sábado, 12 de febrero de 2011

La transición siempre es difícil.

Llamamos transición a ese "período de tiempo" que transcurre cuando hay cambios en algo o en alguien. Por ejemplo, en éstos días hay una "transición en Egipto", ¿por qué? Pues porque cae un gobierno y asume otro.

El punto al que nos queremos referir es éste: "Todo cambio trae dificultades". Hoy, en la nación egipcia inicia una serie de dificultades porque las personas que vienen definitivamente tienen pensamientos "diferentes" a los que salieron. Eso no es nada nuevo. En Israel hace dos mil años también hubo un periódo de transición que fue difícil. Imagínese usted el escenario: Dos mil años de funcionamiento de la Ley Mosáica, dos mil años en los cuales la clase religiosa había impuesto cargas a las ovejas que ellos mismo no podían llevar; dos mil años en los cuales la clase religiosa dominaba a las ovejas con temor y temblor; dos mil años en que la clase religiosa impuso ritos, normas, y dogmas que Moisés no había impuesto. Y luego, viene alguien que ni estudió con ellos, que no caminó con ellos, y, encima, que no piensa como ellos, que no hace como ellos, pero que predica con autoridad, y esa autoridad, hace que le sigan multitudes que inician a ver a los religiosos como un hato de aprovechados de la religión.

Tres años y medio de transición... y difícil. Ahora, las personas eran más importantes que los ritos; ahora, no había que cumplir por temor sino por amor; ahora, no eran arriados sino guiados; ahora, toda carga no debían llevarla ellos sino dejársela al pastor de las ovejas; ahora, se anunciaba libertad y no esclavitud. Tres años y medio que no pertenecían al Antiguo Testamento pero que aparentaban no pertenecer al Nuevo Testamento, aún y cuando, eran su inicio. Meditemos.

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