lunes, 18 de abril de 2011

No menospreciemos a Dios.

Para alguien el hecho de decir que estamos menospreciando a Dios, puede sugerir algo imposible de que suceda, pero la verdad es que por la falta de conocimiento de los asuntos espirituales, o sea, por ignorancia de lo que Dios desea de nosotros, es que SÍ pecamos en ese sentido.

El libro de Amós en su introducción en los primeros capítulos nos muestra los pecados que cometió el pueblo de Israel y que ofendieran tanto a Dios, y que hoy nosotros también cometemos, vea: "Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, NO revocaré su castigo; pues vendieron por dinero al justo (esto lo hacemos nosotros hoy cuando nuestro dios es el dinero y los bienes materiales, antes que el adorar a Dios en espíritu y verdad); porque el hijo y el padre se llegan a la misma mujer, NO revocaré su castigo (increíblemente hoy en día, hay hijos y padres que se acuestan o desean a la misma mujer); porque sé de vuestras muchas rebeliones, vuestros grandes pecados, y porque afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder la causa a los pobres (Amós 5:12)(No abusamos acaso de cada persona que podemos, no estamos hoy en la perspectiva de hacer dinero o adquirir nuestras metas no importando encima de quien pasamos).

Cierra su sentencia Dios con éstas palabras: "Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas; y si me ofreciéreis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, NO LOS RECIBIRE" (Amós 5:21). Busquemos a Dios todos los días, leamos su Palabra, tengamos comunicación con EL, para saber qué le gusta y que NO le gusta, no sea que nos encuentre culpables por omisión o ignorancia y deseche nuestra presencia. Meditemos.

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