martes, 30 de agosto de 2011

Cuando la hipocrecía campea.

Desde que Jesús inició su ministerio su prédica era diferente a la de los religiosos, esa fue una de las razones por las cuales los había disgustado al extremo, tanto así, que idearon un plan para arrestarlo y luego eliminarlo. No fue, como erróneamente se ha contado a otras generaciones, que el "pueblo" judío asesinó a Jesús. Fue la "clase religiosa" judía quien lo hizo.

La muerte de Jesús lo hemos dicho en mensajes anteriores, fue un complot religioso disfrazado de problema político. Los religiosos habían hecho de los negocios de Dios sus propios negocios... "No vivían para predicar, predicaban para vivir". Esa situación Jesús la vino a exponer; Juan el Bautista la expuso como precursor de Jesús; los discípulos la expusieron; y finalmente Pablo la expuso. Fue tan grande el problema que tanto Juan el Bautista, Jesús, los discípulos, y finalmente Pablo fueron perseguidos hasta la muerte por dicho problema. El fuerte de la clase religiosa fue, ha sido, y será siempre "la hipocrecía". Mírelo usted cómo lo expone Jesús: "Hagan lo que ellos (los religiosos) dicen, pero no hagan lo que ellos (los religiosos) hacen" (Mateo 23:3). Pero si desea comprobar la esencia de la hipocrecía religiosa, lea el pasaje de Juan 19:7 en donde los religiosos "negocian" la muerte de Jesús apelando a sus leyes delante de los gobernantes romanos, PERO, no se atreven a entrar al pretorio (residencia oficial de los gobernantes romanos) porque se podían CONTAMINAR, y entonces... no podrían participar de la pascua (Juan 18:28).

¿Alcanza a ver usted el grado de HIPOCRECIA de los religios? agazapados en su ley podían "asesinar" a una persona, pero veían como una "contaminación" poner los pies en casa de un gobernante no judío. Meditemos.

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