jueves, 13 de mayo de 2010

No somos dignos.

En cierta ocasión el Señor Jesús venía descendiendo del monte, específicamente, venía de dar las enseñanzas de las bienaventuranzas, y un resumen de lo que la nueva dispensación pediría de cada uno de sus seguidores (Mateo 7). Cuando bajó se dirigió a la ciudad de Capernaum, en donde vino a EL un centurión (capitán de la guardia romana, que tenía bajo su cargo a 100 soldados).

Narra la historia que poniéndose delante de Jesús, y seguramente habiéndo oído de la fama que Jesús ya tenía de sanar enfermos, "rogándole" le decía: "Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado". Jesús le respondió: "Yo iré y le sanaré". Mas el centurión le dijo: "Señor, NO SOY DIGNO de que entres bajo mi techo, solamente di la palabra, y mi criado sanará, porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados, y digo a éste: Ve, y va. Haz esto, y lo hace" (Mateo 8:1-10). Sigue diciendo la escritura que lo único que Jesús dijo fue: "Ni en Israel he hallado tanta fe". Cuántas lecciones encierra éste pequeño pasaje. La accesibilidad de Jesús, aún para los que no eran suyos (comparada con la burocracia de hoy en día con tanto líder saturado de actividades). El amor y la fidelidad de un superior para con su servidor (comparado con nosotros hoy, que ya no apreciamos nada ni a nadie). La disponibilidad de Jesús de querer ir a la casa de una persona que le traería oprobio (comparado con muchos de nosotros que no vamos a la casa de los más sencillos).

La declaración del centurión cuando dice: No soy digno de que entres en mi casa (comparado con nosotros que nos consideramos tan superiores). La declaración de Jesús de decir que ni entre los suyos ha visto tanta fe (muchas veces los no creyentes dudan de Jesús menos que nosotros en los momentos de apremio, de angustia, de enfermedad, etc.). ¿Cuándo entenderemos que no somos dignos que Jesús entre a nuestros corazones, a nuestras casas, a nuestras familias? Quizás el día que lo entendamos tendremos más misericordia de los necesitados tanto materiales como espirituales. Meditemos.

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