lunes, 27 de diciembre de 2010

Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová te ha mandado.

Generalmente el corazón humano piensa que honrar padre y madre, solamente es el respeto hacia sus personas, darles un lugar especial en el corazón, no decir vulgaridades delante de ellos, y un sin fín de virtudes y cualidades mostrados hacia ellos.

Pero, la escritura es bien clara acerca de otros aspectos que incluyen honrar al padre y a la madre. Cuando somos niños, la gran mayoría de padres de familia van llenando las necesidades económicas de los hijos, uno a uno, y, sus necesidades se van relegando hasta que las de todos están satisfechas, muy comúnmente sucede que, cuando el círculo ya se cerró, y es el turno de los padres para una visita al dentista, una visita al oculista, comprar ésto o aquéllo, surge una necesidad inesperada en alguno de los hijos, y la necesidad del padre o de la madre queda nuevamente relegada a un segundo plano. Bueno, el punto es éste, hoy, cuando esos padres nuestros son ya los ancianos de la familia, cuando su tiempo de trabajo ya caducó, cuando siguen teniendo necesidades pero no tienen cómo suplirarlas. ¿A quién van a recurrir, si nosotros no honramos padre y madre, como Jehová nos lo ha mandado?

No podemos olvidar lo que nuestros padres hicieron por nosotros. Nosotros, por otro lado, DEBEMOS cumplir con llevar NUESTRAS ofrendas a la Casa de Dios (pues Dios mismo lo estableció como gratitud a todo lo que de él recibimos), pero, pero y pero, Dios ANTEPONE los padres a esa ofrenda. Usted no puede ni debe llevar un céntimo a la Casa de Dios, si su padre o su madre tienen necesidades económicas. JESÚS LO DIJO (no nosotros): "... y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, INVALIDANDO LA PALABRA DE DIOS con vuestra tradición..." (Marcos 7:9-13). Si algún creyente tiene viudas en su casa, QUE LAS MANTENGA para que no sean una CARGA para la iglesia (1era. Timoteo 5:16). Meditemos.

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