miércoles, 30 de junio de 2010

¿Quiénes son los que nos lastiman?

¿Quiénes son los que nos lastiman? Uno pensaría a primera voz que el enemigo, que los ladrones, que un marero, que un drogadicto... pues sí, en términos generales son las personas que en "determinado" momento nos hacen algún tipo de daño. Y, decimos algún tipo, pues como de ellos eso es lo que esperamos nos cuidamos. Pero, la realidad es que las personas que más cotidianamente nos lastiman, y a quienes más cotidianamente lastimamos es a los íntimos. Y por ello es que duele más, pues de ellos no lo esperamos ni ellos lo esperan de nosotros.

David fue una persona que experimentó esas mismas circunstancias, y por ello nos escribió acerca del tema: "Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado. Ni se alzó contra mí el que me aborrecía. Porque me hubiera ocultado de él; sino tú, hombre, al parecer íntimo mío" (Salmo 55:12-13a). A David durante su vida no lo sorprendió ningún enemigo, pues de ellos se cuidaba y siempre estaba pendiente. Pero, cuando su hijo Absalón se le sublebó, primero, no lo esperaba; y segundo, Absalón lo hizo sufrir mucho, y lamentarlo más, el día de su trágica muerte. Jesús, palabras en quien éste salmo se convirtió en profecía, no fue entregado por fariseos y saduceos, sino por Judas íntimo del suyo.

¿Quién es el que nos lastima y a quiénes lastimamos? A los íntimos. Mire cómo termina la parte "b" del verso 13 de éste salmo 55: ""Mi guía, y mi familiar". Cómo duele que sea el líder, el pastor, el maestro... un padre, o, una madre; quizás el esposo-a, un hijo-a... el que nos cause un dolor, o, por el contrario a quien nosotros se lo causemos. ¡LIBRANOS SEÑOR DE ESA CARCEL! Y, si por desgracia ya caímos en ella, hoy es el día para pedir perdón o para concederlo. Meditemos.

1 comentario:

  1. Es muy cierto lo que escribes, yo lo he experimentado y el problema de sanar esas heridas es que en ocasiones por ser nuestra misma familia es mas dificil hablar del problema y resolverlo, tambien porque uno continua viendose y hablando de otras cosas; es usual ocultarlo y dejarlo de lado sin tomar en cuenta que puede tornarse en una gran raìz de amargura. Bendiciones...

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