martes, 7 de septiembre de 2010

¿Por qué buscáis vuestro propio deleite?

En el transcurso de tres décadas que llevamos en la caminata con el Señor, hemos visto muchas personas que ayunan, y que ayunan por largos períodos de tiempo, o que, ayunan muy seguido, y sin embargo, sus respuestas no llegan. La pregunta obligada era, es, y seguirá siendo ¿Por qué razón, si la escritura nos manda el ayuno?.

Pero un detalle se pasa por alto, la escritura es muy clara en decirnos qué es el ayuno; cuál es el ayuno que agrada al Señor, y cómo es el ayuno. En el libro de Isaías en el capítulo 58 vemos la respuesta a éstas preguntas. Dice el señor a su pueblo: "¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio deleite". Y luego pregunta en el verso 5: "¿Es tal el ayuno que yo escogí?..." Y en el verso 6: "¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu hermano?...". Y termina la idea en el verso 7: " Entonces nacerá tu luz como el alba... entonces invocarás el nombre de Jehová y te oirá; clamarás y EL dirá: Heme aquí".

El ayuno ciertamente es bíblico, pero no es para pedir por nuestras necesidades, sino más bien para pedir por las de otros. Estamos tan acostumbrados a ver nuestras necesidades, a encerrarnos en ellas, que nos olvidamos que hay millones de personas que están mucho peor que nosotros en todos los sentidos o áreas de la vida. Intercedamos por ellas, y cuando así sea, dice el Señor: " Entonces nacerá tu luz, entonces invocarás y yo oiré, entonces clamarás y yo te diré: Heme aquí. Meditemos.

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