miércoles, 1 de septiembre de 2010

Te he escogido en horno de aflicción.

¿Quién quiere sufrir? Nadie que conozcamos tiene como meta el sufrimiento, sin embargo, si vemos a nuestro alrededor encontramos personas que sufren soledad, escasez económica, enfermedades, despojos, abandono, penas, angustias, luto, etc. Y es más, MUCHAS de esas personas son creyentes en Dios, entonces ¿Por qué sufren?

En más de una ocasión hemos leído, escuchado, y visto personalmente a líderes que con tal de llenar una congregación proclaman: "Venga a los pies del Señor y sus problemas terminarán". Ciertamente el Señor nos promete paz, amor y tranquilidad, pero no nos prometió NUNCA que nuestros problemas terminarían, lo que SI nos prometió es que EL mismo iba a caminar con nosotros para que pasaramos las pruebas. ¿Acaso, Noé, un hombre de Dios, se salvó del diluvio; ¿Se salvó Jesús, el Hijo de Dios, de la cruz? ¿Se salvaron los discípulos de la tortura y el martirio? ¿Quiénes somos nosotros para seguir el camino de ellos, y sólo tener la gloria y no los problemas? La oferta era, es, y seguirá siendo hasta el día que el Señor venga: "TOMA TU CRUZ Y SIGUEME" (Mateo 16:24), si alguien no ha entendido que la cruz es dolorosa, eso es otra situación. Pero a su mismo pueblo, Israel, Dios le dijo: "Te he escogido en horno de aflicción" (Isaías 48:10) y vaya sino ha sufrido el pueblo de Israel en los últimos dos mil años.

El camino del Señor es duro para quien lo quiera seguir, que EL nos acompañará y nos alivianará ese camino también es otra verdad. De hecho es la verdad que nos debe animar a que tendremos problemas, pero que el Señor está con nosotros para resolverlos. Meditemos.

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