lunes, 26 de julio de 2010

¿Quién es un hombre de bien?

Ya lo compartimos hace unos meses pero consideramos oportuno repetirlo, cuando éramos niños estabamos en la puerta de la casa de nuestra bisabuela Sofía con ella, cuando pasó una señora del barrio con sus hijos. Eran aquellos tiempos en que uno pasaba al lado de alguien, y conocido o no, se daban los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches, se deseaba feliz día, o se compartía un "Dios le bendiga" sin interés alguno... simple educación y cortesía.

Luego que se cruzaron los saludos antes descritos, le djimos a nuestra bisabuela: Mamá Sofía, ¿verdad que ellos son buenas personas?. Su respuesta ha quedado grabada en nuestras mentes desde hace casi 55 años: "Mirá á sus hijos dentro de 40 años, y entonces decidí si son buenas personas o no" nos respondió. El concepto hace medio siglo era que según uno educaba a sus generaciones se podía decir que uno era bueno o no. Hoy, ese concepto hasta la educación escolar lo ha cambiado. Pero, Dios nos dice por medio del salmista David: "El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás" (Salmo 112:5).

Para Dios, una persona de bien es aquella que vive equilibradamente, que sabe vivir en abundancia y que sabe vivir con escacez; que no se crece por tener más pero que tampoco se cree menos por no tener; que sabe abrir la mano para recibir cuando no tiene, pero que la sabe extender cuando le sobra. Aquella persona que sabe, entiende, y reconoce que lo que tiene no solamente es fruto de su esfuerzo sino de la mano de Dios, y que, sabe y entiende que el que no tiene no necesariamente es por falta de entendimiento sino que en muchos casos, son tratos personales que Dios tiene para con ellos. Los que logran entender esto, ellos son hombres de bien. Meditemos.

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