viernes, 15 de julio de 2011

Y cuando terminó de dar instrucciones... entonces los mandó.

Tantas veces hemos insistido desde ésta pequeña ventana, la importancia que tiene el hablar con Dios todos los días. El Señor no desea que dejemos de trabajar para tomarnos el día para EL. El todo lo que quiere son momentos íntimos con nosotros. Momentos de nuestro día que sean exclusivamente para EL. Por ello es que nos dice la Palabra que EL es: Celoso.

Una muestra clara de lo que decimos, la vemos en el pasaje, el cuál nos dice: "Cuando Jesús terminó de dar INSTRUCCIONES a sus doce discípulos... los envió". El no tener comunicación con el Señor para saber, para conocer, qué es lo que EL desea, es lo que nos ha hecho ver o experimentar desde hace mucho tiempo, el que se ore por un enfermo y no pase nada; el que se pida por alguna necesidad y no pase nada; el que muchas oraciones sean hechas al viento porque nunca tienen respuesta. De allí, otro problema grave... es que el "enfermo" no tenía fe; es que "tú" no ayunaste lo suficiente. Es que esto, es que lo otro. NO. Simplemente no hemos hablado con Dios, y por lo tanto, no sabemos qué es lo que El desea. Cuanto el Señor dijo: "Este género no sale más que con oración y ayuno... no se refería a echar fuera demonios, sino a DEJAR DE TENER INCREDULIDAD, dicho en otras palabras: A tener fe.

Nunca salgamos, nunca hagamos, nunca pidamos sin hablar con el Señor, pues de lo contrario nunca sabremos qué es lo que el Señor quiere. No sea que nos responda como a Juan y a Jacobo... NO SABEIS LO QUE PEDIS. Meditmeos

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