viernes, 11 de junio de 2010

¿Por qué oramos de mañana?

En realidad la ora en que decidamos tener nuestro devocional con Dios no influye en el hecho de que nos oiga o no nos oiga; en que nos responda positivamente o no lo haga. Tampoco es una ley o una fórmula que El nos haya impuesto, recomendado quizás sí. Es más, a El no le afecta en absoluto si nosotros oramos en la mañana, al medio día, o por la noche. Es a nosotros a quienes sí afecta directa o indirectamente.

Las razones por las cuales nosotros aconsejamos orar por la mañana son por las experiencias mismas de lo que hemos visto en los últimos años. Si oramos por la mañana la mente está más despejada; nos vemos obligados de levantarnos temprano para poder cumplir con esa necesidad; por lo general, casi siempre amanecemos en casa o en el mismo lugar; en casa tenemos un sitio apartado para poder hacerlo; bendecimos nuestro techo; salimos a la calle con el gozo de haber estado primero que nadie, con nuestro Señor; cargamos de energía positiva nuestro tanque espiritual; la posibilidad de una interrupción es casi mínima, salvo una llamada de emergencia; etc. Bíblicamente vemos que las personas más entregadas a Dios oraban por la mañana (esto no quiere decir que no le dedicaban al Señor tiempo durante el día, ni que nosotros tampoco lo hagamos).

Daniel oraba varias veces al día, pero se levantaba de mañana para orar (Daniel 6:10). David oraba y adoraba a Dios durante el día, pero su afán era levantarse de mañana a hablar con Dios (Salmo 5:3). Jesús les enseñó a sus discípulos a orar por la mañana (ver en los 4 evangelios); los discípulos oraban de mañana al igual que Pablo. Entonces la pregunta es ¿Si ellos lo hacían, y son nuestros guías, por qué no hacerlo nosotros igual, si vemos que es bueno y funciona? Meditemos.

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