martes, 29 de junio de 2010

Vale la pena esperar.

"Asímismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud". "Hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos". Estas son palabras y pensamientos de Salomón en Eclesiastés 8:10 y 14.

Luego nos dice en el verso 1 del capítulo 9: "Toda obra, está en manos de Dios". Cuántas discusiones se han levantado durante siglos, acerca de si el hombre es una pieza de ajedréz en manos de Dios en el tablero de la vida, o, si realmente el hombre posee la llave para marcar y definir su destino. Cuántas discusiones se han levantado acerca del por qué a los injustos, a los impíos, a los pecadores pareciera irles siempre bien, pero por el contrario, a los justos pareciera irles mal en casi todo lo que hacen. Pareciera como que al impío le abunda lo que al justo le hace tanta falta; pareciera como que no vale la pena seguir por la vida con pasos buenos, si al final, la vida le presenta un rostro duro, mientras al impío todo pareciera salirle color de rosa. ¿Valdrá la pena seguir luchando contra la corriente? ¿Será que llegará el día en que el hombre bueno, vea una luz al final del túnel? SI, Y SOLAMENTE SI.

Tan lejos como se ve en los libros de la Biblia (cerca de 45), y tan lejos como lo es en años (cerca de 3,000 años), la respuesta a la incógnita que se le presentó a Salomón llega: "Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12). Hoy, como muchos días en la vida del creyente, pareciera ser el más oscuro día de invierno, pero Dios ha prometido que llegará el día en que la luz, Su luz, brillará sobre los justos para NUNCA apagarse; pero así también, ha garantizado que llegará el día de oscuridad para los impíos... y su memoria no será nunca jamás". Meditemos pues vale la pena esperar en EL.

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