miércoles, 8 de septiembre de 2010

Galardones y recompensas.

Por años hemos escuchado personas que dicen que no hay "desigualdades" en los cielos, que las desigualdades se dan aquí en la tierra de los mortales. Dicen que cuando estemos en los cielos "todos seremos iguales"; que todos estaremos a la misma altura o nivel espiritual. No es eso lo que la escritura nos enseña.

En Mateo 10, se nos habla de que habrá "recompensa o galardón" de profeta; se nos habla de que habrá "recompensa o galardón" de justo. En 1era. Corintios 3, se nos habla de que quien siembra la palabra tiene una "recompensa o galardón", pero quien riega esa palabra tiene otra "recompensa o galardón". Jesús mismo cuando inició su Ministerio dejó muy claro que quienes iban a tener galardón eran los que sufrieran pobreza, los que lloraran, los que tuvieran hambre y sed, los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores, los que sufrieran persecusión (Mateo 5). Y es más, alrededor de éste contexto nos dice que "dentro" de quienes se enseñe este mensaje, habrá quienes sean llamados "grandes o pequeños"... en el reino de los cielos, no en la tierra, sino en el reino de los cielos.

Así que, no es más que "hoy" el tiempo que tenemos para avanzar en los galardones de los cielos, no es más que "hoy" que tenemos la oportunidad de hacer los méritos para poder llegar a obtener dichos galardones, pues la muerte solamente es el día de graduación, y luego no se puede hacer nada como dice Eclesiastés. De la misma forma que el día de graduación del colegio ya no se puede hacer nada, así es la vida, durante el tiempo de estudio se ganan las medallas, las bandas, los mértios. Meditemos.

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