos.

Cuando Jesús estuvo en la tierra de Gadara, cuenta la historia que vinieron a su encuentro dos personas endemoniadas, los cuales vivían en un cementerio, las cuales no solamente asustaban a todo el que pasaba, sino que eran capaces de hacer cualquier daño porque eran feroces en gran manera y salían de entre los sepulcros (Mateo 8:28).

Continúa diciéndonos la escritura que cuando Jesús pasó por allí, sin que El se dirigiera a ellos, ellos se dirigieron a El diciéndole: ¿Qué tienes contra nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Y, agrega la narración que lejos de allí, estaba paciendo un hato de cerdos. Cuando Jesús lo ordenó, los demonios dejaron tranquilos a aquellos hombres, pero se fueron a meter al hato de cerdos, los cuales luego de esto, se acercaron a un despeñadero que había cerca y se tiraron al mar muriendo todos (Mateo 8:29-32). ¿Cómo termina la historia? Pues nos dice que los que vieron eso, salieron corriendo a la ciudad y contaron todo lo que habían visto. Pero la gente en lugar de alabar a Jesús por la liberación que les había hecho de personas que podían dañarlos, le dicen: "Te rogamos que te vayas de nuestros contornos" (Mateo 8:33-34).

¿Qué fue lo que sucedió? Sencillamente lo que sucede hoy en día, los cerdos eran el negocio de alguien, ese alguien se molestó porque sus objetivos en éste mundo eran materiales, y, poco o nada le intersaba lo espiritual. Contagió a los demás de sus temores y todos pensaron ¿Qué nos importa lo espiritual, de algo tenemos que comer, y si éste hombre se queda aquí y nos sigue haciendo "daño", de qué viviremos? Así nos pasa a nosotros hoy en día, preferimos lo material a lo espiritual, diciéndole con nuestra "indiferencia" a Jesús, que por favor se vaya de nuestros contornos. Estamos tan ocupados consiguiendo el pan del día que no tenemos tiempo para EL. Meditemos.

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