lunes, 7 de junio de 2010

¿Podemos ser prosperados?

El Señor siempre quiere lo mejor para su pueblo, para su gente, y por supuesto para usted como hijo suyo. Ahora bien, en la actualidad existe una doctrina que NO es la doctrina de Dios, y a esa doctrina los que NO la aceptamos la llamamos "doctrina de paz, poder y prosperidad". Y usted se preguntará ¿Y entonces, en qué quedamos sí o no?. Nos explicamos.

Cuando Dios en los albores de la creación de su pueblo le habló a Moisés, le dio las leyes y las normas bajo las cuales había de morar su pueblo. Y, en el libro de Deuteronomio, específicamente en el capítulo 28 le dió los lineamientos para una vida plena o una vida de fracaso. Y la clave de la vida plena es según nos dice en el verso 1 ´"oír" su voz y "obedecerla". No habla de "trabajar" 20 horas al día, no habla de que "hagamos lo imposible" por acumular riqueza, no habla de que "confesemos por fe" que seremos ricos. Además, la "riqueza" de que Dios nos habla allí, no necesariamente es "multitud" de billetes, sino tan sólo nos habla de "tener abundantemente" por la "bendición" que El dará a nuestro camino, a nuestro fruto, a nuestra casa, en nuestras entradas y en nuestras salidas (ver los versos 3,4,5,6, etc).

Además, en libros como los Salmos podemos encontrar algunas otras claves para tener esa "abundancia" o esa "prosperidad" que con justa razón todos queremos para nuestras familias. Bienaventurado el varón que no anduvo en "consejo de malos"; ni estuvo en "camino de pecadores"; ni en silla de "escarnecedores" (burladores) se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su "delicia"; y en la ley de Jehová "medita" de día y de noche... y todo lo que hace "prosperará" (Salmo 1). NO es confesando riqueza por fe, no es pasando por encima de cualquiera, no es trabajando 20 horas al día... es gozándose en la presencia de Dios de día y de noche; honrando el nombre de Dios a cada momento; agradando a Dios en todo lo que hagamos que seremos prosperados. Meditemos.

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