miércoles, 16 de junio de 2010

No sólo hacerlo... también tiene que ver la actitud.

No son pocas las ocasiones, ya lo hemos comentado en varias oportunidades, en que hemos discutido hasta el cansancio si los creyentes sufren o no sufren. Si deben de sufrir o no deben de sufrir. Lo discutimos hasta el cansancio, y hasta el cansancio vemos ejemplos de creyentes enquistados en que como somos creyentes NO PODEMOS NI DEBEMOS SUFRIR.

Sin embargo, también hasta el cansancio pudiéramos dar ejemplos de creyentes que conocemos que tienen cáncer; hemos acompañado muchas veces a creyentes que pierden a uno o varios miembros de su familia para siempre; hemos visto creyentes divorciarse; hemos visto mujeres creyentes que son estériles; hemos visto creyentes que no tienen trabajo desde hace mucho tiempo; hemos visto creyentes perder sus propiedades a manos de gentes inescrupulosas ¿Entonces?. Lo que también hemos visto, es lo que ha sucedido con TODOS esos creyentes que han pasado todas esas penas y angustias... hoy, no son los mismos. Ahora aprecian más lo que tienen, lo que logran, lo que poseen, ¿Por qué?, Porque ahora entienden que todo viene del Señor. Ahora ya entendemos también, que no solamente es necesario pasar por el sufrimiento, sino que también tiene que ver la "actitud" con que se pasen las pruebas.

Veamos por ejemplo la forma en que Jesús encaró la cruz: "Padre, no se haga mi vouluntad sino la tuya" (Lucas 22:42) ¿Seríamos capaces de poder decir eso, en medio de la prueba que estamos pasando?. "Por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz" (Hebreos 12:2). ¿Y, sabe usted cuál fue el gozo puesto delante de los ojos de Jesús, por lo cual sufrió la cruz? Pues no fue nada bueno. ¡Eramos usted y yo! pues dice el libro de Romanos que "no hay ni una sóla persona buena" (Romanos 3:10-11), pero, por tenernos... sufrió la cruz con una buena actitud. meditemos.

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