jueves, 15 de julio de 2010

Bienaventurado el hombre a quien Jehová corrige.

En muchas ocasiones durante nuestra caminata cristiana hemos escuchado personas que dicen: "Es que a mí, Dios no me deja pasar ni una, pero a otras personas sí". Esto es una expresión muy cierta, pero tiene su razón de ser.

¿Cómo son hoy, las personas que usted conoció de niños y que sus padres nunca les pusieron un alto a sus actos? ¿Qué clase de hogares tienen, aquellos que cuando cometían algún error, sus padres estaban atentos a corregirlos, a decirles que pidieran perdón, ha instruirlos a dar una disculpa, o quizás, hasta obligarlos a reponer lo que se había dañado o roto?. Estas últimas son las personas que Dios no sólamente DESEA tener sino que NECESITA tener como HIJOS. El salmista nos dice: "Bienaventurado el hombre a quién tú, oh Jehová, corriges... para hacerle descansar en los días de su aflicción" (Salmo 94:12-13).

Aquí, no solamente se nos dice que los HIJOS son corregidos mas no los que no son hijos, sino que se nos da la razón: "Porque los HIJOS tendrán días de aflicción, y allí, es donde aplicaremos las correcciones que Dios nos ha dado, y al aplicarlas sabremos DESCANSAR durante la aflicción. Mientras que para los que no son hijos la aflicción será un martirio. Meditemos.

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