miércoles, 1 de junio de 2011

Estamos... A la mano de Dios.

En naciones subdesarrolladas como las nuestras en Latinoamérica, cada vez que se da un suceso como los de México, Colombia, El Salvador, Guatemala, etc. en donde masacran 10, 15 y hasta 20 personas en una noche, cuando la prensa entrevista a la población ésta acostumbra a decir al sentirse desprotegida: Es que estamos a la mano de Dios porque no hay autoridad.

Simplemente no sabemos lo que decimos, estar a la mano de Dios es mucho, pero mucho mejor que estar protegidos por cualquier autoridad suceptible de chantaje, de corrupción, o de malas intenciones. Estar a la mano de Dios es lo mejor que nos puede pasar en cualquier momento de paz, ya no digamos en momentos de guerras no declaradas como las que estamos viviendo. El Salmista nos incita en el salmo 147 con éstas palabras: "Alabad a Dios, oh Sión (hoy, Sión es la Iglesia de Jesucristo). Porque fortificó Dios los cerrojos de tus puertas, bendijo a tus hijos dentro de tí; el da paz en tu territorio; te hará saciar con lo mejor del trigo; El envía su palabra a la tierra".

¿Qué mejor que estar a la mano de Dios? ¿Qué mejor que Dios envíe ángeles incorruptibles a cuidar los cerrojos de nuestras puertas? ¿Qué mejor que sea El quien bendiga y guarde a nuestros hijos? ¿Qué mejor que sea El quien da paz a nuestro territorio? ¿Qué mejor que sea El quien nos sacie con su trigo? ¿Qué mejor que sea SU Palabra la que nos guía?. Meditemos.

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