sábado, 30 de abril de 2011

El justo florecerá como palmera.

¿Quién no quiere florecer en la vida? ¿Quién no quiere ser fructífero en todo lo que hace o lo que toca? Creemos que todos. Unos por un motivo y otros por otro, pero todos queremos ser fructíferos.

Eso no es malo, es más, es lo que Dios desea y ha prometido a su pueblo. En el salmo 92 y versos 12 al 15 leemos un pensamiento precioso que Dios tiene para nosotros: "El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aún en la vejez fructificarán". ¡Qué pensamiento y qué deseo más lindo el que Dios tiene para nosotros, para su pueblo! Nos impresiona y nos deleita ese pensamiento de que: ¡aún en la vejez!... FRUCTIFICARA. Eso nos garantiza que si estamos con Dios todos los días de nuestra vida, luchando contra los placeres del mundo; luchando contra las aveniencias que nos presenta cada hora de trabajo, etc. si no fructificamos de jóvenes, fructificaremos aunque sea en la vejez... pero fructificaremos.

Nunca, una promesa de Dios se ha dejado de cumplir por culpa o razón de EL, si se ha dejado de cumplir es por culpa o razón del hombre. Así que, ANIMO, sigamos buscando a Dios todos los días de nuestra vida, y tarde o temprano la prosperidad ese fruto que tanto buscamos, llegará y en todas las áreas. Meditemos.

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