domingo, 21 de noviembre de 2010

¿Quién de nosotros no necesita clamar algún día?

Es difícil responder "ninguno" cuando alguien pregunta ¿Quién de nosotros no necesita clamar algún día?. ¿Quién es aquél humano que no ha tenido, no tiene, o no tendrá algún momento de escacez, de angustia, de pena, de dolor, de luto, que no tenga necesidad de ir a un lugar aislado y clamarle a Dios?.

Hemos conocido personas que se dicen ateas, pero el día de la angustia mencionan a Dios todo el día. Y hemos visto a Dios responderles, con lo que por supuesto, ese día dejan de decirse ateas. Hemos conocido personas que creen y confiesan no tener fe, pero el día de la angustia la encuentran, y es más, se dan cuenta que tenían más fe de la que ellos mismos creían, solamente que la habían tenido dormida porque la vida y la experiencia diaria no se los había exigido. Todos hemos sido galardonados con un grano de fe dijo Jesús. Lo que sucede es que nos distraemos en los quehaceres mundanos y por ello dejamos a Dios por un lado.

Pero nunca es tarde, Dios es un Dios paciente, amoroso, y siempre nos está esperando como aquél padre de la parábola del Hijo Pródigo. Dios está todas las tardes esperando ver venir nuestro rostro, y el día que lo mira, hace exactamente lo que el padre de la parábola, ni siquiera nos deja hablar para pedir perdón, simplemente nos abraza y ordena una gran fiesta... porque aquél hijo que se había perdido ha vuelto (Lucas 15:11-32). Meditemos.

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