jueves, 28 de octubre de 2010

Una analogía de la redención.

No son muchas las personas que conocen el hecho de que la carta que Pablo le escribiera a Filemón, está dentro del Canon bíblico porque es una analogía de la redención que Dios le concedió al hombre.

Pablo le escribe la carta a Filemón, porque estando éste en Roma le llegó una persona de nombre Onésimo, que luego de escuchar el evangelio por labios de Pablo se convierte y se arrepiente de sus pecados, entre los cuales está haberle robado a su amo Filemón, pues hemos de decir que filemón era pudiente en Colosas y tenía muchos bienes y esclavos. Pues bien, Onésimo se arrepiente y le declara su pecado a Pablo, el cual luego de enterarse lo manda de vuelta a su amo, no sin antes hacer una carta de recomendación a Filemón bajo éstos conceptos: "Te ruego por mi hijo (en la fe) Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a tí y a mí nos es útil"... "Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo en mi cuenta" (Felimón, versos 10 y 18).

¿No es acaso lo mismo que Jesús hizo por nosotros al pagar una deuda que no podíamos pagar? Qué perfecto ejemplo de redención para un esclavo es éste Onésimo. Jesús le dice al Padre con respecto a cada uno de aquellos que decidimos seguirle en su evangelio: "Padre, si éste te debe algo, o en algo te ha hecho daño, PONLO EN MI CUENTA, pero por favor recíbelo". Meditemos.

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