miércoles, 15 de junio de 2011

Vete...

En una ocasión los escribas y los fariseos se presentaron delante de Jesús, llevando consigo a una mujer que habían sorprendido en adulterio. Hay varios cuestionamientos en éste punto que siempre nos hemos hecho, y que hoy mencionaremos. Ciertamente la Ley condenaba a la adúltera, pero ¿No condenaba también al adúltero? ¿En dónde se quedó el adúltero? No piensa usted como nosotros, que el adúltero era alguien muy conocido o famoso dentro de los fariseos y escribas, y por ello ¿él no fue acusado?

En fín, el punto que queremos enfocar hoy, es el siguiente: Luego de la historia que de todos es conocida, y que uno a uno se fueron escapando los acusadores, Jesús le dice a la mujer: VETE... y no peques más (Juan 8). La palabra "vete" es el orginal griego "poreuomai", que no sólo significa "irse" o "alejarse" sino que significa también "ORDENA TU VIDA". Este es el punto principal. No importa, para Dios, el tamaño ni el largo de nuestro pecado, ni el tiempo que lo hemos cometido, pero, lo que El sí desea es que cuando lo confesamos, ordenemos nuestra vida.

Debemos "alejarnos" de la ocasión de pecado; debemos "irnos lejos" de lo que nos es tentación; debemos luchar por "ordenar nuestra vida" NO incluyendo esa antigua práctica. En ésto consiste el arrepentimiento, cuyo significado bíblico es: Hacer una nueva vida, 180 grados distinta a la que estábamos llevando. Esto es, simple y llanamente: Ir por el camino opuesto. Meditemos.

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