sábado, 7 de mayo de 2011

En la integridad de mi corazón.

Todos añoramos tener una pareja, un hijo-a, unos padres, y hasta unos amigos "confiables", ¿qué significa eso? Pues simplmente que anhelamos tener a nuestro lado personas con las cuales poder contar en el día de la angustia, y en el día de la alegría.

¿Cómo hacemos para ello? Bueno, los padres y los hermanos nos los da Dios y no hay mucho que podamos hacer, aún y cuando por la gracia de Dios casi todos tenemos padres y hermanos confiables. Pero con respecto a los amigos, a los vecinos, o, a un socio en la empresa, eso sí que depende de nosotros el elegir. ¿Cómo lo hacemos? Pues la escritura nos da un buen consejo en el Salmo 101:2 "En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa, no pondré delante de mis ojos nada injusto". Si luchamos por ser de esa clase de personas, nos costará tanto, padeceremos tanto, que cuando lo estemos intentando NO querremos arriesgar esa lucha cuando se acerque a nosotros una persona que no tiene el mismo ideal.

Ver la integridad en el corazón ajeno, quizás en los días antiguos no era fácil pero hoy en día sí. Hoy en día la persona que está buscando la íntegridad no está buscando riqueza inmediata, no está buscando satisfacerse a sí mismo antes que a su familia, sobresale delante de los demás. Meditemos.

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