domingo, 6 de febrero de 2011

Señor, auméntanos la fe.

Existen personas que lo relacionado con Dios no tiene nada que ver con ellos, pero, a los que nos interesan los negocios de Dios, sí. Y, en ese sentido todos queremos tener más fe cada día.

El problema es que queremos tener la fe como queremos tener mucho de éste mundo, esto es, sin esfuerzo alguno. Pensamos que es cuestión de decir: Señor, quiero fe y pun... ya vino. Como aquellas personas que dicen: Quiero tener paciencia PERO AHORITA. Todo en ésta vida tiene un precio, y la fe no es algo aislado de ese pensamiento. Vamos a acrecentar nuestra fe cuando estemos en escacez y el Señor nos provea; vamos a acrecentar nuestra fe cuando estemos enfermos y el Señor nos sane; vamos a acrecentar nuestra fe cuando estemos solos y el Señor nos consuele; vamos a acrecentar nuestra fe cuando tengamos carencias que el Señor supla. Pero, si nos reusamos a tener escacesez en nuestra vida, si nos reusamos a estar enfermos, si nos reusamos a estar solos, y si nunca tenemos carencias.... entonces... ¿cuándo el Señor va a poder mostrar sus fortalezas?

No temamos a lo que la vida nos pueda presentar por delante, son pruebas que tenemos que ganar para acrecentar nuestra fe. Alguien que fue a la universidad se quejaba de "tanto" examen, porque él llegó allí para ser un profesional no para estar pasando exámenes. Pero, si no gana los exámenes la pregunta es ¿ganará un juicio siendo abogado? ¿sanará a un paciente siendo médico? ¿construirá un buen edificio siendo ingeniero? si no es probado antes... Meditemos.

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