domingo, 2 de mayo de 2010

¿Por qué teméis, hombres de poca fe?

La semana pasada tuvimos la oportunidad de estar en las orillas de la playa del pacífico local, el Señor nos permitió ver tan sólo una pequeña porción de lo que es un mar en embravecido. Las olas alcanzaban los dos metros, el agua de la primera ola, que antes reventaba a 50 metros de las casas, hoy, revienta enfrente y sus aguas arrastran con los jardines, los ranchos de descanso, las piscinas, y casi se lleva las casas consigo. El fenómeno se agrava cada año, especialmente en ésta época que es principio de invierno. Los precios de las propiedades han bajado pues nadie las compra.

Hubo un día en que Jesús entró a la barca con sus discípulos y fueron a alta mar, cuando estaban allí, se levantó una tormenta cuyas olas cubrían la barca. Todos los discípulos entraron en pánico, muy a pesar de que nacieron y crecieron en ese ambiente, lo que nos da la idea que en el transcurso de sus vidas habían visto muchas tormentas, así de especial era esa que entraron en pánico, tanto así, que le dijeron: "Señor, sálvanos que perecemos? Y, ¿Qué era lo que el Señor estaba haciendo mientras la tormenta, angustiaba a los discípulos? Dormía (Mateo 8:24). Dice la narración que el Señor se levantó "reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza", pero antes, había reprendido a sus discípulos porque les dijo: "¿Por qué teméis, hombres de poca fe? (Mateo 8:26).

Muchas veces en nuestras vidas nosotros nos sentimos en medio de una tormenta, que creemos nos va a matar. Así como los discípulos, que ya habían visto las grandes obras de Jesús y a pesar de eso temieron, nosotros también a pesar de que Jesús nos ha hecho grandes milagros, en momentos difíciles dudamos. Pero, ¿Qué hicieron los discípulos en el momento adecuado? Recurrir a Jesús y él los salvó. ¿Qué debemos nosotros hacer en los momentos difíciles? Recurrir a Jesús y él nos salvará de las angustia del momento. El calmará nuestra tempestad, tanto así, que él hará que entremos en "gran bonanza" (Mateo 8:26). Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario