viernes, 3 de diciembre de 2010

No olvides ninguno de sus beneficios.

El ser humano tiende a OLVIDAR lo que le ha sucedido, tanto en lo bueno como en lo malo. El problema con ello es que, si nosotros olvidamos lo malo que nos ha sucedido, lo más seguro es que cometeremos los mismos errores del pasado, con la lógica consecuencia de sufrir las mismas consecuencias.

Pero más delicado es OLVIDAR lo bueno que hemos tenido, y sobre todo, OLVIDAR que todo eso bueno ha venido de parte de Dios. David en el Salmo 103 y verso 2 nos lo dice de ésta forma: "Bendice, alma mía, a Jehová; y no OLVIDES ninguno de sus beneficios". El olvidar los beneficios que nos da Dios, se llama "falta o carencia de gratitud". Y para que lo entendamos mejor nos podemos poner a pensar en cuántas veces nosotros hemos ayudado a alguien en plena necesidad, y como pago hemos recibido falta de gratitud, traición, malos gestos, etc. y nos ha hecho sentir tan mal que nos frustra a tal grado que ya no queremos ayudar al que viene atrás. Ahora bien, imagínese usted cómo se sentirá el corazón de Dios cuando nosotros, los que nos llamamos sus hijos, le pagamos así.

Tenerle gratitud a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros lo demostramos no OLVIDANDONOS de él; instruyendo a nuestros hijos en lo que Dios es y hace por nosotros y por ellos; dándole a Dios su tiempo diario; compartiendo con otros lo que Dios ha hecho por nosotros; entendiendo que estamos en donde estamos porque Dios nos ha puesto allí, no por nuestro esfuerzo, pues hay quienes se han esforzado más que nosotros y siguen más abajo que nosotros. Practiquemos lo que nos aconseja David: ¡No olvidemos ninguno de sus beneficios!. Meditemos.

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