jueves, 11 de agosto de 2011

La esperanza es para los vivos.

El hombre más sabio que ha existido después de Jesús, se llamaba Salomón. Dios nos da a cada humano una medida de inteligencia, la sabiduría la buscamos nosotros con nuestra experiencia y nuestros estudios, pero Salomón obtuvo su sabiduría directamente de Dios, pues fue lo que le pidió cuando Dios le dijo: ¿Qué deseas que te de?

Pues bien, éste hombre sabio nos enseñó hace tres mil años que la "esperanza" es para los que vivimos, pues los muertos ya nada pueden hacer ni nada podemos hacer por ellos. Sus palabras exactas fueron: "Hay una esperanza para todo aquél que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto... Porque los vivos saben que van a morir, pero los muertos no saben nada, ni tienen paga; porque su memoria es puesta en olvido... También su amor y su odio fenecieron ya; y NUNCA MAS tendrán parte en lo que se hace debajo del sol" (Eclesiastés 9:4-6). Es pues por ello, que insitamos hoy a los que estamos vivos a buscar a Dios, a vivir una vida plena en los estatutos, en las normas, en los reglamentos, en los mandamientos de Dios.

No creemos que ningún servicio religioso que se haga por un muerto... altere, sirva, signifique, o cambie algo para el muerto. Quizás libera nuestras consciencias, quizás alivie nuestras almas... pero las del muerto siguen igual. La esperanza es mientras vivimos, al lugar al que van los muertos es un lugar eterno, y ese destino se define aquí, mientras estamos vivos. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario