jueves, 9 de junio de 2011

Cumpliendo obligaciones se obtienen derechos.

Somos tantas las personas que acudimos a Dios cuando vemos problemas en nuestras vidas, siempre hemos pensado y predicado que cuando estamos en esa situación es cuando más buscamos a Dios. Es muy difícil que cuando alguien está en la bonanza se acuerde de Dios, pero es muy fácil que cuando entramos en limitaciones, penas, angustias, problemas, o, dolores entonces le busquemos.

Qué bien por aquellos que buscan a Dios en la bonanza, pero creemos que son los menos. Aún así, sea la condición o la situación en la que lo busquemos qué bueno es que lo busquemos. En lo material se dice que para que alguien tenga derechos tiene que cumplir con sus obligaciones, y, de hecho, creemos que es lo correcto. Bueno, pues resulta que en lo espiritual también funciona así, si queremos tener derechos para pedir o suplicar a Dios un auxilio, lo menos que podemos hacer es cumplir o luchar por cumplir con nuestras obligaciones. Y, las obligaciones para con Dios son tan pequeñas comparadas con los beneficios, que bien vale la pena el esfuerzo. A nosotros Dios no nos pide tanto como se les pidió a los discípulos, ellos tuvieron que dejar a sus padres, sus trabajos, su vida cotidiana... por y para seguir a Jesús (vea el inicio de cada uno de los 4 evangelios).

Nosotros podemos cumplir con Dios, sin necesidad de dejar nuestra antigua vida (con respecto a trabajo y relaciones se refiere), tan sólo nos requiere que cumplamos sus mandamientos. Ciertamente a algunos les encomienda trabajos más delicados y sí tienen que hacer lo que hicieron los discípulos, pero a los demás sólo nos pide que cumplamos con nuestras obligaciones diarias, y que le busquemos con balance. ¿Qué significa con balance? Pues como lo explicamos hace unos días, no tomemos el tiempo de un trabajo para estudiar, y no dejemos pendientes nuestras labores por predicar. Meditemos.

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