domingo, 27 de marzo de 2011

El justo tiene esperanza.

Se dice mucho que lo último que debe de morir en uno, es la esperanza. Cuando hemos luchado con ahinco por algo, pero ese algo no nos sale o no llega, solemos animarnos con el dicho: Lo último que muere es la esperanza.

Todos tenemos sueños, ilusiones, metas que nos hemos propuesto desde niños o quizás al caminar por la vida. La gran mayoría de personas no logramos esas metas, sea por circuntancias personales o por circunstancias ajenas a nosotros. Unas veces nos hemos equivocado nosotros, y en otras, simplemente las circunstancias de la vida nos lo han impedido. Pero, lo último que debemos dejar morir es la esperanza. Conocemos el caso de un hermano que toda la vida soñó, trabajó, y se esforzó por tener una su granjita. Por razones de enfermedades severas y muertes en la familia no pudo lograrlo... aún. Sin embargo, aferrado a su esperanza, ha logrado tener en el patio trasero de su casa, patos, gallinas, codornices, conejos, y cultivos en macetas y tablones. ¿Por qué? Por que en él, nunca ha muerto la esperanza de algún día tener su granja.

Dice la escritura acerca de los justos: "Por su maldad será lanzado el impío, mas el justo, hasta en su muerte tiene esperanza". Sí, los hijos de Dios tenemos esperanza toda la vida, y si no logramos en ésta tierra nuestros anhelos, sabemos que el Señor nos tiene preparadas grandes y hermosas moradas (viviendas) en la otra vida. Meditemos.

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