jueves, 27 de enero de 2011

Y serán una sola carne.

Cuando Dios instituyó el vínculo del matrimonio Adán, inspirado por el Espíritu Santo dijo: "Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se UNIRA a su mujer, Y SERAN UNA SOLA CARNE (Génesis 2:23-24).

Para Dios, el vínculo del matrimonio no inicia cuando un líder en una ceremonia bendice en el nombre de Dios a la pareja, sino cuando tienen su primera relación sexual. La relación sexual es la que hace al hombre y a la mujer, esposo y esposa. Es por ello, que Pablo nos exhorta de la siguiente manera: "¿No sabéis que vuestros miembros son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O, no sabéis que el que se UNE a una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: "Y los dos serán UNA SOLA CARNE" (1era. Corintios 6:15-16). En otro sentido, el hombre que tiene dos mujeres, o, la mujer que tiene dos hombres, cometen adulterio.

No podemos, ni debemos, acostarnos con una persona a la cual no hemos recibido en matrimonio. Es una abominación para Dios. Nos hacemos una sola carne con la ramera si hacemos eso. Todo hombre o toda mujer que no sea nuestra pareja en el santo vínculo del matrimonio, hace las veces de ramera en nuestras vidas, y por lo tanto, nos hace prostituir el nombre del Cristo que llevamos dentro, y eso... es un sacrilegio. Meditemos.

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