miércoles, 14 de julio de 2010

Hay tiempo de reír pero hoy nos tocó llorar.

Salomón nos escribió en Eclesiastés. "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Hay tiempo de nacer... y tiempo de morir; hay tiempo de reír... y tiempo de llorar" (Eclesiastés 3:1 y 4).

Durante los últimos años hemos sido testigos de que éstas palabras se han cumplido, hemos visto con gran gozo cómo nuestros familiares, nuestros amigos, y nuestros conocidos tienen tiempos de alegrías al ver nacer y crecer a sus hijos, quienes ahora ya mayores están formado sus familias. Vemos con gran gozo compartido, el hecho de que aquellos niños que fuimos, hoy, ya adultos mayores estamos llegando a ser padres bienaventurados y afortunados abuelos. Somos testigos fieles de las maravillas y bienaventuranzas de Dios, al ver a nuestra generaciones multiplicarse... esos han sido tiempos de ver nacer... y tiempos de reír. Lastimosamente, también hemos sido no sólo testigos sino también víctimas de los tiempos de ver morir... y de tener que llorar. Antes de ayer, precisamente mientras escribíamos el mensaje de la vida y la muerte, nuestro celular sonó para traer noticias lamentables, una de nuestras cuñadas mayores había fallecido al anochecer.

Damos gracias a Dios y a su misericordia, que aún y cuando nuestro corazón está dolido en lo material, y a nuestros ojos les cuesta mucho pero realmente mucho dejar de expresarse; en lo espiritual estamos agradecidos, pues ciertamente el cáncer nos ha arrebatado al tercer miembro de la familia en línea en los últimos 14 años, pero a los tres los hemos visto partir de la mano del Señor. Hemos visto cumplidas sus promesas en ellos, y eso, nos llena de esperanza... una esperanza que no podíamos dejar de compartir con usted para la GLORIA de nuestro Señor Jesucristo. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario