jueves, 6 de enero de 2011

Se apartó de él... por un tiempo.

El evangelio de San Lucas nos narra cómo satanás tentó a Jesús cuando estuvo en el desierto, nos dice que lo tentó en tres ocasiones, y, se nos ha enseñado en el Instituto Bíblico, que esas tentaciones son una analogía de las tentaciones que nosotros también sufriremos en los caminos de Dios, esto es, en la carne y en el espíritu.

Nos narra Lucas que la tercera ocasión fue así: "Y le llevó (satanás a Jesús) a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de tí, que te guarden; y en las manos te sostendrá para que no tropieces con tu pie en la piedra"... y nos concluye el relato con éstas palabras: "Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, SE APARTO DE EL POR UN TIEMPO" (Lucas 4:1-13). Es impresionante que la escritura nos explique que ya Jesús había sido tentado en todo, y sin embargo, el diablo no se dió por vencido pues nos dice: "y se apartó por un tiempo".

El diablo jamás pierde las esperanzas de hacernos caer, no creamos que porque buscamos a Dios todos los días estamos curados de él. El siempre nos estará vigilando, siguiendo, controlando, para que, en el momento oportuno, hacernos caer. Pidamos al Señor de los cielos que nos guarde constantemente, pues el enemigo nos está observando y si nos descuidamos, nos hará tropezar. Meditemos.

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