sábado, 27 de noviembre de 2010

El hombre saciado y el hombe hambriento.

Dice Proverbios 27 verso 7: "El hombre saciado desprecia el panal de miel, pero al hambriento todo lo amargo es dulce". ¿Cuántas veces hemos nosotros desperdiciado algo? Vivimos en naciones pobres y tercermundistas, pero sin embargo, desperdiciamos. Los que hemos tenido la oportunidad de viajar a algunas naciones ricas, vemos con profundo espanto el desperdicio que hacen en comidas, en artículos y enseres de casa, es más, ahora todo lo tratan de hacer desechable.

¿Qué significa que el hombre saciado desprecia el panal de miel, pero que el hambriento todo lo amargo lo siente dulce? Simplemente al desperdicio. Cuando tenemos pensamos que nunca vamos a tener necesidad de lo que hoy tenemos, pero llega el día en que eso cambia. Se han visto grandes fortunas terminarse por falta de orden, de sabiduría, de disciplina en el manejo de las mismas. Nunca una fortuna es tan grande como para no terminarse por ser mal manejada, así como nunca, un centavo vale tan poco si se sabe administrar. A nuestra generación nos ha tocado vivir ésta época de transición entre la abundancia y la escacez marcadas. Si no nos acercamos a Dios vamos a pasarla muy mal.

Eduquémonos a nosotros mismos y eduquemos a nuestro hijos, y los privilegiados que ya tenemos nietos, eduquemos a nuestros nietos. No es bueno que alguien aparte la cebolla, el tomate, el ajo, etc, de una comida. Eduquémonos y eduquemos a los nuestros a comer de todo, por poner un ejemplo. Según las escrituras en Mateo 24, Marcos 13, y Lucas 21, que son, palabras del mismo Jesús... todavía nos hace falta lo peor. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario