jueves, 21 de julio de 2011

El pábilo que humea no apagará.

Jesús siempre habló por parábolas o por medio de la Palabra del Antiguo Testamento, por ello, en muchas ocasiones les era difícil a las personas que lo escuchaban poder entenderlo. Era la razón por la cuál EL mismo les explicaba luego a sus amados, a los demás no.

En una ocasión en que les estaba explicando la razón de su venida, les hace referencia a lo que el profeta Isaías había dicho de El (Isaías 42:1-4). "La caña cascada no quebrará,y el pábilo que humea no apagrá". La palabra original para caña cascada, también significa hueso. Y el pábilo, todos sabemos que es esa pequeña llamita que le queda al final a una candela. Lo que Jesús nos estaba diciendo aquí es lo siguiente: "El hijo del hombre vino, según estaba profetizado, para no quebrar ningún hueso por frágil que éste sea, ni para apagar esa pequeña llamita de fe de nadie". Lo que significa que Jesús no vino por los que se creen fuertes, sino por los que sabemos que somos frágiles, que somos débiles, que nos mantenemos al borde de poder caer.

Es por ello, que nosotros siempre instamos a buscar a Dios todos los días. Esa, creemos, es la única forma en que el viento de la corrupción, de la violencia, de la maldad, no apague nuestra pequeña llama de fe. Y es por su presencia, que evitamos que alguien con malas doctrinas, con malos pensamientos, venga y quiebre nuestros débiles huesos de fe. Meditemos.

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