martes, 20 de julio de 2010

Pedid y recibiréis.

Cuántas veces nos sentimos tan pequeños y tan insignificantes delante de Dios que no nos atrevemmos a pedirle algo, ciertamente hay personas que se mantienen pidiendo y que se creen merecer cuanto piden a Dios, pero el común denominador es saberse uno pequeño y poco merecedor de pedirle algo a Dios.

La Palabra de Dios nos insta, a que, como hijos de Dios que somos le pidamos, pero, sabiendo pedir. El mismo Jesús nos instó y nos guió cómo pedirle a Dios: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá" (Mateo 7:7). Y nos explica: ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pesacado, le dará una serpiente? Bueno, pues si vosotros siendo MALOS sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará lo bueno a los que se lo piden? (versos 9-11). Ahora bien, muchas personas dicen: "Es que yo pido y no recibo". Sí, es cierto, pero la misma escritura nos da la razón del por qué. Dice Santiago 4:3: "Pedís, y no recibís, porque PEDIS MAL, pues pedís para GASTAR EN VUESTROS PLACERES".

No es lo mismo que nosotros le oremos al Señor para pedirle un vehículo como medio de trasporte necesario, a que le pidamos un Mercedes o un Ferrari. No es lo mismo que le pidamos una casa para vivir, que le pidamos un palacio que no necesitamos. Uno debe pedir lo suficiente para cubrir su necesidad, si Dios, en su misericorida nos quiere dar más... excelente, recibámoslo pero hagamos buen uso de ello. Pero lo que El desea es cubrir nuestra necesidad y que nosotros estemos agradecidos y contentos con ello. Meditemos.

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