martes, 12 de abril de 2011

El temor a los males.

Era un hombre recto, temeroso de Dios, apartado del mal y perfecto... según palabras del mismo Dios (Job 1:8), pero sin embargo, le vinieron muchos males.

Hay asalariados que predican a sus ovejas que "el cristiano no debe sufrir". Que el Señor ya llevó todos nuestros dolores, todas nuestras penas, todas nuestras angustias y enfermedades. Pero, la gran mayoría de cristianos tenemos penas, angustias, dolores, enfermedades y hasta nos morimos... ¿Entonces?. Ah, es que lo que un asalariado no dice (para no quedarse sin alimento) es que la cabeza que es Cristo, ya sufrió; pero el cuerpo que es la iglesia, debe completar esos sufrimientos (Colosenses 1:24). Todos los hombres dedicados a Dios han sufrido durante la historia, Cristo sufrió, los discípulos sufrieron, Pablo sufrió... ¿Quiénes somos nosotros los miembros de la iglesia de Jesucristo para no sufrir?. Lo que sucede es que un verdadero pastor o líder espiritual nos debe predicar que en todas esas penas, en todas esas angustias, y, aún en el dolor del luto y la muerte... Cristo nos consolará.

Y todas nuestras penas, angustias, y dolores nos vendrán como a Job, sin razón alguna y en donde más tememos. Si tememos pobreza, será escaséz; si es salud, será enfermedad; si es temor a estar solos, vendrá soledad, etc. Pero el Señor estará con nosotros. Meditemos.

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