viernes, 2 de julio de 2010

¿Para qué lo pedimos?

No conocemos, si es que lo hay, una persona ya sea ésta creyente o no creyente, que no le pida al Señor más recursos económicos. ¿Cuál es la razón o el motivo que nos lleva a pedirle tal regalo al Señor? Unos para llenar sus necesidades básicas, diríamos que excelente y justo motivo, entendiéndose por ello renta, alimentación, pagos mensuales normales como agua, luz, teléfono, etc. Otros más, para cubrir otros gastos, quizás no tan necesarios pero que son parte del índole de la responsabilidad de una cabeza de hogar, entendamos por ello los seguros de salud, seguros contra robo, seguro del vehículo, etc.

Ahora bien, ya cubiertos esos renglones básicos y necesarios ¿Qué puede motivarnos a pedir más? Nos motiva un viaje a algún lugar, un mejor vehículo, mejor vestuario, mejor alimentación, etc. todos son motivos buenos y nadie nos puede juzgar por ello. Salomón después de observar el mundo, la vida, y sus finales preguntó: "Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? (Eclesiastés 1:3). Y, él mismo respondió:"No hay nada mejor para el hombre sino que coma y que beba, y que su alma se alegre en su trabajo; también he visto que esto es de la mano de Dios" (Eclesiastés 2:24), en otras palabras, Salomón vió como una bendición de Dios que eso nos suceda. No hay nada de malo en que pidamos al Señor el dinero justo, o, un poquito más. No hay nada de malo en que querramos estar o vivir mejor. Pero, cuando ya hemos llenado esas necesidades básicas y necesarias, el objeto del dinero no es amontonarlo... sino compartirlo.

Pero el que tiene bienes de este mundo y viere a su HERMANO tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? (1era. Juan 3:17). ¿Cómo nos podemos llamar creyentes, hombres de fe, y ver la necesidad en un HERMANO y no ofrecerle de lo que tenemos? Será una casualidad o coicidencia que sólo nosotros vemos, pero mire lo que podemos leer en otro escrito de Juan, siempre en el capítulo 3 y verso 17, sólo que en su evangelio: "Porque no envió Dios a su hijo al mundo, para condenarlo, sino para salvarlo" ¿Por qué? Pues porque nos vió con "necesidad". Dios desea prosperarnos, pero cuando lo haga, no nos olvidemos de dónde nos sacó, y compartamos con el HERMANO necesitado. Meditemos.

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