jueves, 4 de agosto de 2011

Erráis, ignorando las escrituras.

En el capítulo 22 del libro de San Mateo, vemos una especie de ataque o bombardeo espiritual de los religiosos en contra de Jesús, como se puede observar en todos los evangelios, cada vez que los religiosos se acercaban a Jesús era para tentarle, para ver en qué se equivocaba.

Se acercan los fariseos y le tientan con la pregunta de si es lícito dar tributos al César, puesto que ellos no son romanos; se acercan los saduceos y le cuestionan acerca de si habrá resurrección o no la habrá. Más tarde, cuando los fariseos se dan cuenta que Jesús ha dejado callados a los saduceos con su respuesta, se vuelven a acercar a Jesús, y le hacen una pregunta que, con cuya respuesta, no sólo lo hagan caer en un error sino además quedar por encima de los saduseos como quienes son superiores en grado y sabiduría. Pero, como Jesús sabe el fin de ellos, con su respuesta como decimos actualmente "olímpica", no queda mal EL, ni deja a ninguno de ello como los mejores. Su respuesta es: "Erráis, ignorando las escrituras".

Eso es exactamente lo que nos sucede a nosotros, cuando no buscamos al Señor todos los días, cuando no leemos la Palabra de Dios todos los días, cuando intercalamos lo material con lo espiritual.... erramos, por ignorar las escrituras. De allí, que tomamos situaciones del mundo, las espiritualizamos y como por arte de magia hacemos nacer nuevas y malas doctrinas arrastrando a inocentes con nosotros. Meditemos.

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