lunes, 27 de junio de 2011

Pero Yo os digo.

Cuando Jesús hablaba con sus discípulos durante el tiempo de su ministerio aquí en la tierra, fue un tiempo que utilizó para instruirlos, porque ellos a su vez, tenían que ser los instructores al momento de su partida.

Jesús no se andaba con rodeos a la hora de enseñarles a sus discípulos, no podía hacerlo, pues El sabía que tenía poco tiempo. Jesús no podía ser una persona que perdiera mucho tiempo en explicaciones, tenía que ir directamente al nucleo del asunto para que los discípulos entendieran y aprendieran. Por ello, continuamente les recuerda las leyes, las normas, los estatutos establecidos, pero al mismo tiempo les dice cómo funcionarán de ese día en adelante, por ello también una de sus expresiones preferidas es: "Pero Yo os digo". Antes, la norma decía que acostarse con una mujer ajena era cometer adulterio, hoy, les dice, con sólo desearla... ya se cometió el pecado. Antes, pelear con un hermano era considerado pecado: "Pero Yo os digo"... que hoy, con sólo enojarse con ira con el hermano, ya es pecado.

Jesús vino a ponernos los estándares de vida más altos que los que tenían nuestros antepasados, pero también, vino para facilitarnos la entrada a la presencia de nuestro Dios, para que estemos más fortalecidos, pero eso, por medio de la cruz que El sufrió, no por medio de otros intermediarios. Meditemos.

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