domingo, 14 de noviembre de 2010

Teniendo tan grande nube de testigos.

El capítulo 12 del libro a los Hebreos dice: "Por tanto, nosotros también teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos acedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" (Hebreos 12.1).

¿Quiénes son esa tan grande nube de testigos? Uno, los vivos que nos rodean, nuestra esposa, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros padres, nuestros hermanos en la fe, y por último, y no por eso menos importante las personas que nos rodean pero que aún no han tenido un encuentro personal con Jesús, y por lo tanto no caminan con él. Y, dos, todos los santos que han muerto antes de nosotros y nos observan. Mire usted la parábola de Lucas 16 cuando el rico y el mendigo llamado Lázaro, y Abraham protagonizan la escena y comentan acerca de los vivos. Esos son los testigos que nos ven. ¿Qué carrrera es la que tenemos que correr? La carrera de la salvación, no la de la vida, Jesús dijo: "Mirad a los pajarillos del cielo, que no se preocupan por qué comer y por qué vestir, pues mi Padre se los proporciona, ¿cuánto más no a vosotros? ... Procurad las cosas de arriba y no las de abajo.

Y, ¿Por qué correrla con paciencia? Pues porque NO es una caminata ni una carrera fácil, las palabras de Jesús para seguirle por medio del evangelio fueron: "El que me quiera seguir TOME SU CRUZ... y sígame" (Marcos 10:21). Tomar la cruz implica sacrificio, sufrimiento, dolor, no implica fiesta, jolgorio ni parranda. Aquellos que dicen que cuando usted siga a Jesús TODOS sus problemas acabarán... le están mientiendo. Los problemas en ocasiones siguen, pero la diferencia es que usted ahora tendrá la asesoría divina para vivir con ellos o quizás para vencerlos. Debemos de luchar en contra de la idea de que Jesús es el mago por excelencia con el sombrero y el conejo. Meditemos.

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