lunes, 11 de julio de 2011

Si no lo llamaban... El no iba.

¿Cuantas veces ha acudido usted a ver a un enfermo por el cual han llegado a orar comitivas de comitivas, y no hay forma de que se cure ni que el Señor lo recoja para aliviarlo. Y el estado del enfermo sigue igual o peor? Estamos seguros que muchas.

Nosotros mismos lo hemos visto. ¿Qué es lo que sucede en éstos casos? ¿Por qué el Señor no responde? ¿Será que quienes oran no tienen fe? ¿Será que quienes oran están en pecado? ¿Será que hay algún estorbo?. Para nosotros, la respuesta es la última, ¡Hay un estorbo!, y ese estorbo se llama falta de oración. Si nosotros oráramos para saber cuál es la voluntad perfecta de Dios (o sea, qué es lo que EL desea hacer en ese momento), y no, cuál es la voluntad permisiva (o sea, lo que El no desea que pase pero que nos permite hacer), entonces no tendríamos obstáculos. Jesús mismo nos dejó un cúmulo de ejémplos. ¿Cuántas veces mira usted en los evangelios a Jesús, preguntando dónde hay un enfermo para ir a ungirlo en aceite? ¿Cuántas veces mira usted a Jesús haciendo comitivas con sus discípulos para ir a orar por alguien? NUNCA. Jesús NO buscaba a los enfermos... LOS ENFERMOS LO BUSCABAN A EL.

Jesús NUNCA nos dejó la idea de ir y buscar necesidades para aliviarlas, SIEMPRE las necesidades y los necesitados llegaron a EL. En otras palabras El no iba si no lo llamaban. Es así como hay una vía de sanación, de paz, de resultados. Pedid y recibiréis dijo Jesús mismo; llamad y se os abrirá; buscad y hallaréis. Jesús y sus dones NO SON OFERTAS DE JUEVES O VIERNES EN LOS SUPER, es algo que hay que desear, buscar, pedir y entonces lo recibiremos. Meditemos.

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