jueves, 30 de septiembre de 2010

Nadie se sale con la suya... delante de Dios.

Muchas veces pensamos que porque el castigo o la corrección no vienen inmediatamente es porque no vendran nunca. Al menos ese es el pensamiento de muchos de los impíos, y es esa precisamente la razón por la que no cambian su sistema de vida, hasta que, ya es demasiado tarde y están presos o muertos. ¡Ojalá no sea ese el caso de los que nos decimos creyentes!

Hay un dicho muy popular que reza: "Dios tarda pero no olvida", y es cierto. Dios le dijo a Jeremías que le escribiera al pueblo el siguiente pensamiento: "Porque tus ojos están abiertos sobre TODOS los caminos de los hijos de los hombres, para DAR a cada uno según sus caminos, y según el FRUTO de sus obras" (Jeremías 32:19). Hasta en los grandes hombres de fe que han caído en pecados o faltas graves se ha cumplido dicha sentencia. Noé, el hecho de emborracharse le trajo como consecuencia el perder a uno de sus hijos, Cam. David, el hecho de tener muchas esposas le trajo como consecuencia el tener división entre sus herederos. Salomón, por tener muchas esposas y agradarlas con sus ídolos le trajo perde el reino.

Nunca pensemos que a nosotros nos irá mejor que a ellos, si a ellos que fueron mucho más entregados de lo que somos nosotros (al menos pensando en la generalidad e incluyéndonos), no seremos una excepción a la hora del castigo si pecamos. Quizás a los hombres tenemos muy bien engañados, pero no a Dios. Meditemos.

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