jueves, 7 de julio de 2011

De gracia recibísteis, dad de gracia.

Jesús, luego de haberles indicado a sus discípulos lo más elemental pero importante del evangelio, los manda como dirían ahora en las empresas modernas, a una "práctica de campo". ¿Jesús quería ver cómo ellos se iniciaban en la prédica del evangelio?. NO.

Siempre, en lo personal, desde que entramos al evangelio creemos haber detectado la principal razón por la cuál Jesús los envió estando El, aún con vida. Mire usted el pasaje y luego juzgue, Mateo 10:7: "Id y sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios... DE GRACIA RECIBISTEIS, DAD DE GRACIA". ¿Por qué les recalca la gracia?. Simple y sencillamente porque ya en los Salmos (23:23) hay una ORDEN, no es un cosejo, es una ORDEN para los líderes, para los sacerdotes, para los pastores, para los predicadores del evangelio: "ID, COMPREN LA VERDAD Y NO LA VENDAN". Dios aborrece a los mercaderes de la fe, los deja actuar, los deja vivir haciendo sus fechorías, pero NO LO APRUEBA. Esos serán aquellos de los cuales EL diga: NO OS CONOZCO, aún y cuando, hayan echado fuera demonios, hayan resucitado muertos, hayan limpiado leprosos (Mateo 7:21-23).

Vayamos a predicar el evangelio de Jesús, pero no seamos mercaderes de su evangelio. Ahora bien, entonces en dónde queda el principio de que: ¿Todo aquél que viva para el evangelio, que coma del evangelio? ¡En donde tiene que quedar!. El principio dice: "que coma", no dice "que viva en la opulencia", "que viva a la última a costillas de otros". Pues la palabra también dice: "DIGNO, es el obrero de su salario". Meditemos.

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